Título: El amo del tiempo
Autor: Francisco Escobar Olivas
“Albores del siglo XX.
En un mundo rural enterrado entre montañas, Nicanor descubre que puede
convertirse, a pesar de sus propias taras y las de la sociedad que lo
encasilla, en el amo del tiempo.”
Estamos en un pequeño pueblo en el que nunca pasa nada.
Todo el mundo parece tener prefijado su destino al nacer: el rico cacique manda
y dispone, el alcalde permite los trapicheos a cambio de su parte, el maestro
intenta enseñar unos rudimientos de educación a los pequeños, el cura educa
para la obediencia y los pobres acatan y sufren mientras el guardia civil se
preocupa de que nadie se salga del redil.
El protagonista de la historia es Nicanor, nacido de
familia pobre y con un retraso que le impide comunicarse correctamente con los
demás. Debido a ello recibe el sambenito de tonto (o loco) del pueblo y las
burlas y odios de todo el mundo. Sin embargo, Nicanor es inteligente y, en la
medida de sus posibilidades, intenta escapar de su destino, consiguiendo llegar
a encargarse del mantenimiento del reloj del pueblo, aunque nadie le trate con
un mínimo de respeto. Allí descubrirá que, de vez en cuando, tiene la capacidad
de detener el tiempo, cosa que aprovechará en su beneficio.
La otra persona que intenta rebelarse contra su destino es
María Pulido, la hija del cacique. Atea e instruida, no desea otra cosa que
vivir tranquila a su aire, pero como hija de familia bien, no tiene más remedio
que conformarse con un matrimonio de conveniencia sin rastro de amor, que la
convierte en una paridora de hijos y un mueble que adorna la casa.
Usando de una manera muy original los relojes y el tiempo
como leit motiv de la historia, somos
testigos de la infancia de los dos protagonistas y de su paso a la adultez, que
trae la aparición de las capacidades de Nicanor. Mientras tanto, parecen
avecinarse tiempos de cambios, pues el cacique local desea dar un último golpe
de mano que le asegure la supremacía total en el pueblo.
Este libro me ha hecho recordar en muchos momentos
-especialmente al inicio- como era la vida en los pequeños pueblos de Castilla,
siempre tan tediosa y rutinaria, casi detenida. Mi abuelo no deja de contarnos
pequeñas anécdotas y pequeñas historias de sus tiempos mozos y sus travesuras y
no he podido evitar enternecerme recordando sus graciosas chanzas y lo bien
representadas que las he visto en el libro. (Gracias)
Es una novela rural, muy bucólica, con unos personajes muy
bien descritos y unos toques de realismo mágico muy frescos que encajan muy
bien con esa obsesión por los relojes de varios personajes. El lenguaje
utilizado es muy lírico, con una abundancia de adjetivos casi abrumadora y un
vocabulario muy “de pueblo” que contribuye positivamente a dar ese ambiente
bucólico que demanda la novela. El mayor problema (que no defecto) que hay en
la novela es su exagerada plétora de elipsis que puede provocar alguna ligera
confusión en algunos momentos y que obliga a leer con atención para no ver
saltos de calles a chimeneas en apenas una línea.
Siempre es agradable ver a nuevos pequeños autores que,
aunque desconocidos para el gran público, saben deleitarnos, desde su modestia,
con historias interesantes y bien contadas.
Nota: 8
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