Título: El hombre sonriente
Autor: Henning Mankell
Título original: Mannen som log
“El abogado Gustaf
Torstensson conduce inquiero su vehículo por una carretera solitaria. De
repente, delante de él, ve una silla plantada en medio del asfalto, y en ella,
un muñeco del tamaño de un ser humano. Torstensson frena en seco y, aterrado,
sale del coche para ver la fantasmagórica aparición. Es lo último que hace en
su vida. El inspector Wallander se sumergirá en un complicado caso de
delincuencia económica, y la sensación de que su vida corre peligro no lo
abandonará en toda la investigación.”
Nos encontramos con la cuarta novela de la saga Wallander
(se pueden leer sueltas, ya que los libros no tienen mucho que ver unos con otros).
Después de los hechos acaecidos en La
leona blanca, Kurt Wallander ha caído en una fuerte depresión, circula de borrachera en borrachera y no desea otra cosa que jubilarse. La repentina muerte de Tortensson le obligará a olvidar sus traumas
durante unos meses y enfrentarse de nuevo a la maldad del ser humano.
Como una buena novela negra, la trama se centra
principalmente en la investigación que la Policía sueca lleva a cabo.
Minuciosamente, vamos siguiendo todos los pasos y avances de la misma. La
policía científica tiene mucha importancia y resulta muy curioso ver cómo, en
unos pocos años, la sociedad y la investigación ha cambiado tanto: la novela
está escrita en 1993 -hace nada- y aún no hay Internet ni teléfonos móviles,
los ordenadores están empezando a dar el salto, pero todo se hace manualmente
-la novela transcurre en el momento en que se empiezan a digitalizar los
primeras cosas, con el consiguiente caos de documentos-, vamos, sin ninguna floritura tipo CSI…
Desde un primer momento queda claro quién es el asesino pero la gracia del libro estriba en seguir la investigación para poder
culpabilizarlo. Paso a paso, el grupo va avanzando y encontrando prueba tras
prueba. Mientras tanto, el asesino dará muestras de unas buenas dosis de mala uva
e irá intentando detener la investigación de manera bastante
expeditiva -y con mucho humor negro-.
El protagonista de toda la acción es el carismático Kurt
Wallander que se muestra muy humano y creíble. Es imposible no encariñarse con
él, ya que rebosa vida y nunca nos defrauda. Es, ante todo, una persona real,
de las que te podrías encontrar cualquier día. Dedicado y obcecado, intenta
siempre llevar a cabo las decisiones correctas mientras contempla horrorizado
la capacidad del ser humano para causar el mal a sus semejantes.
Del resto de personajes que ayudan a Wallander, llama
especialmente la atención la aparición de Ann-Britt Höglund, que es la primera
mujer policía de la pequeña comisaría de Ystad. Novata, pero brillante y aguda,
lucha por hacerse un hueco, ya que en el cerrado ambiente de la comisaría flota
la idea de que al ser mujer se es peor policía que los demás. Una buena inclusión de un personaje femenino, con un toquecito de denuncia bien puesto. Además, me agrada la idea
de que pueda ser amiga de Wallander sin que en ningún momento se de pie a que
pueda pasar algo más, cosa algo inusual en las historias.
En este libro encontramos todos los elementos de una
excelente novela negra: un caso turbio y con multitud de ramificaciones, un
policia carismático, una atmósfera opresiva y una investigación bien llevada.
Todo esto, unido a un estilo fácil y ameno, es un cóctel ideal para crear una
absorbente novela bien entretenida que hará las delicias de todo amante del
género.
Nota: 8
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