viernes, 13 de noviembre de 2020

El caso de Hana y Alice

Tengo un chillón de películas de animación japonesas recientes por ver, con una reserva que no deja de incrementarse. Eso no implica que vea un puñado de estas propuestas, como justo vengo a reseñar.

Hana y Alice son dos vivarachas e imaginativas estudiantes de un instituto cualquiera de Tokyo. La repentina desaparición de uno de sus compañeros de clase y una serie de extraños sucesos a su alrededor les lleva a pensar que se ha producido un asesinato. Ambas decidirán saltarse un día de clase para investigar lo ocurrido, lo que indudablemente les llevará a un buen puñado de sensaciones inesperadas.  

Esta inofensiva historia de detectives juveniles es, en realidad, una suerte de precuela de Hana y Alice, una película éxito en Japón de 2004, dirigida Shuji Iwai. En ella, las protagonistas vivían sus primeros amores y se abrían al mundo adulto entre los nervios previos a la entrada a la Universidad. Con la idea de celebrar el décimo aniversario de su estreno, el mismo director decidió retomar su proyecto más exitoso explicándonos como se conocieron las dos carismáticas protagonistas, narrando las aventuras que forjaron su amistad. Como las actrices que les dieron vida en 2004 (Anne Suzuki y Yû Aoi) ya estaban un poco más crecidas, Iwai decidió adaptar el guión a un anime en el que ambas actrices pusieran la voz a Hana y Alice una vez más. No es una información que requiera saberse de antemano para apreciar la película (yo mismo tampoco la conocía), pero sí que permite apreciar mejor los matices de la amistad que se forja a lo largo que sus minutos.

Aunque tenga adolescentes y veleidades detectivescas, El caso de Hana y Alice no se inscribe exactamente dentro del género juvenil o de intriga. Constituye un delicioso slice of life en el que se narra, sin trascendencias gratuitas, la vida de dos estudiantes de instituto. Con cierta voluntad de retrato costumbrista, discurre sobre la realidad cotidiana y las inquietudes  de un par de chicas normales, con situaciones cercanas y reconocibles. Me encanta especialmente el fragmento en que una de ellas debe perseguir a un sospechoso y se equivoca de persona, pasando a seguir a un hombre mayor de lo más inofensivo, contrastando así los puntos de vista de la vida desde la vejez y la adolescencia.

Ya desde los primeros momentos, se puede apreciar que la animación sigue patrones poco usuales para los cánones del género. Los movimientos son raros, con desplazamientos más fluidos y “reales” de lo que estamos acostumbrados. El motivo se halla en la técnica utilizada, la rotoscopia, en la que primero se filma la acción con actores reales (de hecho las propias Hana y Alice originales) y, posteriormente, se dibuja y pinta encima el anime que vemos. Se renunció en gran parte a la ayuda digital, realizando este proceso de manera casi totalmente artesanal, utilizando una paleta basada en la acuarela que le da un aspecto único a la película. Los fondos, sacados de cientos de fotos reales de Tokyo, están retratados con mimo para conseguir un resultado genial, lleno de belleza. 

El director (y guionista) tiene muy claro qué contar y cómo lo va a contar, con dos personajes protagonistas que despiden una estupenda química entre ellas. Se desarrolla estupendamente el distintivo carácter de cada una de ellas, con diálogos bien hilvanados y un desarrollo de la trama perfectamente verosímil para un par de adolescentes sueltas en una ciudad que les sobrepasa. La naturalidad con que brota la amistad entre ambas y la estupenda resolución del misterio está narrada con una sutileza admirable, haciendo brotar un agradable calorcito en nuestro interior sin caer en sensiblerías.

Se le puede criticar que la vida de un par de adolescentes de principios del milenio tiene poco de interesante (tampoco lo criticaremos), además de que el espacio utilizado para desarrollar la amistad deje luego poco metraje para explicar una historia que tampoco es compleja de un inicio.

Puede que El caso de Hana y Alice no tenga nada especialmente trascendente, pero está concebido con cariño y rematado con talento. Si somos de los que (de vez en cuando) gustan de entretenerse con la alegre vida cotidiana de la gente normal, se convierte en una delicia la mar de simpática y agradable.

 

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.3 

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