Me asusté mucho cuando conocí que se iba a realizar este
proyecto. Puede que no haya leído el cómic original de Anacleto, pero recuerdo
mis años mozos cuando no me separaba de este atípico agente secreto creado por
el particular dibujante Manuel Vázquez. Y encima lo iba a interpretar un actor
al que le tengo tanta ojeriza como Imanol Arias. Vamos, el horror.
Y luego, mi sorpresa. Esta película funciona al trasladar
el comic-parodia de James Bond a la gran pantalla. Coge al Bond mas Brosnan, le
añade toques de Kingsman (que derrocha estilo) y un poco de la cotidianeidad de Cuéntame y tienes
Anacleto: Agente secreto. Durante 90 minutos se cumple el sueño de tener a
Bruguera trasladado (ejem ejem) al Marvel Cinematic Universe.
El principal valedor de la película es un humor muy
fresco, con muchos dejes a la simpatía que desplegaba el Ministerio del Tiempo (castizo pero
bien encontrado). Además, se las arregla para tener una excusa argumental
suficiente que aguante el armazón y proporcione 90 minutos de buena diversión.
Es justo como comedia paródica cómo funciona mejor, partiendo casi del mismo
punto que Kingsman: el círculo de oro,
pero pero haciéndolo bastante más nuestro sin baches de importancia. Los gags
se basan en la comedia física y un humor negrísimo bastante bruto, alejándose
por suerte de la comedia patria más casposa, arreglándose para marcarse gags
tan bien encontrados como el del suero de la verdad o la sobredosis de
cacahuetes.
A diferencia de lo que ocurría recientemente con Fe de Etarras, esta vez el elenco está a
la altura, con un despliegue de empaque que sorprende en una propuesta de la
que uno no esperaría más que chorradas y acción. Imanol Arias se cree a
Anacleto y se nota que disfruta encarnando al incansable espía fumador. Por su
lado, Quim Gutiérrez (me lo tiro) está otra vez graciocísimo destacando la
inesperada y estupenda química entre ambos personajes. El mismo Vázquez,
creador del personaje, aparece en pantalla, interpretado por un irreconocible
Carlos Areces, que vuelve a hacer el papel de atontado que tan bien se le da.
Y es que encima la acción está bien hecha. Vale, no la
podemos comparar con las zumbadas de los blockbusters yanquis, que no hay tanta
pasta aquí, pero sí que evoca acertadamente las propuestas del Matthew Vaughn
más gamberrete. Los medios son más holgados de lo habitual y se nota. Puede que
sea algo brutota para algunos estómagos pero el nivel de desmadre es de
bandera.
Otro detalle que recuerda a un Kingsman patrio es la
cantidad de bastardadas muy extrañas que te lanzan encima. Para muestra la
fábrica de Fuets catalana que sirve de tapadera al protagonista, tal útil para
deshacerse de cadáveres como para fabricar letales armas contundentes. A
destacar un par de diálogos que me hicieron caer de la silla:
- Pero papá, ¿a cuantos has matado?
- Mmm… Menos de mil, ¿te vale?
Y otro, a través de la radio:
- “Lo siento, no le podemos enviar refuerzos debido a los
recortes. Tendrá que apañárselas solo”.
Lo que esperaba que fuera una basura se convierte en un
entretenimiento de calidad, un producto muy digno y divertido. Funciona
estupendamente como una comedia bastarda con mucha acción. Evidentmente, no
deja de ser española y no todo el mundo casará con las bondiadas salidas de
madre que se gasta, pero bueno, es un cine que hace falta en este país:
desacomplejado, atrevido y decididamente, puro y duro entretenimiento.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 5.6
Nominado a goya efectos especiales y sonido, se lleva los
primeros (oye, que están bien hechos).
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