Lobezno
siempre ha sido el mutante más carismático de la gran pantalla, lo que incluso le
sirvió para conseguir tener película propia (inicialmente de una serie más
grande xD), que cosechó cierto éxito a pesar de su cuestionable calidad. Su
continuación tampoco es que fuera gran cosa. Por ello, no pensaba ponerme con
esta tercera parte, a pesar de que el tráiler prometía ser una propuesta
diferente. Pero bueno, durante mi exilio en el norte, uno se aburre y desespera
mucho y claro, se lanza a hacer cosas que no habría hecho normalmente. Bien que hice.
“I hurt myself today to see if I still feel I focus on the pain, the
only thing that’s real…” la rota voz de Johnny Cash se clava en las entrañas
desde un primer momento. “Me hice daño a mí mismo hoy, para averiguar si todavía
sentía algo. Me centré en el dolor, la única cosa que es real…”. Lobezno, el
inmortal vive en una agonía infinita. ¿Cómo soportar el día a día cuando todos
los que aprecias han muerto y estás condenado a ver amanecer hasta el fin de la
eternidad? Nada queda para Logan sino un dolor que le confirma, indifectiblemente, que todavía sigue vivo y así seguirá por siempre…
Realmente
no estaba preparado. En mi ingenuidad, uno esperaba una cosita ligera, quizás
con algo de acción más seria, pero sin dejar de ser un entretenimiento fácil.
Logan es diferente a casi cualquier propuesta de Súpers que haya visto nunca en
la gran pantalla. Desmitifica la figura del mutante invencible, fastidiando
cualquier idealización que pudieras tener y le obliga a llevar una existencia
descarnada e impía, decidicamente pesimista, sin por ello perder un ápice de
carisma. Si no fuera por las garras, podría tratarse de un Western crepuscular
al más puro estilo Sin Perdón. A fin
de cuentas, el autor del cómic original (Mark Millar) ha declarado haberse
inspirado en la película de Clint Eastwood para crear Old Man Logan (un cómic muy original pero tampoco nada
espectacular)… Este obvio cambio de ambiente no se aprecia sólo en la insual
cantidad de insultos o la violencia visceral que asoma a cada momento, pues es
algo que ya hemos visto en Deadpool,
sino en el hecho de que la película no tiene supervillanos, ni la Tierra está
en peligro, ni aparecen extraterrestres con ganas de marcha. Logan aborda temas completamente maduros
como la vejez, la depresión y los remordimientos. Estamos ante un héroe
devastado, un perdedor al que sólo le queda coger la siguiente borrachera para
soportar todo aquello que ha debido dejar atrás.
A lo
largo de 17 añazos, Logan ha sido Hugh Jackman y High Jackman ha sido Logan.
Nadie podría haber mejor para trasladar a la gran pantalla la brutalidad de un
ser perpetuamente enfadado, siempre presto a sacar las garras y arrojar
comentarios sarcásticos pasados de rosca. Pero representar a este torturado
ser lleno de cicatrices que no podrán sanar jamás es algo que creía fuera del
alcance del forzudo australiano. Curiosamente se saca el que probablemente es
el mejor papel de su vida (justo después de verle en el más vergonzoso de ellos
xDDD). Vemos al humano que hay detrás del mutante, lleno de sentimiento y
amargura, cuyos comentarios sarcásticos están llenos de maldad y resentimiento.
Carisma triste y desagarrador.
Esta
rabia sin sentido que aflora del personaje de Hugh Jackman se transforma cuando
aparece Laura, una versión femenina de sí mismo, tan rabiosa y salvaje como él,
un reflejo de que la redención existe, si recibe la guía adecuada que Logan
nunca tuvo. Si me he desecho en elogios para con Jackman, más debo dedicar a la
impresionante Dafne Keen Fernández. Sobrecoge encontrar una actriz tan pequeña
capaz de transmitir tanta violencia y sed de sangre como ella. Laura Kinney (o
X-23 ;)) es puro salvajismo desbocado, que Keen consigue hacer creíble sin
perder un ápice del carisma de su “padre”, con la rebeldía de un preadolescente
que busca su lugar en el mundo y la búsqueda de una figura paterna a la que
querer. Flipa además como se juega tan acertadamente con el bilingüismo del
personaje (y de la actriz) para aumentar los problemas de comunicación entre
ambas máquinas de matar, Keen cambia de idioma (y de acento) como nada,
precioso.
Como ya
debe de haber quedado claro, Logan se
aleja de las satisfactorias películas de evasión de Marvel, bien acotadas para
divertir, agradar a todos los públicos y que, últimamente dejan la sensación de
estar viendo la misma película una y otra vez. Logan se ve beneficiado por la poderosa carga emocional que
contiene para clavarse en el recuerdo, presentándonos lo que nunca vemos, el
ocaso del superhéroe condenado a recordar que ya no es el que fue. Este
planteamiento se aprovecha con acierto por el siempre sólido James Mangold (El tren de las 3.10) que incluso es capaz de aportar enjundia a las películas más
chorras (Noche y día). Encontramos pues, personajes bien desarrollados (¿a que
no os habíais dado cuenta?), una fotografía seca y, sobretodo, una parsimonia al
desarrollar la historia que sorprende por su ritmo mesurado, dando el tiempo
necesario para que pose y deje huella. No se olvida de poner un tono
brutal en las escenas de acción, crudas y desagradables en su factura, pero sin
perder un ápice de credibilidad. Muy alejadas de las acrobacias imposibles de
los saltimbanquis en uniforme marvelianas, las imágenes de la pequeña Dafne
Keen arrancando cabezas y atravesando pulmones deberían revolvernos las
entrañas (y lo hacen), pero no por su falta de sentido, sino por su
autenticidad.
Y qué
canciones, por Crom, qué canciones. La banda sonora se ha escogido con lo más
florido del country crepuscular norteamericano (con Johnny Cash a la cabeza),
contribuyendo a sumergirnos dentro de una vorágine de turbulenta decadencia en
la que Logan parece recordar cada error cometido, lamentando con dolor cada
ocasión perdida para ser feliz.
Logan es de estas películas que si te pilla con el pie
cambiado, te puede dejar tonto. Mientras te revuelve las entrañas con su
descarnada melancolía, es un recordatorio de que todo tiene su final, y éste
es, siempre, nostálgico y dramático. Todo un rara avis dentro de su género, te lleva a lugares que nunca
esperarías visitar en una película de súpers, recomendable incluso para los
profanos e inmejorable despedida para un personaje que nos ha acompañado en la
gran pantalla durante los últimos veinte años.
Nota: 9
Nota
filmaffinity: 6.9
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