Ya que estrenaban el T2 de Trainspotting (que ya aparecerá
por aquí un año de estos), decidí recordar viejos tiempos de cuando era un chavalín
impresionable y refrescar mis recuerdos con la película original de 1996,
cuando Ewan McGregor era un desconocido y Danny Boyle no tenía el puñado de
Oscars que tiene ahora.
Si no me falla la memoria, nuestro profesor de Filosofía
(¡Mújico, un saludo!) nos la puso en primero de Bachillerato y, bueno, no estábamos
preparados. Salimos todos alucinando, con un debate post-película de lo más
jugoso (y que recuerdo con cierto cariño). Si es que esa es la mejor manera de
ver esta película, cuando eres un chaval que empieza a despertar al mundo y no
deseas más que soltar un sonoro "fuck you" ante cualquier cosa que
pase por delante.
La película se basa en la novela del mismo nombre
publicada en 1993 y escrita por Irvine Welsh (muy recomendable, por cierto).
Este se nutría de sus conocimientos sobre los bajos fondos de Edimburgo y su
periodo de adicción a la heroína para "inventarse" las tragicómicas
aventuras de Mark Renton, un yonqui de Edimburgo, que intenta (más o menos)
separarse de su banda de compañeros, perdedores, mentirosos, adictos, psicópatas
y ladrones...
Danny Boyle nos brindaba una dirección vertiginosa,
provocadora, cruda y llena de hallazgos ingeniosos que al mismo tiempo
destilaba una fluidez narrativa acorde con la visión de los personajes de la película:
Una "simple" sucesión secuencial de segmentos de una vida vivida al límite,
sin la conciencia de que existe un mañana. La propia metáfora de la taza del váter
como inmersión en el mundo de la droga es bastante ilustrativa. Sin contar con
escenas impagables que se graban a fuego en la mente de cualquier adolescente
(la conversación sobre la identidad escocesa, el mono lleno de venas, trenes y agonía
o la sobredosis en un ataúd con Perfect day de fondo).
Por su parte, el guion realizaba una brutal disección humorística
de lo trágico, obligándote a partirte el pecho con cosas que no deberían hacerte
ninguna gracia entre puñetazo y puñetazo en el estómago. Pueblan la película un
puñado de tarados de lo más odioso pero que se hacen imborrables: El adorable atontado Sput, el amoral
interesado Sick Boy, Begpie el psicópata peligroso (curioso que sea el más
peligroso y perturbado cuando es el único
que no se droga, je je) y, sobretodo, el cínico Mark, un cabroncete que sabe
demasiado de la vida, gozando de las
mejores frases y un par de monólogos de lo más inspirado, con ese rancio y
característico acento escocés (imperativo ver esta película en V.O).
"Elige
la vida; elige un trabajo; elige una carrera; elige una familia; elige un
maldito televisor; elige una lavadora; elige un coche; elige compact discs o
abrelatas eléctricos; elige la salud, el colesterol bajo y los seguros
dentales; elige una hipoteca a tipo fijo; elige un piso; elige a tus amigos;
elige ropa deportiva y maletas; elige pagar a plazos una ropa de marca; elige
el bricolaje; elige preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana;
elige sentarte en el sofá y ver concursos que te emboten la cabeza y te
aplasten el espíritu mientras llenas tu boca de comida; elige pudrirte de viejo
cagándote y meándote en una residencia miserable, siendo una carga para los
'hijos de puta' que engendraste para sustituirte; elige tu futuro; elige la
vida. Pero, ¿por qué querría yo elegir algo así? Elijo no elegir la vida."
¿Cómo no sentirse afectado por los dilemas que asaltan al
protagonista? Choose life? Why? Quizás sea mejor tan solo preocuparte por
conseguir tu dosis diaria de paraíso y olvidarte del estrés, los problemas y
las preocupaciones... así eres, entonces, un kamikaze mental, si hay plan, mal plan, pues en un
adicto no verás dispersión, hay constancia y mucha dedicación. Pero bueno, igual la vida normal no esta tan
mal....
Otro de sus aspectos que la hacen tan especial es su estupenda
banda sonora, con temas de Iggy Pop, David Bowie, Blur, o el ya mencionado de
Lou Reed, entre multitud de hits conocidísimos que suenan justo cuando se
necesita. Para los que crecimos en los noventa, ésta era la banda sonora de
nuestra vida, ¿cómo no disfrutarla?
Trainspotting
marcó, pues, a toda una generación. Traía consigo un
chorro de aire fresco, un aroma rebelde y un “no a las drogas” lleno de cinismo
y mala leche, muy acorde con los tiempos. Sin embargo, me he encontrado que no
cuajan tanto con las nuevas generaciones. Sus referentes son diferentes y, al
no haber vivido esos años locos, no conectan de la misma manera con la música
ni con la nihilista idiosincrasia de los protagonistas.
Ello no debe permitir que hagamos de lado a una película icónica de una década, que catapultó a la fama a Danny Boyle y sobre todo a Ewan McGregor, ¡que superó su adicción a las drogas para convertirse en Maestro Jedi y todo! Una ¿comedia? muy ácida, muy disfrutable, llena de mala leche y puñaladas en el alma. Más que recomendable.
Nota: 10
Nota filmaffinity: 8.1
PD: Estoy de acuerdo con Sick Boy, "Los intocables es una mierda."
PPD: Después de un tiempo viviendo por ahí cerca, me he sorprendido reconociendo muchos de los escenarios de la película. Hace veinte años, la carrera por Princess Street me pareció un poco random, pero ¡no sólo está rodado siguiendo la realidad, sino que es la principal calle comercial de Edimburgo! Excepto el lavabo más asqueroso de Escocia, creo haber estado en la mayoría de escenarios ^^.
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