Libro 57 de la Cesta'13 (de los que ya empiezo a tener un
montón leidos) y Recomendado desde la CLO por Filoloca. Cuando llega a mis
manos, me sorprendo por la pequeñez de esta cosita de libro, que estoy seguro
de que me despisto y ya me lo he acabado.
Título: Quisiera que alguien me esperara en algún lugar
Autor: Ana Gavalda
Título original: J’aimerais que quelqu’un m’attende
quelque part
“Un comercial que
pasa la vida en la carretera descubre por azar las insospechadas consecuencias
de tomar un determinado desvío; una hermosa mujer se cita ilusionada con un
desconocido y en pocos segundos le ve con otros ojos; un padre de familia se
reencuentra con el amor de su vida; una veterinaria se enfrenta a dos hombres
que la tratan como auténticos animales…
Los
doce relatos de Quisiera que alguien me esperara en algún lugar ponen al
descubierto emociones humanas esenciales que cobran su mayor intensidad en
momentos cruciales”
Este librito es un pequeño compendio de relatos del día a
día, protagonizados por personas que sudan, respiran e intentan vivir en el
mundo real. A pesar de que tocan temas muy diferentes, casi todos orbitan en
torno a la necesidad de amar y sentirse amados, la soledad y la necesidad (o
falta de ella) de buscar a alguien con quien compartir la vida, oportunidades
perdidas y reencontradas.
Las 8-10 páginas de cada uno de las historias están
escritas con una naturalidad que permite leerlas en un suspiro. En un buen
ejercicio de saber hacer, en un suspiro sabemos de dónde viene cada personaje.
Es verdad que nos faltan datos, pero nuestra experiencia y la acertada prosa de
Gavalda se bastan para que podamos rellenar todos los huecos (importantes) que
necesitamos. Como suele ocurrir en estos compendios, los hay más adecuados para
nuestra personalidad (con los que conectamos en cero coma) y otros que se nos
hacen más lejanos (que acabamos en menos de diez minutos antes de llegar al
siguiente). Además, tienen el tamaño exacto para dejarnos satisfechos e intuir
qué ocurrirá posteriormente, sin esa desazón que dejan los relatos que piden
una novela para ellos solos.
El argumento de los relatos es de lo más variado: Un
joven que roba el Jaguar nuevo de su padre para una escapada inofensiva, pero
que consigue un nuevo metalizado con la ayuda de.. un jabalí. En otro, un
hombre que ha conseguido ligar con la mujer de sus sueños, pero no puede
quitarse de la cabeza el sillón que se acaba de comprar en IKEA. Una mujer se
reencuentra con los borrachos que la violaron años atrás. Un soldado que vuelve
del frente y no sabe que encontrará o el que me ha emocionado más, el de dos
ancianos que se han dicho todo lo que debían decirse, para los que se les ha
acabado el amor pero que tampoco están con fuerzas para buscar una nueva
relación y aguantan, amargados con lo que la vida les da.
Gavalda demuestra lo que es escribir con economía. Todos
los relatos están contados en primera persona. Sin florituras ni metáforas
gratuitas. Dar voz al personaje principal le aporta mucha enjundia, creando así
pequeñas gemas que son al mismo tiempo conmovedoras e interesantes. Lo que
consigue con tan pocas palabras es impresionante. Se guarda tiempo para las
emociones, la provocación e incluso algunos resquicios de humor ácido con muy
mala gaita. Reconozco que me quedo con ganas de conocer a esta autora más
profundamente y, quizás, ver de qué es capaz si se le da más espacio (algún
siglo igual me pongo a ello…)
Al final, una pequeña joyita que devorar en media tarde o
a degustar disfrutando con calma de cada relatillo. Quizás el mayor problema es
que no te das cuenta y el libro se ha acabado.
Nota: 7
Nota goodreads: 3.58
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