Y llegamos al quinto libro de la
saga de los Fantasmas de Tanith. Van sumando y bien!
Autor: Dan Abnett
Título original: The Guns of
Tanith
“Las
heréticas fuerzas del Caos se defienden con ferocidad en la Cruzada de los
Mundos de Sabbat. Las fuerzas del Imperio, dispersas y con las líneas de
suministro cortadas, se ven frenadas en seco. El coronel comisario Gaunt y los
Primeros y únicos de Tanith deben reconquistar Fantine, un mundo rico en
promethium, pero tan arrasado por la contaminación que el único modo de
atacarlo es mediante un peligroso asalto aerotransportado que no se ha
intentado nunca.”
Después de una decepcionante
cuarta entrega, Abnett vuelve a mostrarnos a sus Fantasmas en plena forma.
Quizás insatisfecho por el resultado de un libro más dramático, Abnett deja un
poco a un lado las tramas complicadas y ofrece un puro espectáculo de acción
muy bien trenzado.
La novela narra la campaña para
recuperar Fantine, uno de los principales planetas productores de combustible
del Sector y expulsar a las fuerzas de Sagatar Slaith, pero nosotros no vemos
el escenario general (como sí pasaba en Los
primeros de Tanith o en Necrópolis).
Casi como si fueran tres relatos cortos que comparten conexto, somos partícipes
del papel que toman los Fantasmas en la recuperación del planeta. Están
hilvanadas con ese lenguaje ágil que tiene Abnett, que consigue que pases
páginas a velocidad de vértigo.
La primera parte ocupa la toma de
Cirenholm. La acción se sitúa in media
res. Estamos en mitad de la lucha, aunque no sabemos bien porqué (se nos
explica luego). La acción no descansa y los Fantasmas están en una situación
apurada mientras afloran cada vez más las tensiones entre las dos facciones de
los Fantasmas. La tensión se masca mientras la situación es cada vez más
desesperada, pero su habilidad de infiltración les permitirá tener una
posibilidad de salir con vida.
Una vez acabado el asedio a
Cirenholm, el ejército se lame las heridas e intenta recuperarse para el
siguiente asalto. Un brutal asesinato zarandeará la tranquilidad que todos
desean. La aparente culpabilidad de uno de los Tanith más carismáticos forzará
la intervención de Gaunt en el proceso. Con muchos detalles de la mejor novela
judicial, Abnett nos narra el caso y cómo nuestro comisario favorito fuerza los
mecanismos para liberar al soldado Caffran, aunque esto implique culpabilizar a
un Verghast no tan carismático (Cuu). De fondo, se nos va dejando caer lo que
será la conclusión del libro: una infiltración aérea en Ouranberg, la última
ciudad en manos del Caos.
Y es justo esa la última parte.
El número de personajes desciende drásticamente, pues sólo seguiremos a los
participantes de esta misión, “olvidándose” un poco del resto. Los Fantasmas
deben infiltrarse en Ouranberg para asesinar al Señor del Caos que comanda la
ciudad. La historia se reduce al asalto aerotransportado, camuflados durante un
bombardeo; y a la posterior penetración en la ciudad de los cuatro comandos,
mostrando el temor que sacude las mentes de los soldados mientras superan todas
las peripecias a las que se enfrentan en esta misión encubierta. Ésta es la
mejor parte de toda la novela, pues Abnett consigue hacer cincuenta páginas de
pura tensión y nervios que no te permiten dejar de leer en ningún momento.
Vuelve la acción adrenalítica a
los Fantasmas. Abnett ha echado el resto por conseguir un libro absorbente y
viciante. Fuera las sutilezas y las complicaciones. Acción pura y dura mientras
se mantiene una trama de fondo que hile todo e ilustra las adversidades a las
que se enfrentan los Fantasmas.
Después del derrumbe que sufrió
en Guardia de Honor, el Comisario Gaunt se está recomponiendo. Dispuesto a
no volver a fallar, se ha envuelto en un aura de rectitud y formalidad que lo
vuelven distante y envarado. Esto le llevará a no prestar la atención adecuada
al principal foco de tensión en los Fantasmas: al provenir de orígenes
diferentes se producen muchos enfrentamientos y la actitud de Gaunt no ayuda a
calmar los ánimos. Las pullas no dejan de aumentar y la posibilidad de un motín
se hace cada vez más grande a cada momento.
Personajes históricos como Bragg o Corbec pierden protagonismo frente a nuevas incorporaciones como el
salvaje Cuu¸ cuyo personaje sigue
desarrollándose y adquiriendo cada vez tintes más desalmados y peligrosos. Todo
un mal bicho que no deja de inquietar.
El Comisario Hark gana también importancia. Ha sido asignado a los Fantasmas,
pero no deja de ser un comisario chapado a la antigua. Recto, inmisericorde y
brutal, cuyo meridiano criterio entre el bien y el mal choca frontalmente con
la particular forma de llevar la moral de Gaunt.
El Sargento Kolea sigue buscando un sentido a su vida mientras lucha
con los Fantasmas. No acaba de digerir lo que ha ocurrido con sus hijos y está
perdido. Y eso no es bueno cuando estás en medio de una guerra. A lo largo de
toda la novela vamos viendo cómo evoluciona su desesperada situación y como
Kolea busca una solución a sus extremos problemas.
Y luego, los comandos: Larkin, Varl, Mkoll, Milo… Los mejores
de los mejores son los escogidos para llevar a cabo la misión y oye, molan un
rato largo. Abnett les permite unas fardadas muy bien coreografiadas que hacen
que cada pérdida duela en el alma. Abnett nunca ha tenido piedad con sus
personajes y en este libro no se queda atrás. Hay pérdidas dolorosas.
La saga de los Fantasmas despega
de nuevo. El bajón de la entrega anterior se supera con unas ingentes dosis de
pura acción que a buen seguro gustará a todos los fans de la buena acción. Una
de las mejores y más dolorosas novelas de toda la saga. Pura adrenalina y
emoción.
Nota: 8
Nota anobii: 4/5
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