¿Este es el Oscar 2011? Pues lo encuentro bien merecido.
Albert es hermano pequeño del Príncipe de Gales, con una mujer amantísima y una vida plácida. No obstante, su tartamudez hace de cualquier aparición pública un gran suplicio. La cosa no tendría mayor importancia si no fuera porque su padre es muy mayor y su hermano mayor no parece querer aceptar los deberes que conlleva el trono, con lo que debe aparecer públicamente mucho más de lo que le gustaría. Consultas con muchos logopedas no consiguen mejorar su problema, agravado debido al hecho de convertirse en heredero formal al trono tras la muerte de su padre. Un nuevo logopeda con unos métodos algo excéntricos ayudará a resolver su problema, encontrando mucho más que un doctor en ello.
A primera vista la historia puede parecer algo pedante y poco interesante (la tartamudez de un príncipe), pero está enfocada desde un punto de vista muy humano, que consigue una cierta empatía. La película se enfoca más en el enfrentamiento de un hombre contra sus miedos y terrores, centrándose en la superación personal para poder cumplir con su deber.
ACTORES: Si algo hace grande a este film, son sus actores. Colin Firth da un gran ejemplo de cómo debe ser una actuación, consiguiendo, no sólo parecer tartamudo con una verosimilitud muy sorprendente, sino que también dota a su personaje de un realismo espectacular. Consigue que alguien tan alejado de nosotros como un príncipe inglés sea un personaje cercano del cual tener empatía, sin por ello renunciar a la altivez propia de su clase. Una actuación imperial que debería estar en todos los manuales a modo de ejemplo (Oscar merecidísimo, me hubiera enfadado si no lo hubiera recibido). A su lado tenemos a un también genial Geoffrey Rush, haciendo el personaje del logopeda. Una persona del pueblo, que, por circunstancias, tiene que tratar con la aristocracia. Construye a un personaje levemente irreverente y profundamente carismático, también inesperadamente humano y real. Una nominación también muy merecida (si se hubiera llevado el Oscar tampoco nadie se habría quejado). Helena Bonham Carter, por primera vez en mucho tiempo alejada de su marido encabeza el buen plantel de secundarios, otorgando una dignidad real muy bien lograda. Del resto, destaco a Derek Jacobi (Yo Clau… clan… Claudio) en el papel del arzobispo, un papel de 5 minutos, pero con mucha fuerza.
DIRECTOR: Tom Hopper se ha labrado una buena reputación dirigiendo muchas series y miniseries de época, siendo ésta una de sus primeras incursiones (y bien exitosa) en los largometrajes. La puesta en escena es técnicamente perfecta. Un buen uso de escenarios y un trabajo de vestuario y artístico magnífico. La imaginería es muy buena, sabe sacar todo el jugo a los magníficos actores que tiene y aprovecha un guión muy bueno para hacer una gran película. Como pega se le puede poner que es una dirección tan de manual, con un temple típico británico tan flemático, tan contenido, tan sobrio, tan british que hace que, a veces, le falte ese punto de trascendencia que convierte a una buena película en una grandiosa. Igualmente, el Oscar es muy merecido.
GUIÓN: Espectacular. La construcción de los personajes es perfecta, la evolución de los caracteres, lógica y lograda. El enfrentamiento del Rey y sus miedos, así como el afrontar sus deberes con todas sus consecuencias está bien resuelto y el desarrollo de la trama es excelso, haciendo que las más de dos horas pasen en un suspiro. Añadiendo a eso tenemos reflejada la confrontación hombre de la nobleza – hombre del pueblo, cómo reacciona uno frente al otro en su interacción y la sorprendente importancia que tiene lo que piensa uno del otro y lo que cambia sus vidas el haberse encontrado. Buenos diálogos, con algunos momentos simplemente magníficos. Otro trabajo de manual que debería servir de ejemplo.
En resumen, la mejor película del año. Una gran labor en todos los sentidos, con unas primorosas actuaciones por parte de los dos protagonistas que son capaces de dotar de alma a la historia y hacerla nuestra. Todo un ejemplo de cómo se deben hacer películas
Tiene algunas situaciones magníficas muy bien rodadas: La escena del discurso de Hitler: “este hombre si que sabe hablar”; la comida de los ya reyes en casa del logopeda o sus primeras lecciones; el discurso final, lleno de una tensión sorprendente (y además un discurso importante en la historia moderna), contrapuesto al discurso inicial en el hipódromo… grandes momentos.
Logue: Los silencios dan solemnidad al discurso.
Jorge VI: Pues yo debo ser el rey mas solemne de la historia (Impagable).
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.5
PD: No puedo evitar acordarme de las palabras de Kirk Lazarus (Tropic Thunder) “¿cuál es el grado de retraso que debes mostrar para que te den un Oscar?”
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