Ahora que escribo sobre esta película debo reconocer que
le tengo un montón de cariño, a pesar de sus limitaciones. Después de uno de
estos días en los que lo único que quieres es apagar el mundo y regodearte
en todas y cada una de las cosas malas que te están pasando, llegó perfecta
para permitirme apagar el cerebro durante 80 minutos. Todas mis
preocupaciones se centraron en una chica y un tiburón y todos mis problemas
quedaron atrás durante ese rato. Por primera vez en meses pude no pensar en
nada que no fuera la pequeña pantalla. A día de hoy, podría no parecer mucho,
pero poder aligerar mi carga mental de la manera en la que lo hizo me dio
fuerzas para levantarme un día más y decidir que tenía que buscar otro trabajo
que me alejara de esta isla (lo que llega a costar ponerse a cambiar una
situación que te hace desgraciado).
Puede parecer extraño que una historia tan simple
funcionara, o quizás justo debido a ello. Infierno
azul narra las desventuras de una
joven surfista que se queda varada en un peñasco costero, asediada por un
tiburón come-hombres que no tiene otra intención que perseguirla hasta la muerte.
Una historia nimia, casi inexistente, pero desarrollada con brío y aprovechada
con efectividad para componer 80 minutos de película. En estos días en que las
películas se rellenan con paja para que lleguen a las dos horas de rigor, da
gusto encontrar una propuesta en las que no falta ni sobra nada, que dura lo
que la historia pide que debe durar.
No se mete en follones filosóficos ni a charadas pasadas
de página. 80 minutos condensados de monstruitos con mala idea y todo lo que se
puede pedir para que tu cerebro haga un (necesario) reset: Un bicho bien
desagradable, una víctima propiciatoria y un continuo de escenas
suficientemente hilvanadas para que no puedas pensar en otra cosa que en lo que
ocurre en pantalla. Y en eso triunfa. Collet-Serra equilibra muy bien la
tensión y los sustos, sin añadir ningún detalle gratuito, pero marcando bien la
brutalidad innatural de un tiburón que busca hincar el diente como sea. A
destacar la belleza de los planos submarinos, la mar (je je) de resultones.
Se hace obvio que la película es un remake/homenaje a Tiburón, de la que roba inspiración y
mala idea. Por suerte, se nota desde un primer momento que hay cariño por el original, por lo que no
ofende encontrar según qué parecidos en el resultado final. Blake Lively, por
su parte, interpreta a la sufrida víctima. No desentona en ningún momento, y
funciona al transmitir la agonía del personaje, sin tampoco realizar un trabajo
trascendente.
Visto en perspectiva, es una película de serie B sin
pretensiones que te mantiene 80 minutos en tensión sin meterse en follones
injustificados en ningún momento. Terror funcional y correcto que da
exactamente lo que ofrece.
A veces no se necesita una obra maestra para cambiar una
vida. Hay veces que basta con llegar en el momento oportuno. No sé si sería por su simplicidad, por mi precario estado mental o por
qué demonios, pero sus 80 minutos fueron justo los que necesitaba. Saqué
fuerzas, cambié de trabajo y salí de un exilio que me hacía desgraciado. Ahora
mi vida es bastante mejor. Así que, Jaume Collet-Sierra, si me lees, GRACIAS.
Nota: 5
Nota filmaffinity: 5.4
Tú también estabas en un peñasco costero y te asustaba lanzarte a mar abierto para intentar sobrevivir. Qué bonita metáfora!!!
ResponderEliminarMe la apunto!!!
Besos!