Este es el
libro que empezó todo. El libro que consiguió que la gente se lanzara hacia un
mundo excéntrico y mono (¡Ay!) donde casi cualquier cosa es posible. Pratcett dio
el pistoletazo de salida a una de las sagas que más risas han provocado.
Título: El
color de la magia
Autor: Terry
Pratchett
Título
original: The color of magic
“En un mundo plano sostenido por cuatro elefantes
impasibles -que se apoyan en la espalda de una tortuga gigante- habitan los
estrafalarios personajes de esta novela: un hechicero avaro y torpe, un turista
ingenuo cuyo fiero equipaje le sigue a todas partes sostenido por cientos de
patitas, dragones que existen si se cree en ellos, gremios de ladrones y
asesinos, espadas mágicas, la Muerte y, por supuesto, un extenso catálogo de
magos y demonios... En esta serie de novelas se dan cita todos los temas y
situaciones del género fantástico, visto a través del personalismo y corrosivo
sentido dela comicidad de un autor inglés que se ha convertido en uno de los escritores
de humor de mayor éxito y fama en el mundo.”
No sé si
empezar a hablar del libro o simplemente dedicarme a describir cómo es el
fantástico Universo del Mundodisco. Pratchett ha dedicado la nada despreciable
cantidad de cuarente novelas (y subiendo)
a contarnos historias a lo largo de diversas sagas según se adscriba a un tema
concreto, con su propia gama de personajes principales. Cuando el protagonista
es Muerte, Pratchett aprovecha para filosofar, reflexionando sobre aspectos de
la sociedad local que nos son extrañamente cercanos. Cuando las brujas toman
protagonismo, encontramos magia (de verdad) y mucha ética. La novela negra
aparece cuando protagoniza la Guardia de la Noche y es cuando Rincewind (y los
magos) manda cuando Pratchett aprovecha para describirnos realmente como es el
Mundodisco. Estrategias narrativas diferentes para cada momento, pero siempre
con un sentido del humor punzante, un universo perfectamente creíble en su
absurdez y una sátira certera que no deja títere con cabeza.
Este
Mundodisco está poblado por una plétora de personajes imposibles, estrafalarios
y, definitivamente, adorables. Como buen octavo hijo de un octavo hijo, el mago
de tercera Rincewind es el encargado
de inaugurar el festival. Es imposible que un patán con suerte como éste no
caiga maravillosamente bien. Es el mago más cobarde y con los gemelos más a
punto de todo Mundodisco y no parece el más indicado para comandar una odisea
de un libro de fantasía épica pero nuestro querido mago se ha aprendido el
manual de supervivencia de pe a pa. Sabe cuándo correr, cuándo liar a tu
oponente y cuándo conseguir que otros luchen por ti. Su pánico y sus chillidos
de terror se convierten en inseparables compañeros de viaje por este divertido
universo.
Hay que
remarcar que para los magos la magia no se crea. La magia existe. Se puede
modificar, estudiar y trastear un poco con ella. Aprendes sus manías
académicamente, sigues sus ritos y sus exigencias y quizás puedes convertir el
plomo en oro o visitar algún plano de existencia exótico, pero nada de hacer
milagros por aquí o allá. Ciencia aplicada, digámoslo así. Aplicada a la magia.
El color de la magia nace como parodia de las novelas de la Dragonlance,
monumentos de la fantasía épica donde un puñado de héroes viven aventuras imposibles.
Constituyen una larga saga de libros tremendamente entretenidos y han
alimentado la imaginación de los frikis con fructíferos resultados, además de
amenizar e inspirar muchas noches de estupendas partidas de Dungeons’n’Dragons.
Sin embargo, una vez analizados con un poco de detenimiento presentan problemas
de coherencia y un exceso de casualidad. Los personajes se encuentran por
casualidad forzados a seguir por un camino heroico donde los problemas y las
desgracias fluyen a su alrededor, saliendo triunfantes simplemente por el hecho
de que está marcado en su destino de héroes.
Y si
queremos reírnos de ello, ¿Qué mejor que colocar a un mago inútil y cobarde
como el objetivo de un destino épico y luego dejamos que la Fortuna tire sus
dados? A su lado, un turista curioso e inocente, un equipaje paciente e
indestructible y un bárbaro cuya destreza con la espada es inversamente
proporcional a su cerebro se convierten en compañeros de desventuras, primero
en la corrupta y tramposa Ankh-Morpock (una de las ciudades ficticias más
conocidas del mundo y la que más desearía visitar desde mi Tardis) y luego en
los lugares más insospechados que nos ofrece el Mundodisco.
Hace poco
leí El Bufón de Christopher Moore, uno
de los llamados herederos de Pratchett. Siendo similares en apariencia no puedo
sino observar cómo cambian los estilos. Moore aprovecha el mundo “real” y
nuestras referencias para componer una obra que se basa en el chiste continuo y
la chorrada por bandera. Sus personajes son del todo incoherentes y los sucesos
de la trama guardan poco o ningún sentido, pero no le podemos negar que tiene
buena mano para los gags descacharrantes. Pratchett, en cambio, ha creado un
mundo extraño a partir de una lógica algo desquiciada. Sin embargo, respeta esa
lógica en todo momento y consigue que sus absurdos personajes, sus
imprevisibles historias y las aparentemente aleatorias características de su
universo sean aplastantemente racionales. Su propia existencia florece en la
periferia de la realidad y los sucesos improbables se vuelven moneda de cambio.
Coge cosas de todos lados, las tunea y las pasa por un filtro muy particular y
consigue así el más difícil todavía: se convierte en el autor al que llegas
cuando buscas las influencias a los demás.
Puedes leer a Pratchett y quedarte con grandes comedias. Es hilarantemente divertido. Sus historias son imprevisibles, alegremente desquiciantes y asombrosamente lógicas. Mantiene una asimismo cualidad inesperada, pues es capaz de tratar seriamente a golpe de puro gag todas las grandes cuestiones de la humanidad. Un escritor que nunca sabes por dónde va a salir: cuando esperas un giro absurdo, te suelta una verdad lapidaria y antes de que te recuperes se ha ido hacia un giro más absurdo aún
Este libro un "must read" donde te introducen
en Mundodisco, en sus personajes y en su increíble mitología. La imaginación de
Terry es desbordante y es un maestro de lo absurdo. No es que me riera a
carcajadas (que también), pero las situaciones a veces son tan absurdas que es
imposible no esbozar siquiera una sonrisa. Como decía una crítica del libro:
Recomendado para todo aquel que se tome la vida demasiado en serio.
Nota: 9
Nota anobii:
3.9/5
Pff, pues que quieres que te diga, en mi caso estuvo a puntito de hacer que no leyera nada más de Pratchett, porque creo que se le va demasiado la olla y le falta una mayor coherencia como novela.
ResponderEliminarConozco a un amigo que lo tiró por la ventana (real) poco antes de terminarlo porque no podía mas.
Suerte que mejora con el tiempo y pasa a convertirse en comprensible en sus siguientes novelas.
Lo mismo me pasó a mí. Si digo que sufrí decepción es poco, pero La luz fantástica fue mejor y ahora incluso quiero saber qué más le pasa a Rincewind.
EliminarPor cierto, M., te has comido la -h- del título... ¿o es a propósito? :)
Se nota que en El color de la Magia, todavía no sabía que quería hacer con su mundo. En los subsiguientes libros ya se forma un universo mucho más coherente, dentro de su desmadrada absurdez.
EliminarSi, me la he comido, gazapos para comprobar si la gente realmente lee lo que pongo :p
Mt
Fíjate que lo tuve en mis manos hace 3 semanas, pero en ese momento no llevaba dinero y no pude comprarlo. Cuando volví a por él me dijo el vendedor que ya no lo tenía :(
ResponderEliminarUn saludo