Para la CLO de este bimestre me
ha tocado leer el Nº23 de la cesta. Un libro de perros y coches de carreras.
Combinación inusual, eso sí.
Autor: Gareth Stein
Título original: The art of
Racing in the rain
“El
arte de conducir bajo la lluvia lo tiene todo: amor, tragedia, redención,
peligro y lo mejor: el narrador canino Enzo, cuya alma de perro longevo tiene
mucho que enseñarnos sobre el ser humano. Enzo sabe que él no es como los demás
canes. Él es un pensador de alma casi humana. Denny Swift es un joven y
prometedor piloto de carreras de quien Enzo ha obtenido una amplia comprensión
de la condición humana y del que ha aprendido que la vida, al igual que las
carreras, no es una cuestión de velocidad. Es posible superar con éxito todas
las pruebas de la existencia con las técnicas necesarias para competir en la
pista de carreras.
En
la víspera de su muerte, Enzo hace balance de su vida y rememora todo aquello
por lo que han pasado él y su familia: los sacrificios realizados por Denny en
aras a lograr el éxito profesional, la inesperada pérdida de Eve, esposa de
Denny, la despiadada batalla legal por la custodia de la hija de ambos. Al
final, pese a ser consciente de sus propias limitaciones, Enzo cumple heroicamente
con una obligación para preservar a la familia Swift, conservando en su corazón
el sueño de que Denny se convierta en un campeón de carreras y retenga a Zoë
junto a él.”
Por una vez, apenas puedo matizar
o añadir algo al resumen de la contraportada del libro. Transmite exactamente
lo que es. Es un tierno slice of life
muy bien ubicado y equilibrado. No sabía bien que esperar del libro, pues
cualquier cosa podía salir de él, y el exceso de edulcorante tiende a
repelerme, así que le tenía algo de miedo. Hacía tiempo que no leía una
historia de gente normal en un mundo normal en la época actual y me ha gustado
el resultado. La combinación entre las carreras (que las hay), los tópicos
caninos (que los hay) y el honesto retrato de una vida, sin heroicidades ni
sentimentalismos están muy bien equilibrados.
Apenas hay personajes, pues
seguimos las vicisitudes de una familia. El protagonista es Enzo, un perro atento y fiel. Es el
guardián de la familia, preocupado por su bienestar y, sobretodo, un adicto a
la velocidad y a las carreras. Desde su “imparcial” punto de vista seguimos la
vida de Denny Swift, un piloto de
carreras experto en conducir bajo la lluvia, con unas técnicas que aplica al
resto de aspectos de su vida fuera de los circuitos.
Todo el peso de la narración
corren a cargo de ambos, mientras que el resto, la esforzada Eve, la tierna Zöey, los ambiciosos Gemelos…
son secundarios bien construidos que articulan los hechos de la trama con
bastante acierto.
Quién cuenta la historia es Enzo,
por tanto, no podemos esperar reflexiones profundas ni complicaciones. Se nos
cuenta todo de una manera simple y franca, llena de amor hacia su amo. Todos
los eventos son fáciles de seguir y están contados sin sentimentalismos baratos
ni excesos efectistas, lo cual se agradece mucho. Todos los fans perrunos verán
en Enzo un amable retratista y a buen seguro disfrutarán con él.
Sin embargo, las carreras tienen
una especial importancia. Denny es piloto y muchas páginas pasan dentro de los
circuitos. No hace falta ser un experto en la materia para conocer los nombres
de Senna, Schumacher, Hunt... y así poder seguir muchas de las anécdotas que
jalonan la historia. Pero tengo algo que añadir. Soy, como sabéis, un gran fan
de las carreras de coches y de la Fórmula1 en especial y no puedo evitar
emocionarme al recordar la muerte de Senna y lo que supuso para mí, el Why he is the best, la victoria
imposible en Hungaroring o la perfección de Schumacher en Monza. Son momentos
que, a su modo, han sido intensos en mi vida y, claro, me emociona
reencontrarme con ellos de esta manera.
Y luego, el arte de conducir bajo
la lluvia. El libro explica (y muy bien) como cambia la manera de conducir bajo
firme mojado. Todo es mucho más impredecible y cambiante y obliga a planificar
todo de otra manera. Denny se ha especializado justo en ello y aplica una serie
de técnicas que luego utiliza con éxito en el resto de facetas de su vida. El
doble juego realidad-carreras está usado de manera certera y eficaz. Toda una
filosofía de vida bien explicada y argumentada, que siempre es aprovechable.
Gareth Stein, guionista de
documentales en la NASCAR americana sorprendió a todos con este libro. Es un
cambio de registro que sorprende, pero algo me dice que un Enzo murió, y su amo y amigo quiso hacerle un emotivo homenaje.
Puedes ser un fan de las
carreras, o un fan de los perros, con lo que disfrutarás de este libro. O
puedes no ser fan de nada de ello y aun así emocionarte con este tierno slice of life. Es conmovedor, intenso y
es muy fácil identificarte con sus cercanos y tiernos personajes. Claro que para disfrutarlo, debes poderte
emocionar con una historia menor, sin el más mínimo asomo de trascendencia. Después
de todo, no es más que la relación sincera y fiel que puede establecerse entre
un perro y su amo.
Nota: 8
Nota anobii: 4/5
El final es de cuento de hadas,
pero no por ello me emociona menos.
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