Siempre es bueno visitar los
clásicos de vez en cuando para así entender por qué son “clásicos”. Así me
pasaba con esta película, que tenía fama y vendía sensualidad, pero que aún no
había visto.
Johnny es un tahúr que, en un
golpe de suerte, se convierte en el lugarteniente de Mundson, propietario de un
lujoso casino. Tiempo después, Mundson se casa con Gilda que, curiosamente,
parece tener cuentas pendientes con Johnny, estableciendo un extraño triángulo
amoroso repleto de odio y cinismo.
Es una película difícil de
clasificar, particularmente es un melodrama que trata las frustradas relaciones
amorosas y pasionales entre los personajes de Glenn Ford y Rita Hayworth. Pero
también tiene de por medio una historia de intriga con toques de cine negro que
implica a los tres personajes. A ello hay que añadir los toques de humor que
aportan el gran número de secundarios.
ACTORES: Solo por contemplar a
Rita Hayworth interpretando”Amado mío” y sobre todo “Put the blame on Mame”
vale la pena ver esta película, en ella Rita se hizo mito con toda justicia,
que recital de sensualidad, de insinuación, de picardía, que striptease mental
(solo se quitaba el guante, pero todos la desnudamos tantas veces…). Glenn Ford
se compenetra muy bien con ella, manando entre los dos un tour de force de gran
intensidad, teniendo su punto álgido en el famoso guantazo, George Macready da
muy bien el rol de hombre flemático, de gran complejidad, cuasi-asexual, pero
que irradia carisma. Da gusto ver tan buenos actores actuando tan bien.
DIRECTOR: Ante una mezcla de
géneros tan rara como ésta se necesita un buen director para que la mezcla no
quede coja. Sustentándose en unos grandísimos actores, Charles Vidor se las
arregla para mantener de pie un tinglado con un argumento caótico, personajes
con motivaciones extrañas y un desarrollo que no se aguanta por ningún lado. La
atmósfera enfermiza de odio y amargura que crea alrededor de tres personajes
muy bien construidos contribuye a que todo pase mejor. Y claro, aprovecha a una
Rita que arrolla con lo que ve, marcando la película a fuego en las memorias de
todos.
GUIÓN: Es curioso como una
película con unos actores tan grandiosos y un director de tanta calidad tiene
una historia tan forzada. Es un
melodrama turbador sobre una pareja que se profesa una enfermiza relación
cuasi-masoquista, posee un hilo narrativo con más agujeros que el Titanic, con
comportamientos incomprensibles de los personajes. Nadie se cree que Mundson no
se entere que su mujer es ninfómana, un tipo tan listo y al mismo tiempo, tan
ciego para lo que pasa a su alrededor. Sabe que Gilda ha tenido una relación
con Farrell y sin embargo no le importa que pasen muchas noches juntos. No se
entiende ese policía que no hace más revolotear alrededor del casino como una
mosca cojonera y menudo pegote el tema del tungsteno, que no hay por dónde
cogerlo. Lo de que con esto será el dueño del mundo es de aurora boreal,
resulta muy forzado e innecesario, como lo de meter nazis, concesión pueril y
gratuita sinsentido. El escenario de Buenos Aires carece de motivación, podría
haber sido en Acapulco o Timbuktú, además de que, como todo el mundo sabe,
todos en Argentina hablan inglés, y como guinda su patético final, un auténtico
despropósito, con todo esto no es de extrañar que el guión se hiciera sobre la
marcha durante el rodaje, y se nota para mal. Pero lo que tiene de malo de
estructura narrativa, lo tiene de brillante en unos diálogos punzantes e
hirientes, repletos de cinismo y mala leche. Puñales afilados que vuelan de
lado a lado, canciones que dicen demasiadas cosas y sensualidad desbordante en
cada mirada de este enfermizo drama.
Que la historia no encaje de
ninguna manera (nazis, tungsteno!!!, un mafioso que no se entera que su mujer
se contonea con el que sea, un buscavidas que de verse en la miseria en diez
minutos acaba siendo el jefazo de un casino, un inspector que lo mismo da que
aparezca y haga lo que sea porque...) Da igual. Deleitarse con la imagen de
Rita Hayworth es lo mejor que le puede pasar a cualquiera en cualquier momento.
Gilda es Rita. Un guante, una canción y el bofetón propinado por el gran Glenn
Ford hicieron el resto para convertirse en mito.
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.8
No hay comentarios:
Publicar un comentario