domingo, 15 de marzo de 2020

La última cacería de Kraven (J. M. DeMatteis, Mike Zeck, Bob McLeod)


Los cómics no suelen pasarse por aquí, pero de vez en cuando se leen algunas propuestas suficientemente interesantes como para merecer un espacio, es el caso de “La última cacería de Kraven”. Se trata de probablemente una de las más conocidas y admiradas historias de Spiderman. Bueno, la verdad, se trataría de una de las más conocidas y admiradas historias de Marven de toda su historia. Y después de leerlo, puedo comprender el porqué. La siniestra imagen de Spiderman con el traje negro, surgiendo de su propia tumba es un detalle suficiente para dejarte claro que ésta no es tu típica historia de Spiderman.

El legendario equipo creativo compuesto por J. M. DeMatteis y Mike Zeck elaboran la historia definitiva de venganza, en esta revolucionaria e inigualable saga, considerada la mejor aventura moderna de Spiderman. Kraven El Cazador ha acechado y acabado con la vida de todos los animales conocidos por el hombre. Pero hay una bestia que se le resiste: una que se burló de él en cada encuentro: el superhéroe conocido como Spiderman. Ahora el tiempo de jugar ha terminado. Acabará con la araña, la enterrará y se convertirá en ella. Empieza la Última Cacería de Kraven.

Kraven se prepara para su última cacería: Matar a Spiderman. Y lo hace en la tercera página. Ya está, ya puedes cerrar el libro. Como esto no es tan fácil, en su retorcida mente vencer a Spiderman no es sólo acabar con su vida. La victoria constituye en ser capaz de triunfar allá donde Peter Parker ha fracasado. Por ello, se lanza a por todos aquellos que le derrotaron, a ganar todas las batallas que Peter Parker perdió. Así podrá dejar completamente claro que ÉL es superior. Mientras acaba con todos los enemigos, sus demonios internos pelean contra el propio concepto de Spiderman. ¿Cuánto está Kraven dispuesto a renunciar de sí mismo para convertirse en la Araña Humana? Y, de fondo, una cuestión: ¿Está Spidey realmente muerto? ¿Cómo es que su espíritu pugna por poseer al Cazador?

La importancia del cómic no sólo radica en su excéntrica propuesta, sino que constituye uno de los puntos culminantes de la época del traje negro de Spiderman. Esta época es una de las más atípicas del héroe, en la que se separa de la simpatía optimista típica de Peter Parker para acercarse a un tratamiento mucho más serio y sombrío. Spiderman es ya un hombre pasada la treintena, ha vivido demasiadas cosas chungas y empieza a estar ya muy de vuelta de todo. La última cacería de Kraven lleva toda la carga que Peter Parker arrastra hasta sus últimas consecuencias, constituyendo un profundo retrato psicológico sobre el auto-odio, la culpa y la necesidad de afrontar los miedos. Peter Parker y Sergei Kravinoff se convierten en personajes complejos, con un remanente psicológico muy bien trazado que sabe no dejar indiferente a nadie.




Además de tener al Spiderman con más mala idea hasta la época, en esos años se estaba explorando el concepto del Tótem Arácnido, que defendía que la picadura y los poderes de la araña también incluían la contaminación con una bestialidad intrínseca, un retorno al animal salvaje que era lo que provocaba la inaudita crueldad que el personaje estaba mostrando en los últimos años. La última cacería de Kraven toma este concepto como suyo y articula en torno a ello una diatriba especialmente interesante sobre qué es realmente ser Spiderman y el deber de un héroe para con la gente normal, otro de los detalles que realza magníficamente la importancia de este cómic en concreto.

Lo más curioso es que una de las historias más importantes de la historia de Spiderman está protagonizada por un malvado secundario que, hasta entonces, apenas había servido de puching-ball cómico al estilo de los malvados del Batman de Adam West. Pocos (por no decir nadie) hubieran esperado que se pudiera construir un antagonista con tantas dosis de carisma como este Kraven, convertido de repente en uno de los antagonistas más verosímilmente desagradables a los que se ha enfrentado el hombre araña.  Después de que nadie le tomara en serio durante treinta años, este Kraven viene a demostrar que no hay antagonistas estúpidos, hay guionistas vagos (o incompetentes).


Durante casi todas sus páginas, el cómic se aleja de las aventuras o la acción típica del género, abordando un terror que busca incomodar ante la confusión que provoca la historia. Los creadores emplean un desarrollo hipnótico, con viñetas que muestran una acción repetida (a seguido, cada página o a cada número) en las que se van produciendo pequeños cambios, que llenan de expectación o temor ante lo que está por suceder. El narrador omnisciente que está siempre por encima de la acción se torna aquí delirante, retratando obsesivamente la propia voz interior de Kraven como leit-motiv machacón, llenando al lector de desasosiego mientras retrata admirablemente qué ocurre en la mente del cazador definitivo. Todo el tomo se convierte, entonces, en una secuencia onírica pesadillesca en lugar del hermoso relato heroico que esperaríamos encontrar. A modo de un enfermizo cuento de hadas, la malignidad impregna cada viñeta, dejando claro que esto no puede acabar bien.

Incluso podría decirse que la historia es también una reflexión de porqué los superhéroes son capaces siempre de ganar (y sobrevivir) en la realidad de los cómics, ya que en ella los supervillanos no actúan o reaccionan como los criminales de la vida real. Los supervillanos tienden a sobrecargar sus planes y sus tácticas para atrapar (o matar) a los héroes, provocando así barrocas conspiraciones que son desmontadas por el protagonista. Y es que al final, una simple bala puede hacer el trabajo (y vaya sí lo hace).

Moviéndonos a temas más prosaicos, un primer vistazo a las páginas nos situará rápidamente a finales de los ochenta. El dibujo es fácilmente reconocible como de su época, lo que podría echar para atrás a alguno de los lectores más primerizos. Sin embargo, la innegable calidad de Mike Zeck con los lápices es más que suficiente para que te olvides de ello a la que pasan unas pocas páginas. Zeck aprovecha todas las herramientas de la época para transmitir la ominosa sensación de fatalidad que la historia pide, ilustrar brillantemente las (pocas) escenas de acción del tomo y acompañar a la perfección al lector en el viaje a través de sus páginas.


Si uno indaga en los orígenes del cómic, se trata de una idea de J. M. DeMatteis cuando trabajaba en DC, que tenía la idea de enfrentar a Batman con Killer Croc. Esa idea quedó posteriormente desesimada (se eligió el Año Uno como historia). Posteriormente, DeMatteis volvió a intentar contar la misma historia utilizando a Wonderwoman, pero también fue rechazada. Fue años más tarde, ya en Marvel cuando recibió luz verde para la creación de este proyecto. Desde arriba se presionó para que el malvado que acaba con Spiderman fuera Venom, pero DeMatteis insistió para que fuera un villano menor, Kraven el Cazador, el epicentro de esta poderosa historia. Estoy seguro de que no hubiera quedado tan bien con el simbionte por medio.

Su publicación también fue un poco extraña para los cánones de finales de los ochenta. En aquel momento había tres publicaciones diferentes de Spiderman, que se centraban en diferentes momentos vitales del héroe arácnido. Para La última cacería de Kraven se interrumpió la historia normal para poner esta obra, en vez de imbricarla dentro de la trama general (como se suele hacer actualmente). Si querías leerlo, tenías que comprarte cada mes las tres publicaciones, asegurarte de cuál era el orden correcto y así poder avanzar. Un lector despistado se habría encontrado que se había abandonado la trama del cómic que seguía para poner un relato de terror, así de un día para otro. Estoy seguro de que más de uno se tuvo que indignar. Sin embargo, la inmensa calidad de la obra le procuró un merecido éxito y pronto se convirtió (con toda justicia) en una de las obras más recordadas de Marvel.


Su éxito se debe a tener una historia vibrante, que lleva al lector muy lejos de los trillados caminos de Marvel. Presenta un profundo retrato psicológico de dos personajes llenos de carisma y está aderezado con uno de los mejores dibujos de su momento. Podemos decir que esta rara avis en la franquicia (y más dentro de Spiderman) es un cómic que cuesta disfrutar, pero se trata de una propuesta absorbente, que te atrapa y te obliga a sufrir a lo largo de sus páginas mientras intentas entender cómo Kraven ha podido derrotar definitivamente a uno de los héroes más queridos de la casa de las maravillas.


Si conoces bastante a Spidey, o te gusta un buen cómic, a por este libro, no te dejará indiferente. Una vez leído, es fácil comprender por qué es una de las historias que más se han clavado en la mente de los fans clásicos del hombre arácnido.

Nota: 10
Nota goodreads:

Una bala, un ataúd y un cadáver.
Una formula simple para meter el miedo en el cuerpo del héroe más valiente.
Y cuando es realizada por un villano como Kraven, el cazador definitivo, pero aun así un humano sin poderes metahumanos, el concepto completo se vuelve todavía más escalofriante.
Esta es la belleza de La última cacería de Kraven.


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