Ésta es una película
que no es habitual en mi estilo. ¿Cómo es que fui a verla y al cine, encima?
Pues porque formaba parte de la Muestra de Cine Oriental del cine de mi barrio,
un cine cooperativa sin ánimo de lucro (sí, existen estas cosas). Por ello, intento
ir a ese cine en concreto si se puede y, cuando hay ciclos especiales, hago el
esfuerzo de ir al menos a una de sus películas (aunque a priori no me interese
en exceso). Conociendo cuál era mi disponibilidad horaria y a qué películas
podía ir, ésta acabó siendo la más interesante de las pocas posibles. Así pues,
me dispuse a conocer a La tercera Esposa.
Vietnam, finales del
siglo XIX. La historia gira en torno a una pequeña de 14 años que se ha
convertido en la tercera esposa de un importante terrateniente. Apenas sabe
nada de la vida, un mes antes tuvo su primera menstruación y su primer contacto
con la sexualidad se realiza en la noche de bodas. ¿Qué va a ser de su vida?
¿Qué sorpresas le espera en el camino? ¿Podrá conocer el amor en un matrimonio pactado
con un hombre que le triplica en edad? El embarazo es pronto inevitable y es
consciente de que su única oportunidad para medrar en el ambiente es ser capaz
de dar a su marido un hijo varón. Así se convertirá en la esposa favorita, con
todo lo que ello conlleva.
A base de miradas,
silencios y momentos de intimidad, la directora Ash Mayfair nos hace partícipes
de la vida cotidiana de la sociedad vietnamita de la época. Somos así
conocedores de sus costumbres, de las tradiciones y de los ritos religiosos que
marcan la vida de la gente. Mayfair no sólo muestra la rígida vida a la que es
sometida una esposa secundaria (y por extensión, del papel de las
niñas/mujeres) en el Vietnam del XIX, sino que nos muestra la vida de toda la
familia, con especial hincapié en el imperante sentido del deberá para con tu
clan familiar, con el honor siempre por encima del libre albedrío o cualquier
atisbo de iniciativa fuera de lo esperado.
Tenemos pues, a la
primera esposa, ya entrada en la madurez, consciente de que no es capaz de
ofrecer a su marido lo que el resto de jóvenes y vigorosas esposas pueden
proporcionar. Sin embargo, se sabe amada por su marido y ha llegado a un punto
en que, más o menos, está a gusto con la vida que tiene, es consciente de que
ha tenido suerte, que las cosas podrían ser mucho peores. Por ello, siempre
busca hacer frente común con el resto de mujeres, ya que tienen bastante con lo
que tienen, y no es cuestión de hacerse la vida todavía más difícil.
La segunda esposa
está rondando la veintena y ya tiene un puñado de hijas a su cargo. Está harta
de ser una paridora, no soporta a su marido y sólo quiere disfrutar con su
amante (hijo de la primera esposa). Es consciente de que su vida fuera del
matrimonio no tiene futuro, por lo que intenta buscar un compromiso entre las
ganas de disfrutar de la vida y la seguridad de tener un techo confortable y
una buena comida.
La tercera esposa
acaba de aterrizar en una familia que desconoce, apenas una niña que no sabe
nada del sexo (ni de la reproducción ni de ningún tipo de manera de
disfrutarlo). Tampoco conoce a su marido, ni las complejas reglas que rigen la
familia. Apenas es consciente de que va a tener un bebé y que si nace niña, es
probable que sea repudiada.
El único hijo varón
de la familia está enamorado de la segunda esposa. No gusta del negocio
familiar ni del comercio y sólo desea vivir con su poesía y ser cabalgado por
su amada. Sus problemas empezarán de verdad cuando su padre concierte un
matrimonio con la jovencísima hija de un comerciante rival. Él, atrapado en un
matrimonio que no desea, y ella, incapaz de cumplir la única tarea que tiene
sentido para la vida de una mujer en la sociedad (del momento).
La película muestra
todas estas relaciones siempre desde el punto de vista de las mujeres,
manteniendo un tono costumbrista muy contemplativo, casi cercano al documental.
Los conflictos no se muestran abiertamente, sino que debes inferirlos de
acuerdo con los desvíos de la rutina, los cambios en las reacciones y las
tensiones dramáticas. Mayfair tiene un especial cuidado en no demonizar a los
hombres ni en presentar a las mujeres como víctimas inocentes, especialmente
con niñas tan jóvenes como la protagonista. Todos los personajes son
emocionalmente complejos, conocemos sus vínculos, sus expectativas y su rol
dentro de la sociedad. A su manera, todos tienen cierta buena intención
(incluso el pusilánime del hijo) e intentan vivir felizmente en familia (ejem
ejem).
También se hace
patente cómo cambia la vida de la mujer en el hogar una vez se confirma el
embarazo, un momento en que se te convierte en un ser mimado al que cuidar, en
vez de la persona que debe sacar adelante un hogar.
La parte más
polémica de toda la película reside en la extrema juventud de la protagonista,
a la sazón de 12-13 años en el momento del rodaje. No sólo deja muy mal cuerpo
verla embarazada, sino que a lo largo de la película protagoniza algunas
escenas subidas de todo (la noche de bodas, su autodescubrimiento de la
sexualidad o algunos besos dados con muchas ganas). Sin embargo, las escenas
están realizadas con respeto, sin gratuidades sórdidas o denigrantes. La actriz realiza un gran trabajo, reflejando la
transformación emocional que uno atraviesa durante la adolescencia. Al
principio ingenua de su poder real y de los desafíos de la adultez, pronto se
hace consciente de la precaria situación en la que vive, la poca libertad de la
que dispone y el futuro que le espera (quiera ella o no).
El desarrollo
cotidiano de la vida familiar se plasma en un continuo de escenas de gran
belleza, destacando la excelencia de su apartado estético. Los terrenos
familiares se hallan retratados con una excelente fotografía, unos paisajes
esplendorosos y un toque de elegancia que no se abandona incluso en los
momentos más escabrosos. Sorprende, pues, un apartado técnico tan deslumbrante
en una propuesta con un presupuesto tan exiguo cómo ésta. De esta manera, un
mensaje que no debe quedar en el olvido queda envuelto en un precioso papel de
regalo, presto a maravillar y aumentar la trascendencia de lo que se muestra.
Sin embargo, lo que La tercera esposa tiene en belleza, le
falta en emoción. A pesar de tener un poso con tanta enjundia, se desarrolla a
través de una película fría y hermética, realizándose un producto aséptico, excesivamente
calculado, ineficaz al provocar emociones al espectador no dedicado. No hay una
trama que permita llamar la atención más allá del desarrollo de un embarazo,
mostrándose todo con una voluntad documental que lastra el resultado. La
historia avanza con parsimonia, sin nada que enganche y te pida ganas de ver
qué está por venir en lo más mínimo. Además, su parecido a la mucho mejor
película La linterna roja de Zhang Yimou hace que todo tenga cierto aroma a ya visto. Se
hace fácilmente aburrida, sin que la belleza de sus imágenes llegue a salvar el
conjunto.
Por un lado, tenemos
una actuación protagónica muy destacable, un gran retrato de personajes, un
tratamiento lleno de elegancia de una situación que se clava en el alma, y una
realización de gran calidad que convierte cada escena en un precioso cuadro.
Por el otro, tenemos una gelidez emocional en la que acaba por no importarte
tanto lo que ves, un ritmo tan contemplativo que invita al bostezo y un
desarrollo argumental nulo más allá del costumbrismo de la época. Un conjunto
desigual que algunos comprarán y otros apagarán a los pocos minutos. Yo soy de
los que han disfrutado extasiados con ella, pero comprendería sin ningún
problema que otros no lo hicieran.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.2
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