lunes, 29 de junio de 2015

La chica de ayer

Algo que todos tenemos claro es que las series españolas no pueden competir en medios con las propuestas yanquis. Lo que se deja la HBO en uno de los capítulos de Juego de Tronos sobrepasa probablemente el presupuesto de todas las series que hace Antena3 o Telecinco en un año. Teniendo en cuenta esta diferencia, uno esperaría que se buscara la calidad a base de buenos guiones. Sin embargo, éstos constituyen una excepción, apenas Crematorio, Tierra de Lobos (y la novedosa El Ministerio del Tiempo, que todavía no he visto) pueden presumir de tener unos guiones que te peguen delante de la pantalla. Sin contar, claro, la que hoy nos ocupa. La chica de ayer es un rara avis incluso entre ellas, pues no es otra cosa que un remake (¡si, en España también se hacen!) de la estupenda Life on Mars.

  ¿Cómo no va a tener un buen guión si prácticamente se calcan los argumentos y las tramas? Simplemente se sustituyen los Mustang por unos más cutrillos (a nuestros ojos) Seat 127, la rivalidad Utd-City por Real Madrid-Atlético de Madrid y ya tal. Obviamente, las toneladas de chistes culturales y los huevos de Pascua se adaptan a la cultura española para que nos sean más reconocibles. En vez de reírse de Tatcher o Tony Blair, tenemos guiños a Adolfo Suárez, Aznar o Luis Aragonés, incluso alguno a un Torrente muy pasado de página. La realidad de su tiempo se adaptar también en consecuencia, presentando una Madrid a medio camino entre las tradiciones puritanas y la salvaje vitalidad de la Movida.


De la misma manera, los personajes se mantienen. Un protagonista (Leonardo Sbaraglia) es aún más palurdo y desorientado, con unos redaños morales impropios de la época, provocando mil anacronismos. Mientras tanto, el comisario chusquero (Antonio Garrido) es la caña, robando (todavía más) cada escena donde aparece, a medio camino entre un Torrente y un Colombo lleno de carisma. Ambos son los que sostienen el tinglado ante la parsimonia de un puñado de secundarios (Biel Durán, Manuela Velasco, Manuela Vellés) que no parecen esforzarse en demasía en sus papeles.


La decisión de producción de condensar Life on Mars en una sola temporada provoca que las tramas que sirven de motor para cada una de las dos entregas de la serie de la BBC se entremezclen en un batiburrillo (muy) confuso que aun así queda resultón, manteniendo el interés y permitiéndose incluso cambiar el final, lo que tergiversa totalmente el sentido de la serie -sin que por ello llegue a quedar mal-.

A grandes rasgos (y teniendo en cuenta que no es la BBC quién monta esto), la propuesta es más que válida para estar en el top5 de la historia de series españolas hasta el momento. Sus guiones están bien construidos y su trama huye de la dramedia casposa (ventajas de importar). No obstante, en la adaptación cultural se produce un efecto de vodevil que guarda al menos una escena Serranil estúpida por capítulo, obligándonos a torcer el gesto al recordar que This is Spain. Aunque bueno, la época que retrata tenía mucho de esperpéntica, no lo podemos olvidar.
El mayor problema al que se enfrenta la serie es que cualquiera que haya visto el original podrá comparar que la propuesta hispana es mucho más chusca, con una calidad inferior en medios y realización. Si no has visto Life on Mars, seguro que te lo pasarás bien con La chica de ayer, aunque igualmente mi consejo sería que fueras a por la de la BBC… A menos que haya ganas de ver algo más bizarro y más nuestro, que en eso pocos nos ganan. ^^

Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.6

lunes, 22 de junio de 2015

Culpa (Ferdinand Von Schirach)



Como cada bimestre, la CLO me “recomienda” un libro para leer. Por suerte para mí, los torturadores suelen ser clementes y eligen de mi “Cesta” lo mejor para ir avanzando. En este caso me han endosado el libro Nº56 de la misma, la continuación de Crímenes, un libro tan fresco como diferente.

Título: Culpa
Autor: Ferdinand von Schirach
Título original: Schuld

“Basada en casos reales, la primera obra literaria del jurista alemán Ferdinand von Schirach, Crímenes publicada en castellano con este sello editorial, fascinó y conmovió a los lectores por la honestidad y lucidez con que planteaba el espinoso tema de la búsqueda de la verdad en los procesos criminales. Además de obtener el prestigioso Premio Kleist y merecer un torrente de elogiosos comentarios de la crítica, el libro se convirtió en uno de los mayores éxitos de los últimos años en Alemania, ocupando durante casi un año las listas de los más vendidos. Ahora, en esta nueva obra, el autor ha volcado quince relatos espigados de los más de 700 casos en los que ha participado a lo largo de su carrera. Con una sensibilidad especial para incidir en los detalles reveladores y una prosa depurada y precisa, Von Schirach vuelve a presentarnos una colección de punzantes miniaturas sobre el insondable comportamiento humano. En unas, constatamos con angustia que quienes han perpetrado un crimen no son declarados culpables; en otras, que el sentimiento de culpa actúa con mayor celeridad que la ley; pero en todas ellas el lector hallará los destellos de una honda inteligencia moral y un sigiloso, pero devastador, sentido del humor.”

Y todo lo que funcionó en Crímenes lo encontramos en Culpa. Pequeños relatos basados en antiguos casos que duran apenas 10 páginas y se leen en un suspiro. Pequeñas píldoras de maldad, amor y pura humanidad. En ese sentido, no cambia nada. Schirach vuelve a ofrecernos más de lo mismo que tanto nos gustó. Seguir con la misma onda es lo mejor para contentar a los seguidores que disfrutaron con Crímenes. Sin embargo… Da la impresión de que el autor ya gastó los mejores casos en su primera parte. No sé si es que no tiene el efecto sorpresa que supuso la primera parte o es que aquí los casos son peores, pero Culpa es definitivamente inferior.

Es, por tanto, imposible evitar la comparación, como si fuera un mismo libro dividido en dos entregas independientes. No hay apenas diferencias más allá de la gracia que pueden tener unos casos u otros. No le vamos a negar que es un libro que se disfruta y se lee en un suspiro. Una tarde (como mucho dos) de placer no son fáciles de proporcionar, y Culpa las procura, pero para quién tenga en el recuerdo la agradabilísima impresión que deja Crimenes se sentirá algo decepcionado, a buen seguro que hay que dejar pasar más tiempo para diluir recuerdos y así poder disfrutarlo más.  

Sigue siendo diferente a cualquier otro libro de intriga y/o juicios que puedes encontrar, su capacidad para intrigar y fascinar es algo de lo que no tengo duda, pero no puedo evitar sentir que si tuviera que recomendar a alguien este libro, antes le diría que se leyera Crímenes, que es lo mismo pero mejor.

Nota: 7
Nota goodreads: 3.93/5

sábado, 20 de junio de 2015

The Avengers 2: La era de Ultrón


La responsabilidad de suceder a un primer hit es similar a la que se produce cuando, después de un cierto éxito, consigues llegar a la cumbre y creas el super-blockbuster que rompe cualquier esquema. ¿Qué puedes hacer después del mejor trabajo de tu vida? Cualquier producción será inferior y se mirará como tal. ¿Es acaso fácil conseguir el más difícil todavía y mejorar tu límite? La Era de Ultrón se enfrenta justo a ello. The Avengers ha significado la cumbre del cine de súper-héroes taquilleros y casi todas las películas del género palidecen ante ella. Es la referente por derecho propio.

Las secuelas son inefables a cualquier película que tenga éxito en taquilla. Es imposible no sucumbir a la tentación de convertirlas en sagas: Piratas del Caribe, La Guerrade las Galaxias, Transformers, Indiana Jones ¡Estirar el chicle hasta el infinito y más allá! Con resultados más o menos conseguidos, todas parten de un universo creado por una pionera que rompe taquillas.
A diferencia de ellas, The Avengers no era una “primera película” como tal, sino que era una adición más a una historia, un peldaño más (aunque muy importante) de una trama que se completa a lo largo de un puñado de películas y series. Esto constituye una ventaja de La era de Ultrón respecto a una saga habitual: No es la continuación de la rompedora sino que es una muesca más dentro del gran retablo pintado por Marvel  (De hecho sucede a El soldado de Invierno, en la que sólo participa uno el Capitán América). Sí, la comparación es inevitable, pero es menos directa de lo habitual.

Insisto con The Avengers, que constituye el mejor ejemplo de bolckbuster moderno. Wedhon compone una historia coral en la que un conjunto de personajes que han mostrado tener carisma suficiente para tener protagonismo por derecho propio deben interaccionar positivamente para mayor espectáculo. En ella, todos tienen su parte de cancha y su importancia. Incluso los más sosetes y menos dotados de los Vengadores se convierten en imprescindibles (sin atentar contra la lógica) y se provoca un momento de gloria que contente a los fans de todos y cada uno de ellos. Todo ello con fuegos de artificio de primera calidad al servicio de una trama alegremente entretenida. Sus dosis de chascarrillos autoconscientes (frikis y no frikis) alivian la tensión se equilibran con unas coreografías a cada cual más espectacular y contribuyen a captan y entretener incluso a los más profanos del lugar. A posteriori, es casi inevitable que tuviera éxito. Las pocas veces que tantos factores confluyen con tanta naturalidad demuestran que no es tarea fácil.

Y ya llevo una página entera divagando sin haber soltado prenda sobre La era de Ultrón. Tiene su sentido, ya que todas estas consideraciones han pasado por la mente de Wessdon al hacer la película. Consciente de ello, ha intentado que cumpla la misma función que su predecesora (que no es tal): hacer de punto culminante de una segunda fase de películas que hacen avanzar el argumento general. Por ello, repite (o intenta repetir) la fórmula que ya funcionó en The Avengers. Ahora quien quiere destruir el mundo es un ciborg superdesarrollado y superdopado que tiene cuentas pendientes (o cree tenerlas) con los Vengadores.

El mayor problema  es que no arriesga lo más mínimo. Calca el esquema anterior y compone un ejercicio de entretenimiento de primer nivel, pero no ofrece nada de nuevo.
La trama profundiza, acertadamente, en los personajes que no disponen de película propia, desarrollando su personalidad, actualizando su trasfondo e impidiendo que se queden atrás en la “historia”. No obstante, Ultrón no consigue transformarse en un villano netamente explotado. No se le saca todo el jugo al que se le debería sacar, y, sin contar el órdago final, no tiene la fuerza suficiente como para plantar cara a los Vengadores con efectividad. Los chascarrillos marca de la casa que se inventaron en la primera Iron Man siguen funcionando, especialmente los que inciden con un Thor que parece en la edad del pavo, provocando unos duelos de machotes bastante graciosos. Cuando tienes personajes con este carisma, es más fácil hacer que cualquier chorrada ligera haga gracia, especialmente los chistes en torno e Mjolnir, que los buenos frikis apreciarán.

Pero ¡ay! Las risas no tapan que la fórmula que se utiliza para cerrar la película es exactamente la misma que antes: Órdago salvaje del malo maloso y hondonadas de dummies creados por CGi a los que destruir. Un recurso de guión que deja una gran sensación de “ya visto” que afea un espectáculo de primera clase, especialmente para quién tenga fresca The Avengers.
A pesar de este gran inconveniente, Wessdon consigue reconciliarme con la posibilidad de grabar escenas de acción caótica sin necesidad de abusar del baile de San Vito ni enchufar cien cortes por segundo sin motivo. Se echa el resto para crear coreografías tremendamente espectaculares muy bien diseñadas donde se abusa de la enormérrima potencia que ofrecen los ordenadores (el plano secuencia inicial en el que aparecen todos los Vengadores o la magnífica pelea final son auténticas gozadas para el consumidor de acción de la buena).

No podemos olvidarnos tampoco de lo bien cuidada y trabajada que se encuentra la imaginería de la película.  Todo elemento que aparece en cualquier entrega del Universo Marvel está diseñado y pensado para formar parte de él, consiguiendo un entramado de argumentos e historias muy bien entrelazado, componiendo un todo que constituye una promesa cierta de espectáculo (Algún día debería ponerme a analizar todo el conglomerado). Por ahora, a falta de nuevas noticias, se le esperan añadidos hasta 2020, con Guardianes de la Galaxia 2 como siguiente clímax de importancia en el fulcro argumental.

No tiene la fuerza y la novedad que suponía The Avengers y no propociona el mismo subidón (la grande de esta fase ha sido Guardianes), pero vaya si es entretenida. No ofrece nada nuevo más allá del avance de la trama, pero quién disfrutó con la primera seguro que se lo pasará bien con ésta. Es lo que debe ser un blockbuster, sin virtuosismos ni errores. 

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.7

martes, 16 de junio de 2015

Shaun The Sheep


¡Ei! Tienes que conocer a este colega que vive en la granja, porqué es muy molón y adorable. Es el rey del establo y cuando hay jaleo en el prado, es el que mantiene a los suyos en el lío. Deberían poner una placa que conmemore todas sus aventuras: Para la oveja Shaun. Pues él es la oveja Shaun, que se burla de todos los que no pueden balar. Tenedlo en cuenta, no hay otro como él. ¡Oh, la vida es diversión con la oveja Shaun! No se pierde una ni se queda atrás. ¡Quizás algun día encontraréis la manera de venir a conocer a la oveja Shaun!


Cualquiera que conozca la veterana serie de Aardman puede temer que la película no sea más que un capítulo de la serie estirado para llegar a los 70 minutos. Todo el que disfrutó de Wallace y Grommit sabrá que lo que estos británicos nos traen no es menos que un capítulo de 70 minutos de diversión con Shaun.

Tal como si Shaun sospechara que la rutinaria vida en la granja, con sus horarios marcados, sus desplazamientos repetitivos y su día a día con variaciones menores no fuera suficiente para llenar setenta minutos de metraje, decide dormir a su amo –con una técnica infalible- y encerrarlo en su vieja caravana para tener un fin de semana de puro placer ovino. La mala suerte querrá que su miope granjero acabe siendo enviado a la Gran Ciudad. Para Shaun, Bitzer (el perro) y sus compañeros no quedará otra que adentrarse en las calles de la metrópoli para rescatarlo, a merced de la salvaje civilización y bajo la furia de su representante más terrorífico: Trumper, el responsable de los animales sueltos, un Van Pelt obsesionado con acabar con todo animal que circula sin su amo.

No es un argumento original, pero se desarrolla con habilidad convirtiéndose en el inicio de un periplo tan hilarante como trepidante, lleno de guiños ingeniosos y desbordante de un humor decididamente puntiagudo. Es Aardman en estado puro: Una inventiva increíble en la puesta en escena, unos personajes expresivos como pocos (a pesar de que sólo pueden balar), unos bellos decorados fabricados a mano, una banda sonora la mar de aprovechable y multitud de detalles escondidos que pueblan cada rincón de la pantalla. ¿Dónde acaba la claymation y empieza el CGI? Dificil decirlo…

Teníamos ganas de ver que nos ofrecerían los virtuosos estudios británicos después de Piratas! y de Wallace y Grommit y a fe mía que no nos ha defraudado. Shaun y sus compañeros desbordan carisma, se adueñan de la escena y la pueblan de multitud de gags visuales, toques de slapstick y un puen puñado de detalles absurdos que te dejan la sonrisa bien fijada. ¡Incluso consiguen que un chiste de pedos y eructos acabe siendo gracioso (sólo uno de ellos)! En ningún momento se adentra en terrenos pantanosos, buscando un tono deliberadamente ligero y bienintencionado, con multitud de referencias entre las que destacan guiños a Cadena Perpetua, El Silencio de los Corderos o Terminator. La falta de diálogos puede asustar a más de uno, pero murmullos y balidos son más que suficientes para hacerse entender. Puede hacerse algo extraño para los profanos de la serie, pero fácilmente subsanable tras cinco minutos de carcajadas.

Hay que reconocer que antes de empezar el clímax final, la trama pasa por unos minutos de bajón en que se ponen empalagosos, pero es un mal necesario para que la película tenga algún sentido y no se conviertan en una sucesión de chistes sin sentido. Este espacio se aprovecha también para que los profanos a la serie puedan conocer a unos personajes con mucho más desarrollo del que esperaríamos ver en la mayoría de éxitos de taquilla y no sean unas ovejas tan anónimas.

La oveja Shaun no te hará reflexionar profundamente sobre el sentido de la vida, pero a buen seguro te divertirá sobremanera. Una más que bienvenida dosis de aventuras gamberrillas servida por el habitual y delicioso dominio de la claymation y aderezada con el humor desenfadado marca de la casa. Perfecta para los pequeños y para los que aún son jóvenes de corazón. ¡Beeee!!
 

Nota: 7
Nota filmaffinity:  7.0