sábado, 31 de diciembre de 2011

Orlando (Virginia Woolf)

 Título: Orlando - a biography
Autora: Virginia Woolf

“Orlando (1928) narra los avatares a lo largo de cerca de trescientos años del que empieza siendo un caballero de la corte isabelina inglesa. Producto en parte de la ambigua pasión de Virginia Woolf (1882-1941) por Vita Sackville-West y antecedente singular del realismo fantástico, la historia de su protagonista, ambientada siempre en sugerentes escenarios e impregnada por la particular obsesión de su autora por el transcurso del tiempo, se desliza como un deslumbrante cuento de hadas ante los fascinados ojos del lector”

Orlando -una biografía- es uno de los libros más conocidos de la autora inglesa Virginia Woolf. A instancias de Uruviel, me decidí a leerlo en inglés por la dificultad que (decía)  tendría encontrar una buena traducción. Lo cogí con cierto respeto por la dificultad intrínseca de ello (sería el primer libro serio que leía en inglés, porqué ni Potter ni Dan Brown cuentan como ello), pero he salido airoso del lance. Eso sí, me muestro de acuerdo con Uruviel sobre la dificultad de traducir satisfactoriamente el libro. Tiene que ser muy difícil hacer una traducción que haga justicia al dominio en el lenguaje que tiene esta mujer.

La obra es, como dice el propio título, una biografía. Sin embargo, la manera de redactar con abundantes huelgas de celo sobre el papel del biógrafo al contar la historia hace pensar que se trata más bien de una parodia o burla de las biografías de la época en que se sitúa la historia (que el protagonista viva unos 400 años acentúa ese efecto satírico).

Orlando es (inicialmente) un joven noble del siglo XVI. Como cualquier hombre con la vida resuelta, busca qué hacer con su vida y bascula entre diversas ilusiones, la de amar y ser amado, ser un poeta recordado, un gran propietario… Todo ello narrado con un lirismo y una variedad de imágenes y metáforas que lleva a la saturación. Por buscar un símil más modesto, sería parecido a las novelas de Antonio Gala, oye, qué poesias, si sabe de uno cosas que ni uno sabe que sabia. Y con ese estilo, y con esa lengua, y con esa pluma…
Durante más o menos la mitad del libro, los sucesos trancurren lentamente y, a pesar de estar muy bien escritos, no resultan para nada interesantes. Sin embargo, a mitad del libro y tras el incidente de Estambul, la obra pega un giro inesperado (para mí), ganando mucho en interés y mostrando puntos de vista novedosos e interesantes, comprendiendo el retorno de Orlando a Inglaterra y las nuevas obligaciones que debe asumir y los problemas que se generan a partir de su retorno. Pasará el tiempo y llega la Ilustración, la revolución industrial y el siglo XX. Durante todo este tiempo, Orlando irá contemplando como la sociedad va cambiando y evolucionando, remarcando que hay cosas que, por mucho que la sociedad evolucione, apenas cambian.

La obra se convierte en una de las primeras que trata temas como la homosexualidad, la sexualidad femenina, además del rol de la mujer en la sociedad inglesa de los siglos XVII al XX. La obra es eminentemente feminista y aporta una visión especialmente crítica del rol asignado a la mujer, ya no sólo dentro de las sociedades machistas de la época sino dentro del mundo literario, un sector prácticamente reservado sólo para los hombres.

Reconozco que cogí el libro sin saber apenas nada de la vida de la autora, con lo que adolecía de una falta de contexto para entender la magnitud y la importancia de la obra. Woolf fue una de las afortunadas que pudo disponer de un marido comprensivo y con dinero para poder publicar sus obras, cosa muy difícil para una mujer en la época, siendo de los primeros autores en denunciar el sufrido papel de la mujer en la historia y posicionarse claramente a favor del feminismo.

Por lo que he leído, Orlando se escribió como divertimento en una suerte de “vacaciones de escritor”, lo que lo convierte en el libro más asequible de la autora (y el de más éxito). Que sea el más asequible no significa que sea fácil de leer (y menos en inglés), su prosa es altamente elaborada, grandilocuente y rica en imágenes.
No es un libro fácil de leer y la historia es bastante banal, pero la escritura es muy florida y “bonita” y los temas que trata son realmente importantes, especialmente teniendo en cuenta el contexto histórico en que fue escrito. No es un libro para entretenerse, sino uno para leer y reflexionar, que trata sobre temas problemáticos en una época y que merece ser leído para apreciar como ha evolucionado la sociedad para convertirse en la actual.

Nota: 7

jueves, 29 de diciembre de 2011

La apuesta perfecta


No siempre se acierta con las películas a ver, éste es uno de estos casos.


El cartel es sugerente ¿a que sí? Parece un thriller de estos en los que hay una historia confusa en la que todo está engarzado, todos son culpables y es necesario empezar a hacer cábalas para desmarañar el tejido que nos presentan. Pues nada de eso.

La película nos cuenta tres historias entrelazadas que tienen el juego (como vicio) en común. Una reputada novelista es ludópata, con las consecuencias que esto tiene para su trabajo y su vida. El hermano de una estrella del basket universitario debe demasiado dinero por culpa de las apuestas y intenta obligar a su hermano a amañar partidos, poniendo en peligro su carrera. Finalmente, los dueños de una casa de apuestas debaten sobre la ambición y el dinero que van a ganar timando a los pobres apostadores.

El inicio es prometedor, una acertada primera escena nos pone en situación para lo que parece un thriller en torno al juego. Sin embargo, el desarrollo es puramente de telefilm, ocupado en mostrarnos vidas rotas en torno al juego sin control. Las tres tramas apenas logran entrelazarse más que por un punto tangencial -pasan en el mismo sitio-, funcionando como historias independientes que se van intercambiando en pantalla. En ningún momento se logra empatizar con los personajes, la trama es muy plana y estúpida y no ayuda a captar la atención. Además, la moralina que desprende durante todo el rato “el juego es malo, nunca apuestes, a menos que hagas trampa” no es de lo más inspirado que uno se pueda encontrar.

ACTORES: A pesar de contar con un buen elenco de actores y mostrarse como una película coral, la película desaprovecha el talento que tiene entre manos. Grammer, Whitaker y deVito están muy descolocados, sin saber muy bien que hacer. Sólo Basinger tiene la suerte de gozar con algo parecido a un personaje coherente.

DIRECTOR: Mark Rydell es todo un veterano director de telefilms baratos al que, de vez en cuando, se le da la oportunidad de dirigir películas de más calibre. No obstante, la película naufraga en todos los aspectos y no consigue tener un mínimo de coherencia para mantener el sentido. A pesar de que había mimbres para hacer una película decente (un thriller de oficio, que dirían), no se aprovecha de ninguna manera. No hay ninguna escena aprovechable -aparte de la inicial- ni ningún sentido del ritmo, sorprende además una estética tan “cutre” en una película que se vende como “la película de apuestas definitiva”. Se supone que, viendo a los actores, dinero hay. ¿Cómo te lo gastas tan mal y haces escenas tan cutres todo rato? Las peleas, los partidos, el desenlace…

GUIÓN: A ver que tenemos… Personajes apenas perfilados, tres historias muy vistas y superficiales que no llegan ni a drama ni a thriller en las que esperamos ese giro argumental que no llega o no sabe llegar. El ritmo brilla por su ausencia y las incoherencias y los giros “molones” sin sentido abundan lo largo del metraje. No es que haya mucho hilo que cortar.

En resumen, a pesar de tener todas las mimbres necesarias para realizar una película decente, han hecho una película (para el cine) de las que cualquier persona con un mínimo sentido del gusto escapa al ver en la tele.

Nota: 2
Nota filmaffinity: 5.1

sábado, 24 de diciembre de 2011

El ángel azul


Hoy toca una película antediluviana, de los albores (casi) del cine. Es una película que aparece en todos las clasificaciones como de las mejores de la historia a pesar de sus años (es de 1930). Además, es la primera gran película de uno de los mitos del cine, Marlene Dietrich: “El ángel azul”.

La película se centra en el Profesor Rath, un hombre severo y de una moral rígida e intachable que enseña en el Liceo de un modo autoritario, aterrorizando a sus alumnos. Es un ser austero, alejado de todo vicio y dedicado por completo a la enseñanza. Un día, descubre que sus alumnos visitan el “ponzoñoso y vil” cabaret “El ángel azul”, donde actúa la bailarina Lola-Lola. En un intento por “salvar” a sus alumnos, visita el cabaret para así alejarlos de ese antro de vicio y perversión. Sin embargo, no podrá evitar quedar prendado de la bailarina. A partir de este momento, Rath se lanzará a buscar el corazón de Lola-Lola y no dudará en pedirle matrimonio, empezando así su particular decadencia…

ACTORES: Los dos papeles principales corren a cargo de las dos estrellas de la época. Dietrich, un mito por derecho propio, se convierte en una de las primeras femmes fatales de la historia del cine. Su personaje abarca todo el espectro de sentimentos al completo, pasa de ser una entregada y fiel amante, a ser una mujer fría y distante que lleva al personaje del profesor a situaciones que hacen de esta película una joya. Dietrich le otorga al personaje una credibilidad y una profundidad abrumadoras en situaciones tan distintas como interesantes. Jannings representa justo lo contrario, es un veterano solterón, autoritario y riguroso, para quién las mujeres no son más que una distracción y algo a evitar. Sin embargo, al enamorarse, empieza a vivir y deja todo lo que tiene por estar al lado de su amor. Jannings interpreta magistralmente ese descenso a los infiernos, a la ignominia y la humillación al enamorarse de la mujer equivocada, renunciando a todo, poco a poco, grano a grano, convirtiéndose en un payaso que sigue a su “ángel azul” allá donde va. Da vida a un personaje al que, en principio, se desprecia, enseguida se comprende y finalmente conmueve hasta lo más hondo. Su interpretación es sensible, poderosa, y su personaje es tan humano como el más humano de los hombres. 

DIRECTOR: von Steinberg es junto a Lang, uno de los directores más importantes de la UFA, la mayor productora de cine antes de la IIGM. Es uno de los responsables de sentar las bases de lo que hoy conocemos como cine, creando muchos de los recursos que la industria posteriormente usaría. En esta película hace un gran uso del lenguaje narrativo y de los simbolismos para mostrarnos la decadencia y el hundimiento de un hombre honrado. Lamentablemente, al observar la película con ojos actuales, su parte inicial peca de lenta e ingenua. Las escenas son perfectamente pulcras, magníficamente escogidas pero alargadas en exceso y la presentación de la “impía” Lola-Lola es puerilmente grotesca para los cánones actuales. A pesar de que fue el primer director en enseñar las piernas de una mujer en la pantalla (un escándalo para la época), ahora mismo esa situación es simplemente risible. Por otro lado, la parte final... te parte el alma, simplemente.

GUIÓN: La película tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera conocemos al serio Profesor, vemos sus clases y cómo intenta salvar a sus alumnos de la perversión, cayendo él en sus redes. Esta parte es excesivamente lenta y tediosa, bastante desfasada en su planteamiento y excesivamente previsible. En la segunda parte, una vez se ha consumado el matrimonio, la película cambia y somos testigos de cómo se le va arrancando, pedazo a pedazo, la dignidad del pobre Profesor que, voluntariamente se va humillando una y otra vez para poder estar con Lola. La película pasa a tener un ritmo perfecto y unos diálogos inmejorables para ilustrar la caída del Profesor.
Indudablemente, Sternberg no tiene el don de la comedia: las supuestas situaciones cómicas de los primeros minutos resultan de una falta de gracia exasperante. Los personajes, demasiado teatrales todavía, no se han librado de los recientes años del periodo mudo, y parece que el director vienés, tampoco. Algunas situaciones son por completo absurdas, incluso ridículas, aunque a medida que avanza la narración empezamos a encontrarles un sentido. Los sonrojantes y eternos 50 primeros minutos hacen que uno sienta la tentación de arrojar objetos y erizos y de mandar a tomar viento a todos los expertos en cine que la recomiendan. Sin embargo, la última parte es una barbaridad. ¡Qué recital de Jannings! ¡Pura poesía de imágenes y sentimientos! Una pena tener que esperar tanto para recibir un hachazo en el corazón.

Es una película que sirve para entender cuando y porqué Marlene Dietrich se convirtió en un mito. Que sirve para comprender porqué Emil Jannings fue el primer hombre que ganó un Oscar al mejor actor. Que muestra una de las primeras (y mejores) versiones de la femme fatale. Que nos encoge el corazón al ver hasta que punto puede hundirse un ser humano. Que nos hace entender porqué las películas de la UFA tienen la fama que tienen. Que nos demuestra que una película puede empezar siendo muy (pero muy) floja  e ir de menos a más, hasta llegar a un final que pone la carne de gallina y que nos permite comprobar que hasta el hombre más gallo puede perder toda su dignidad hasta acabar siendo una gallina… por una hermosa mujer.

Nota: 7 (El inicio es de 2-3, pero el final es de 10).
Nota filmaffinity: 7.9

martes, 20 de diciembre de 2011

Zonas Húmedas (Charlotte Roche)


Vaya cosa que decidí leer. Es obligatorio reconocer que es rara y diferente a lo habitual.

Título: Zonas húmedas
Autor: Charlotte Roche
Título original: Feuchgebeite


“Tras causarse una fisuara anal por apurar su depilado íntimo, Helen, la adolescente protagonista de este relato-confesión, se encuentra en la unidad de Medicina Interna del Hospital de la Virgen del Perpetuo Socorro. Espera la visita de sus padres divorciados, confiando en que ambos se reconcilien junto a su lecho de hija convaleciente. Mientras tanto, se dedica a analizar aquellas regiones de su cuerpo que la opinión bien-pensante suele considerar poco propias de la atención de una muchacha de su edad, y pide al enfermero Robin que saque fotos de las zonas que escapan a su mirada exploradora.
Porque a Helen, siempre dispuesta a ir al fondo de las cosas, a las experiencias extremas, incluso hasta donde éstas producen asco (como ella misma declara), la mueve una indomable curiosidad por su propia anatomía, por sus recovecos y orificios y por los múltiples aprovechamientos que ofrecen para maximizar el placer. En efecto, a la muchacha le gusta el sexo: en solitario o en pareja, con aguacates que cultiva tiernamente en un vaso de agua o con prostitutas de burdel a las que llega a dar más de una lección; por vía anal, oral y vaginal, menstruando, con chocolate o con riego previo... Eso sí, oliendo siempre a su aroma natural: pues esta dieciochoañera es un cuerpo rebelde que rechaza visceralmente los dictados de la higiene y de la estéril, por falsa, estética de las revistas de belleza femenina.”

Ante todo, lo primero que hay que decir es que la temática del libro no es para todos los estómagos. Hay bastantes momentos bastante asquerosillos y, si te pillan con la guardia baja, puede crear sensaciones incómodas. Que te describan unos “posos de café” o el “jarabe de grosella” puede ser desagradable para más de uno.

El libro nos cuenta la historia de una chica joven a la que todo el mundo calificaría como “cerda”, no porque tenga unas costumbres sexuales bastante liberales (cosa nada criticable), sino porque añade a la mezcla un cierto gusto por la escatología sexual unido a un orgulloso poco aprecio por la higiene de la protagonista. Esta chica ha sido internalizada debido a que se ha rajado el culo al afeitarse la zona y tienen que operarla. A partir de allí, nos hace ser testigos de todos sus pensamientos y reflexiones íntimas que tiene durante su convalecencia, girando la mayoría en torno a su dolorido culo, lo que echa de menos el sexo y masturbarse y lo que le gustaría que sus padres divorciados se vuelvan a reunir.

La protagonista se autopresenta como una mujer fuerte y “liberada”, ya que hace lo que quiere con su cuerpo -y se queda bien a gusto-, pero a medida que avanza el libro podemos comprobar como es una mujer muy vulnerable, con una personalidad es casi inexistente, hecho agravado  por el trauma causado por la separación de sus padres, que no parece haber superado.

Por un lado, el desarrollo del libro es muy fresco, se lee fácilmente y las páginas pasan a toda velocidad. La manera de contar la historia es muy amena y la falta de tabús a la hora de explicar sus costumbres higiénicas y sexuales le añade un punto morboso que puede interesar a más de uno. La cantidad de patadas a lo “políticamente correcto” que encontramos por página es digna de mención y a la que seas de estómago resistente, puede provocar sus buenas risas. Por otro lado, la historia es básicamente inexistente y la particular personalidad de la protagonista (por llamarlo de algún modo) puede provocar la exasperación de muchos. Sin embargo, a veces parece que tanto “caca, culo, chochito, pis” es en muchos momentos innecesario, y que parece que quiere provocar “rompiendo tabús” al hacer que quien escribe sobre estos temas tan escatológicos sea una mujer.

Sorprendido me hallo cuando me entero de que ha sido un éxito de ventas en Alemania. Supongo que es debido a la mezcla de morbo y escándalo, su facilidad de lectura (tiene bastante gracia al principio) y el tema tan particular que trata. Aunque me he reído leyendo algunas de las animaladas que hace la protagonista, me ha parecido un libro innecesariamente pueril y grosero, con ciertas ansias de ser transgresor siendo simplemente asqueroso. 

Nota: 3

lunes, 19 de diciembre de 2011

Misión Imposible: Protocolo Fantasma


Venga, ¡a ver quien la suelta más gorda! Básicamente es esto lo que propone “Misión Imposible: Protocolo Fantasma”. Un enorme castillo de fuegos artificiales con la intención de no dejarte un momento de respiro y tenerte dos horas pegado al asiento con explosiones y acrobacias imposibles.



La historia nos emplaza a Ethan Hunt preso en una cárcel rusa de la que deberán rescatarle (a ritmo de La gran evasión). Sin embargo, su grupo se ve implicado en la voladura del Kremlin (¡cazi ná!), por lo que son suspendidos como agentes secretos. Hunt y su equipo deberán emprender una caza en solitario, buscando al auténtico responsable de la voladura del Kremlin: un científico loco que quiere destruir el mundo.

La película es simplemente un despiporre de acción. La cosa empieza directamente con: “hay que infiltrarse en el Kremlin”, como si fuera la cosa más fácil y simple del mundo. A partir de allí, ¡fiesta! La película transcurre en una continua cuenta atrás, con una sucesión de escenas de acción sin respiro con un cierto regusto al cine de espías de Bond, muchas dosis de autoparodia fantasma y unas enormes ganas de buscar el “más difícil todavía” de manera continuada.

ACTORES: Tom Cruise se ha dejado mucha pasta en la película y va directamente a fondo. A pesar de sus cincuenta años, no tiene ninguna pega en buscar la acción al límite, incluso dando algo parecido a un trasfondo sentimental a su personaje. Ranner y Patton consiguen hacer que sus personajes sean algo más que maniquís y el impagable Simon Pegg (Zombies party) añade un puntito cómico al grupo con un carisma arrollador. En una película que no demandaba otra cosa que muecas y caras serias encontramos cuatro actores que se toman en serio su papel (aunque el guión no les exija mucho).

DIRECTOR: Atención directores de acción real, los reyes de la animación también saben dirigir el carne y hueso. Bird (Los increíbles, Ratatouille) sabe que para que la película funcione, tiene que dar acción sin límites y ritmo sin descanso. Y vaya si lo hace. A lo bestia. La realización es ejemplar y espectacular. Contiene fantasmada tras fantasmada y animalada tras animalada, pero de la buena, totalmente disfrutable. Las coreografías son magníficas, el dinero bien gastado y los efectos especiales se dedican a asombrar. El bueno de Tom empieza con una conmoción cerebral en el Kremlin y a partir de ahí es un no parar. De la semana fantástica del Corte Inglés a Hawai-Bombay, Bird despliega un excelente bufet de medios, explosiones, caídas y re-re-re-caídas en los que el término fantasmada se queda bastante corto. ¡Cuánta leche… y qué bonita! ¡Cuánta explosión… y qué preciosa! ¡Qué coche más maravilloso… a juego con el traje de Tom! Un festival. Escenas como la del parking o la de la tormenta de arena son una buena muestra de cómo hacer una coreografia de acción bien hecha, que tomen nota muchos directores.

GUIÓN: Para que una película funcione, debe tener un guión decente. En este caso, han conseguido que sirva de aceptable excusa para el festival de explosiones y acrobacias que constituye todo el film. La película contiene el número de fantasmadas y animaladas que se podrían esperar y muchas más, la base argumental está muy clara, los personajes tienen (sorpresa) fuerza en pantalla y cada uno de ellos se desarrollan con fluidez en la película, el guión tiene el sentido necesario (ejem) para que todo tenga un motivo, no hay diálogos estúpidos (cosa rara en un producto de este estilo, veamos Transformers), se ríe mucho de sí misma y, sobretodo, el ritmo no para en ningún momento, para que cuando acabe no te de la sensación de haber perdido el dinero. Que sí, el malo es un soso y no tiene motivos para destruir el mundo aparte de "querer destruir el mundo", pero... ¿y qué?

Después de que Brian de Palma adaptara la serie de televisión con un producto muy personal en el que importaba más la intriga que la acción, Woo realizó seis años más tarde la segunda parte, alardeando de su maestría en el cine de acción de videoclip, pero le quedó poco lograda y con fantasmadas exageradamente exageradas que provocaban más bien desapego. Abrams hizo la tercera parte con escenas absolutamente fantasmas pero mejor elaboradas, a pesar de tener un guión con bastante poco sentido. Finalmente, quince años después de la primera parte, Bird conjunta una historia reliada como la que realizó de Palma con un festival palomitero de acción a lo Abrams. Y le sale bien.

Con un gusto por la acción fantasma con estilo, unas dosis de acrobacias imposibles espectaculares y un guión que sustenta más o menos el conjunto, es perfectamente recomendable para todos los amantes de la acción palomitera.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.6

domingo, 18 de diciembre de 2011

Una pareja de tres


John es un periodista de cierto éxito que está casado con la bellísima Jenny. Cuando llega el momento de empezar a tener hijos, John no se siente preparado para ser padre y, con la intención de “distraer” el instinto maternal de Jenny, le regala un cachorro de labrador que se unirá a la pareja y deberá adaptarse a la vida con uno más en la familia. Marley, que así se acaba llamando el cachorrito, será testigo de todas las vicisitudes de la pareja a lo largo de su vida.

He de reconocer que la película me ha sorprendido, en su momento se vendió como una comedia romántica tonta y lo parece durante los primeros diez minutos. Sin embargo, tan pronto como Marley aparece en la vida de la pareja, la película adquiere un tono más serio con la presencia de diversos gags más o menos agradables. Se podría dividir en dos partes: en la primera, desarrollada siguiento un esquema clásico, Marley hará sus travesuras y la familia deberá adaptarse, con más o menos fortuna, a su presencia en la familia. En la segunda, el film se convierte en una historia sobre la vida familiar y laboral de un joven matrimonio norteamericano: ambos tienen sus sueños y sus metas, pero la vida no es fácil y en todo momento la vida te va llevando a tomar decisiones que afectan a tu vida. Es necesario elegir entre familia y carrera, matarse a trabajar y luchar por un ascenso o simplemente disfrutar trabajando en lo que te gusta, cobrando menos, etc.

ACTORES: Ésta fue quizás la mayor sorpresa. Nos encontramos a Owen Wilson tomándoselo en serio haciendo lo que no se espera de Owen Wilson (es decir, sin payasadas raras), con Jennifer Anniston haciendo lo que no se espera de Jennifer Anniston (de tonta sufridora por culpa del amor) y con un perro llamado Marley que no hace lo que se espera de las mascotas de pelis de animales traviesos (chupar cámara y robar tiempo con el tópico de la cocina destrozada mientras buscaba galletas). Sin  desprender gran química, esta pareja de tres funciona, sorprendentemente realista y con una actuación más seria y correcta de lo que sería esperable.

DIRECTOR: Frankel saltó a la fama con El diablo viste de Prada y vuelve a demostrar su calidad en esta misma. Bajo cualquier otra dirección más torpe, esta película se habría convertido en un reguero de tópicos y chistes pseudograciosos sobre los perros o en un dramón lacrimógeno bastante amargo. Sin embargo, Frankel consigue rizar el rizo y crea una alegre película familiar, imperfecta y desordenada, pero con momentos de genuina dulzura, con algunas gotas de humor entre la sacarina y la tristeza. Una película puede ser mejor o peor, pero se nota cuando se ha hecho con cariño, y ésta es una de ellas.

GUIÓN: La película invitaba a irse hacia la comedieta chorra o al drama de pañuelo, pero el guión es muy medido y redondo. Se trata de un slice of life bastante correcto, contando la historia de una vida de una “pareja más” -dentro de los cánones yanquis, claro- con la que cualquiera puede identificarse. Es además un relato inofensivo, pero agradable, un pequeño homenaje a todas aquellas mascotas que se convierten, con pleno derecho, en un miembro más de la familia a quien querer y a quien mimar. Frenkel repite guionistas, que se muestran eficaces y construyen una película con defectos, pero razonablemente entretenida, pensada para toda la familia y totalmente intrascendente.

No es una historia de perros listos o simpáticos o valientes. Es una historia de Amor, con mayúsculas, de cómo dos jóvenes enamorados consolidan su amor hasta fundar una familia, con altibajos, con subidones y baches, con tragedias, con alegrías… ¿el perro? Sí, es travieso y simpático, pero no es el protagonista con sus patochadas, sino un conductor de la historia, el hilo con el que se van cosiendo unas etapas con otras en la narración de la vida de la pareja… una narración simple, sencilla, con desparpajo, optimista, sin pintarnos las cosas de color de rosa pero sin recrearse en los dramas, seguramente más acorde con la realidad que muchos de los peñazos de presuntos expertos que sólo hacen películas sobre el lado tristes del amor, o las perversiones por amor o la pérdida del amor… ¿Acaso alguien ha dicho que para que una película sea buena tiene que reflejar tragedia tras tragedia? 

Yo creo que a Frenkel se le murió el perrito y quiso hacerle un homenaje, muy tierno y con mucho cariño, en el que expresaba su amor por esos pequeños demonios que también son parte de nuestra familia. Probablemente, todo aquel que tenga o haya tenido una mascota querida se sentirá muy identificado con la historia, llegando a emocionarle, a pesar de la sencillez y la humildad de su planteamiento.

Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.1

lunes, 12 de diciembre de 2011

Olympo II: La Caída (Dan Simmons)


Por fin, la cuarta y última parte de la saga, fantásticamente absorbente.

Título: Olympo II: La caída
Autor: Dan Simmons

“La historia del asedio de Troya (Ilión), reconstruida en un lejano futuro con elementos de ciencia-ficción. Aunque todo pudo haber ocurrido como Homero cuenta en la Ilíada, lo cierto es que, en Marte, a los pies del Monte Olimpo, la guerra de Troya ha tomado otros derroteros. Resucitado para comprobar si el asedio de Troya se ajusta a lo narrado por Homero, el erudito Thomas Hockenberry sugiere a aqueos y troyanos la idea de una rebelión frente a los post-humanos, que actúan como los dioses del Olimpo. Mientras tanto, los moravecs construyen en Fobos una nave espacial para viajar a la Tierra en un intento por descubrir el origen de las modificaciones genéticas de las que han surgido los nuevos dioses y, también, la causa de las manipulaciones del espacio-tiempo que amenazan con provocar la destrucción del sistema solar.”

Llegamos por fin al final de la historia, ¿qué ha sido de Aquiles en el monte Olimpo? ¿Cómo podrán los humanos sobrevivir al ataque de los voynix? ¿Qué llevó a los antiguos post-humanos a convertirse en dioses? El anterior libro había dejado la historia en su mejor momento y, por fin, vemos como acaba.
Estos libros-saga, que nos sorprenden por la magnitud que toma el aspecto épico de la narración, la multitud de tramas entrelazadas y las muchas referencias literarias provocan un cierto “hype” que suele conllevar una cierta decepción en su desenlace, ya sea porque no se acierta a cerrar acertadamente la aventura o porque este final no se adecua a lo que habíamos deseado de él. Sin embargo, yo debo decir que Simmons no me ha defraudado y me ha proporcionado un final a la altura, realmente espectacular. Es cierto que quedan cosas en el tintero y que no explica todos y cada uno de los muchísimos hechos ocurridos a lo largo de la saga, pero el desenlace es plenamente satisfactorio.

No voy a añadir nada más que no haya dicho antes: es toda una sorpresa encontrar una propuesta de ciencia-ficción seria tan bien realizada, donde la nanotecnología y la cuántica se encuentran en conjunción con referencias literarias muy bien escogidas (Homero, Shakespeare, Proust…).

Transcribo una reseña de www.Sfreviews.net/olimpos.html

“Una de las maneras en que el pasado informa el presente es a través de la narrativa mítica que pasa de generación en generación. A medida que la humanidad evoluciona , también lo hacen nuestros mitos y Olympo en sí mismo es un ejemplo de ello. Al revisar y recontextualizar la épica de Homero y Shakespeare, Simmons parece intensamentente consciente de que las futuras generaciones pueden ver esas revisiones como la épica de nuestro propio tiempo. ¿Pretencioso? A grandes rasgos, es posible que sí, pero no lo es en la manera en que lo maneja Simmons. Para él, narrar y volver a narrar las grandes historias es algo que está en el núcleo de lo que somos. No podemos dejar de narrar historias de la misma manera que no podemos dejar de comer, dormir o hacer el amor. Es ese homenaje a ese proceso de narrar historias lo que hace que Olympo sea una obra maestra”

Sí, la reseña se queda a gusto, quizás demasiado, pero para mí ha sido un libro espectacular y un absorbente compañero de viaje durante las casi dos mil páginas que componen esta magnífica saga.

Nota: 9

domingo, 11 de diciembre de 2011

This is England


En la línea realista de las películas de Ken Loach o de Stephen Fears, hoy toca una película sobre los bajos fondos de Inglaterra, ambientada en pleno Tatcherismo, con muchos toques autobiográficos en ella.

Shaun es un chico de doce años gordito, tímido y marginado en el colegio. La muerte de su padre en la guerra de las Malvinas y su madre ausente e irresponsable no componen el mejor panorama para hallar cobijo en el hogar. En uno de sus peores días, es acogido por una banda de skins, que lo “adoptan” como una especie de mascota. Por primera vez en su vida, Shaun se siente querido y apreciado, con lo que rápidamente trabará gran amistad con ellos. Sin embargo, el retorno del antiguo cabecilla del grupo, recién salido de la cárcel, dónde se han  radicalizando sus ideales, provocará cambios en la panda, lo que será una dura prueba para Shaun.

Aunque a primera vista, podría parecer que es una película sobre el racismo al estilo de American History X, la veo más bien parecida a una crónica de una época y una tribu urbana mas parecida a Quadrophenia. Sirve de recuerdo de la época en la que surgió el movimiento Skin y como una muestra de cómo la individualidad se disuelve dentro del grupo y permite a la persona hacer cosas que de otra manera no podría; la dinámica de grupos, la influencia de un líder pernicioso, la soledad y la necesidad de compañía…

ACTORES: Es obligatorio destacar el papel del pequeño Thomas Turgoose como Shaun, que consigue transmitir muy bien la vulnerabilidad y el miedo de su personaje, su desesperación y su deseo de ser aceptado. Resulta casi imposible no coger cariño a este personaje. El resto de actores de la pandilla cumplen con su función, con cierta corrección.

DIRECTOR: Shane Meadows ya tiene una larga tradición de películas de trasfondo social, explicando historias de los bajos fondos desde un punto de vista diferente al habitual. En esta película compone un buen retrato de una época en la que un niño descubre la dureza de la vida que le ha tocado vivir. Enseña un retrato diferente de los skins, no demoniza a la tribu urbana ni se arrastra por idealismos abstractos relacionados con dichos grupos sinó más bien nos lleva a unos maravillosos pero grises y plomizos años ingleses. Es la Inglaterra arrojada al compact disc, al aerobic, a los teleñecos, las gominolas y a Margaret Thatcher. Aunque deja perfilar un poco el ideal skin de su tierra prestada a concesiones como igualdad entre razas, surgido del descontento heredado de la generación de nacidos en países de la Commonwealth (uno de los chicos es jamaicano). No obstante, no se deja de lado la esencia del nacionalismo como bandera que ondean estas tribus urbanas y que posteriormente tomará las riendas del movimiento y le dará la fama que tiene. Shaun refleja claramente el preadolescente indeciso, enfurecido y negado por los demás con un futuro no muy esclarecedor y su protector Combo la fría, violenta y dura veteranía con una frustración que no tiene otra manera de justificar su realidad que con odio. Una fotografía correcta capta adecuadamente la tristeza y la dureza de su tiempo, lo cual, unido a una muy buena banda sonora, sirve para poder sumergirse en unos años fríos y sombríos para todos, especialmente los jóvenes.

GUIÓN: El guión, según el director, muy autobiográfico, contiene una historia realista e intimista, con un inicio muy logrado. En él vemos como Shaun es un niño que necesita cariño y, sorprendentemente, lo encuentra en un grupo de skins, el cual, mientras lo observamos, vemos que está compuesto de jóvenes tan solos, desorientados y perdidos como el propio Shaun, que aprovechan la presencia de un grupo y un líder para hacer lo que solos no se atreverían hacer, unidos por una propuesta estética común que les atorga un sentimiento de pertenencia a un grupo más que a una ideología concreta. Tras la llegada de Combo, la película pasa a mostrar como un movimiento urbano de ruptura se va radicalizando y carcome al movimiento -y al grupo- llevándolo hacia una senda que es de sobras conocida. Exceptuando sus últimos veinte minutos, donde la historia deja bastantes cabos sueltos -Woody o Lol, por ejemplo-, se suceden un par de despropósitos un tanto extraños -la reunión del Front National o todo lo de Smell- y no acaba de encontrar un final muy lógico, el ritmo general es muy adecuado y la historia bien desarrollada, sabe captar la atención y no la pierde durante gran parte de la película.

"Mirad, la vida que he tenido puede volver malo a un buen hombre". Algo así rezaba aquella canción de The Smiths. Y esta película habla de ello. El movimiento skinhead, la Inglaterra de Margaret Thatcher, la guerra e incluso el fascismo son sólo un marco, el contexto, la excusa para hablarnos con gran emotividad y mesura sobre la amistad, sobre el amor, la integración y la violencia contenida; pero sobretodo para hablarnos del miedo y su aterradora extensión: el odio, odio surgido de la desesperanza y la desesperación que se ceba en buscar un culpable, lo que lleva a una violencia estúpida y sin sentido. En This is England vemos a Shaun sentirse parte de algo por fin, lo vemos recuperar la figura paterna y madurar tan rápido como un puño armado de furia tarda en llegar a un rostro descuidado. Todo con una sinceridad aplastante, casi inusitada. Lástima de los últimos veinte minutos, que desastran el resultado.

Nota: 6
Nota Filmaffinity: 7.1

martes, 6 de diciembre de 2011

En busca de la felicidad


Hoy ha tocado esta película, que tuvo fama en su momento y que, por diversas circunstancias no pude ver en el cine.

Will Smith interpreta a un vendedor que batalla duro por ganarse el pan y traer algo de dinero a casa. Ahora mismo está pasando una mala racha y puede perder su piso. A pesar de ello, no se rinde e intenta esforzarse y mejorar para conseguir algo más de dinero, un trabajo mejor y el amor de su hijo. Finalmente consigue entrar en unas prácticas para ser broker financiero, pero eso significa no cobrará durante un tiempo, por lo que deberá superar todas las adversidades que la vida le depare y ser el mejor de las prácticas si quiere obtener un empleo que le lleve a una vida mejor.

La película es un drama típico de superación personal, de vencimiento de obstáculos, no darse por vencido, de lucha incansable por la consecución de las metas fijadas. Así que preparaos para momentos angustiosos y pañuelos mientras se cumple el sueño americano.

ACTORES: El protagonista principal y absoluto de la cinta es Will Smith, que nos sorprende con un acertado papel dramático, mucho más exigente de lo habitual en sus películas. Su trabajo es más que correcto y agrada que alguien tan encasillado en papeles de “chulo de acción” haga un papel dramático con tanto acierto. Adicionalmente, el hecho de que su hijo en la película sea su hijo en la vida real, permite que entre los dos haya una cierta química especial, lo que resulta ser todo un acierto, haciendo más creíble la relación paterno-filial.

DIRECTOR: Muccino es un director italiano de cierta calidad que gusta de hacer buenos dramas corales (la muy agradable El último beso, por ejemplo). Supongo que, debido a ello, Will Smith se fijo en él para dirigir esta película. Sin embargo, se nota bastante que se ha limitado a poner la chequera y filmar sin gracia. Con un esquema parecido a un telefilm va siguiendo las desventuras de nuestro protagonista, sin aspavientos. No intenta deslumbrar ni lucirse, simplemente, rueda y deja que Will Smith se quede a gusto en su papel. No hay grandes escenas pero tampoco errores, muy anodino.

GUIÓN: La película está basada en hechos reales, con cierto esfuerzo por respetar la realidad. Por ello, no encontramos escenas gratuitamente patéticas y ahonda en el drama personal con bastante seriedad, pero sin entusiasmo, pareciendo más un documental sobre la vida del protagonista que una película que debiera emocionar. Es de reconocer que es un guión que maneja bien los tiempos y no tiene fisuras, está bien trabajado, con un claro mensaje de esfuerzo y superación personal visto mil veces en otras películas yanquis (recuerda a las bienintencionadas películas de Capra) pero respetanado al espectador. No obstante, se le echa en falta un poco de vida, ya que es difícil empatizar con el protagonista a pesar del gran esfuerzo de Will Smith.

A pesar de que no tiene nada destacable, es perfectamente visible. No tiene errores y se encomienda a un Will Smith que sostiene muy bien la película. Si estás buscando una película entretenida, con su toque de drama y su pincelada de apartado sentimental entonces ''En busca de la felicidad'' es una opción perfectamente aceptable. Es un producto digno y una película correcta con una interpretación sobresaliente.

Nota: 6
Nota Filmaffinity: 7.5 (o.O)

Will Smith se llevó una nominación al Oscar por su gran trabajo (se lo llevó el genial Forest Withaker en El último rey de Escocia). No obstante, mientras estaba viendo la película… me quedaba la sensación de que lo que estaba viendo es una de estas películas que de vez en cuando hacen los actores con el objetivo de ganar un Oscar. Como si fuera un vehículo para lucirse y así llevarse la estatuilla. No pude evitar recordar las palabras de Downey Jr. en Tropic Thunder: “¿Cuánto grado de sufrimiento debe demostrar un actor para que le den un Oscar?”

domingo, 4 de diciembre de 2011

La delgada línea roja


Esta es una de estas películas diferentes con una capacidad inmensa de llegar al fondo del espectador y no dejar a nadie indiferente. Preguntes donde preguntes o es una auténtica maravilla o un bodrio enorme. Para muestra: después de veinte años sin rodar una película, anunció que iba a hacer ésta. Una gran cantidad de actores de prestigio anunció que estaba más que dispuesto a ponerse a sus órdenes gratis o pagando para poder estar en la película (y no estamos hablando de don nadies, muchos eran grossos).

La película se centra (por decirlo de alguna manera) en la batalla de Guadalcanal, una de las primeras grandes batallas del frente del Pacífico. En ella, los yanquis se enfrentaron a los japoneses por el control de la isla polinesia que fue la primera cabeza de puente para que los yanquis consiguieran la hegemonía en el Pacífico. No obstante, aunque la película suceda durante una guerra y los protagonistas sean militares, la película no va de batallas, ese no es su juego. El film se centra principalmente en las reacciones de los soldados ante el horror de la guerra (que apenas es insinuado), en cómo cada soldado -de diferente jerarquía militar y estrato social- se enfrenta a la destrucción de su humanidad y su reducción a una mera máquina de matar a otros humanos, tan deshumanizados como ellos.

¿Hay acción? Sí. Hay algunas batallas, pero Malick hace hincapié en las consecuencias que tiene la batalla para el ser humano, cosa que le sirve de punto de partida para otras divagaciones sobre el papel del ser humano en la Tierra y la maldad o bondad intrínseca del ser humano.

ACTORES: La película es un amplio relato coral con muchos personajes, como hilo conductor se usa a un correcto Jim Caviezel, cuyo personaje es un desertor que cree en la bondad del ser humano e intenta hacer lo correcto en medio de este horror que es la guerra. A su alrededor van orbitando el resto de personajes: el Sargento Walsh, interpretado por Sean Penn, cínico y amargado, odia al personaje de Caviezel ya que es consciente que la guerra le ha arrebatado toda la bondad que a al otro aún le queda; el coronel Tall (fantástico Nick Nolte), que no se perdona a si mismo todas las veces que ha tenido que humillarse ante sus superiores y para el que los soldados no son más que piezas desechables para conseguirle un ascenso; el capitán Staros (correcto Elias Koteas) es el jefe de campo, para el cual los soldados son sus hijos, y no quiere perderlos tontamente y si sigo, me puedo tirar páginas y páginas, porque la cantidad de personajes es enorme. Hay momentos en que puedes jugar a “Torrente” y empezar a buscar actores famosos y conocidos por la escena. “Pesos pesados” como Travolta o Clooney apenas tienen una frase, Brody no llega a hablar y así con muchos más…

DIRECTOR: Malick es un director con un estilo muy pausado, que se centra mucho en los monólogos interiores y en las imágenes oníricas y poéticas. Es de estos que o adoras o odias. En vez de hacer una película bélica al uso, Malick se recrea en observar la relación del hombre con la naturaleza, con sus miedos y su yo interior, viendo como cada personaje se va desmoronando y deshaciendo, mientras intercala algunas imágenes simbólicas, como para recordar que, en medio del horror, existe un espacio para la bondad y la esperanza -los niños nadando en el agua, o el indígena que vive en comunión con la naturaleza mientras los soldados pasan a su alrededor-. Mientras retrata el horror de la guerra, enfocado en el terror y la tensión previos a la batalla, compone una preciosista película, allí donde se gestan las obras de arte. Deleita con una poderosa película que llega al interior del ser humano y lo cambia, acompañado casi sacralmente por una partitura a cargo de Hans Zimmer, mucho más que correcto. 

GUIÓN: El guión corre también a cargo del propio Malick, con un desarrollo magnífico -de hecho, si los diálogos y las imágenes no estuvieran en consonancia, la película sería un tostón de campeonato- en el que encontramos unos diálogos que dicen mucho más de lo que parece, con una telaraña de historias corales muy bien trenzada. Este retrato coral le sirve a Malick para mostrar todos los puntos de vista y las ideas que quiere plasmar en la pantalla pero que puede provocar -y provoca a muchos- cierta falta de empatía con los personajes, a los que vemos sufrir sin, quizás, compartir su dolor. Curiosamente, Malick rodó alrededor de nueve horas de película, quedándose mucho metraje en la sala de montaje. En ella, quedó una hora de metraje de Clooney, otra de Billy Bob Thorton y John Cusack, además de toda la historia del personaje de Brody que, inicialmente iba a ser el personaje principal de la película. El montaje narrativo y la madeja tejida por Malick es una magnífica cabriola técnica que permite al director transmitir su mensaje… Comienza como en un sueño, con dos personas perdidas en otro mundo. Pero la guerra, la realidad, está ahí, esperándolos, y sin demasiada paciencia. Luego la película transcurre entre fuego y enjambres de personas, de pequeñas historias que se van deshilvanando ante nuestros ojos. Vidas que continúan, otras que se cortan...

Ay, qué película. Cómo llena tus sentidos y, a la vez, llama a la puerta de los sentimientos. Cómo te hace pensar y empatizar no sólo con lo que se ve, o con los personajes, sino también con lo que se dice. Creo que es una obra maestra, o lo mismo es que me ha cogido en un día tonto, pero es un film que me ha llegado.
Reconozco que probablemente nada más diverso  que el impacto que crea un película en cada persona que la contempla; a unos les puede agradar, a otros les puede contrariar y a los de más allá les puede dar, simplemente, asco; pero me ha parecido simplemente magnífica. 
La delgada linea roja no es un film verídico, no es una aproximación del estilo realista de Salvar al soldado Ryan, corre perpendicularmente en su concepción humana y visual; La delgada linea roja nos muestra la impasibilidad de la naturaleza ante la destrucción humana, la visión inusual de hombres que se matan como moscas que chocan contra una ventana, el absurdo de contemplar otros pueblos ajenos e ignorantes de la guerra viviendo en su paraíso mientras cerca se dirime el futuro del planeta. La guerra en un fondo, casi una excusa, donde mostrar la belleza posible, la potencialidad de lo que pudo ¿podría? ser la especie humana. Malick no se mueve en circulos comerciales, no le interesa la taquilla ni el reconocimiento ni los premios, es un artista que nos invita a reflexionar sumergiéndonos en una poética sinfonía de imágenes sin una gran intención narrativa.

Al coincidir en tiempo con Salvar al Soldado Ryan, son inevitables las comparaciones. Ambas son auténticos monumentos, pero totalmente diferentes en concepto y realización. Sería estúpido tener que decir cual es mejor, sería como preguntar si quieres más a mamá o a papá. Quedémonos con los dos, con dos visiones magistrales y únicas de la guerra.

Visualmente preciosa y desgarradora, se clava dentro de ti y no te deja huir hasta bien terminados los créditos. La Delgada Línea Roja es una obra maestra, pero dirigida a un público muy selecto, que puede tener efectos somníferos en gran parte de todo el que la vea. 

Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.0

Nominada a siete Oscars: Película, Director, Guión Adaptado, Fotografía, banda sonora, montaje y sonido. La técnicamente superior Salvar al Soldado Ryan se llevó los técnicos e incomprensiblemente, Shakespeare in Love se llevó mejor película.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Asesinos de élite


Los fans del cine de acción sin sentido han pasado muchos años disfrutando de las andanzas de Van Damme, Seagal, Norris… Pero la edad hace mella y algunos de ellos ya no están para muchos trotes. Era obvio que, con el tiempo, iba a aparecer algún sustituto para coger el testigo y hacer películas de acción sin más sentido que el de pegar unos buenos sopapos y una ensalada de tiros. Pues bien amigos, el sustituto ha llegado. Estamos hablando de Jason Statham.



En este caso, la excusa radica en que Statham es el mejor asesino a sueldo del mundo, pero se ha retirado para disfrutar de la vida (y de su rubia). Lamentablemente para los malos, debe volver a actuar para salvar a su antiguo compañero. Para ello deberá matar a tres miembros de las fuerzas de élite de las SAS mientras que un “agente contraterrorista” lo persigue.

Sí, el argumento es peregrino y previsible, pero bueno, estamos hablando de un mata-mata sin sentido en toda regla. No se necesitan más motivos para ponerse a disparar.

ACTORES: En la portada vemos a dos actores de relumbrón -deNiro y Owen- que nos invitan a pensar que la película pueda a valer la pena. Sin embargo, el film no intenta en ningún momento sacar partido de ello. Es una película realizada y dedicada para el lucimiento de Statham, en la que tiene todo el protagonismo y en la que nos deleita con su gran arsenal de caras y gestos: Statham serio, Statham enfadado, Statham repartiendo leña, Statham disparando, Statham matando… -Si no eres capaz de distinguirlos, mal vas-. A su alrededor, un Owen y un deNiro que no se sabe muy bien que hacen alrededor -aparte de servir de reclamos para el público-, un par de secuaces prescindibles y un montón de secundarios que no tienen otra cosa que hacer que saber morir en pantalla.

DIRECTOR: McKendry debuta con este engendro de película, haciendo lo que quizás es más fácil. Buscar la mejor pose posible para un tío que se dedica a repartir estopa durante toda la película. El guión tiene un buen número de incoherencias, las escenas de no-acción no tienen demasiado sentido y la dirección es bastante torpe. Hay bastantes escenas totalmente innecesarias y otras excesivamente adornadas. Todo ello provoca que la película haga huir rápidamente a todo aquel que no sea fan acérrimo de los mamporros. Las escenas de acción son correctas aunque algo escasas en número y las persecuciones no acaban de estar logradas, siendo demasiado cortas y faltas de emoción, pero hay que reconocer que ambas cumplen para entretener. Destacaría la pelea encima de la silla, muy lograda y emocionante-y fantasma-.

GUIÓN: La película es un pequeño compendio de los clichés típicos de estas películas: protagonistas envueltos en una trama dentro de una trama que no se explica ni tiene sentido -ni importa-, una novia inocente y angelical que, por supuesto, no sabe a que se dedica su hercúleo y esquivo novio, amistad y lealtad para con sus amigos e indiferencia total para matar al resto del mundo.
Es curioso como intenta añadir una pizca de sal a la mezcla añadiendo unos cuantos elementos de cine de espías a una película de mamporro limpio, pero la gran cantidad de incoherencias y agujeros en el guión hace que se quede en un “quiero y no puedo” entre los dos géneros. Éste es el mayor error del film, pues la divergencia de ritmos entre los dos formatos provoca irregularidades insalvables y hace que sea peor que muchas películas del género.

Entre las iluminaciones, destacaría:

-Una historia de amor metida con calzador (aunque la rubia tampoco está nada mal en su escaso papelito...)
- Las peleas entre Owen y Statham que no se las cree ni un niño de 3 años, a veces con un par de golpes dejan inconsciente a un hombre y otras veces golpes y lesiones que dejarían KO a cualquier ser humano al momento, no tienen ningún efecto.
-Escenas como las de la mujer que ve a Statham agarrado colgando del vacio, y él la amenaza con una pistola para que no grite, y la mujer grita... o es retrasada o estaba deseando que la mataran. 
-Nuestro protagonista, después de pasar bastantes minutos a puñetazo limpio, con lanzamiento de objetos de todo tipo, es atado a una silla donde le siguen golpeando, él sigue peleando en la silla, y a continuación salta por una ventana (atado a la silla) desde una considerable altura para caer sobre el techo de un camión y salir de todo esto sin apenas un rasguño y sin despeinarse. Igual no eran asesinos de elite, ¡sino de goma!. 

Aunque el intento de mezclar géneros no acaba de quedar bien, el resultado es una película mala, pero relativamente entretenidilla, con las acertadas dosis de adrenalina para hacer disfrutar a los habitualmente poco exigentes aficionados del género, en la que Statham hace gala de todas sus artes para postularse como acertado sustituto de Van Damme o Seagal en el pedestal de maestro del cine de acción sin sustancia. 

No digo que me haya aburrido, sino que la película es lo que es. Es de estas en las que empiezan a volar ostias y a los malos se les pone cara de aeropuerto.

Nota: 2
Nota filmaffiniy: 5.2

lunes, 28 de noviembre de 2011

Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio


Se habían realizado muchas adaptaciones de la vida del reportero más famoso de Bélgica, incluyendo unos cuantos horrores de películas y una más que aceptable serie de dibujos. Sin embargo, ninguna adaptación hacía justicia al dibujo tan particular de Hergé, los actores no llegaban a adaptar (como mucho a caricaturizar) a los personajes y las versiones en dibujos quedaban relativamente pobres para los tiempos actuales.

Tuvo que llegar Peter Jackson, que, buscando un nuevo vehículo para lucir la técnica inventada por su productora para realizar a Gollum, se fijó en el intrépido reportero. Adaptar el cómic en la mezcla de imagen real-animación que consigue hacer Jackson podía ser justo lo que necesitaba Tintín para saltar a la gran pantalla con estilo. Sin embargo, cuando empezó a trabajar en el proyecto se encontró que los derechos de adaptación al cine pertenecían a Spielberg, que quizás no estuviera muy por la labor de facilitar la tarea. Por suerte para todos, nada más lejos de la realidad, Spielberg se mostró entusiasmado por el tema y participó activamente en la adaptación, llegando incluso a dirigir el montaje final de la misma. No obstante, después del último intento de cine de aventuras que había sido Indiana Jones 4, se podía temer que Spielberg o Jackson no estuvieran a la altura.

Y vaya si este par de genios han hecho un buen trabajo! Con una excelente fotografía, llena de una gama de colores y tonos perfecta, el filme adecua con maestría su poderío visual con un guión bien construido, con intriga y suspense y secuencias de acción completamente adrenalíticas y que beben, con gusto, no sólo de los cómics sino de la trilogía original de "Indiana Jones" del propio Spielberg. Tanto es, que se podría cambiar la profesión del protagonista, añadirle un látigo y no se notaría mucho la diferencia.

Después de unos adorables (para cualquier tintinólogo) títulos de crédito, las viñetas del cómic se empiezan a mover y te empiezan a contar la historia. Como adaptación, la cantidad de detalles para el fan es abrumadora (sí, el apartado técnico es una maravilla, pero es que además se usa con un fin artístico), la aventura es interesante y no deja momento para el reposo. Escenas como la huida de Bagghar, con un plano secuencia que quita el hipo y una batalla naval de estilo Piratas del Caribe en plena historia de Tintín son perfectas muestras de lo que es capaz de hacer Spielberg, que por algo es uno de los grandes.
Teniendo en cuenta que estás “leyendo” un cómic, con todos los defectos y licencias que ello conlleva, la historia está bien desarrollada y nos sumerge en una montaña rusa con una calidad técnica espectacular, habiendo sido la captura de movimiento la mejor elección posible. La mezcla entre animación por ordenador y acción real le sienta de auténtico lujo. Los personajes tienen unos unos rasgos caricaturescos, inconfundibles, calcados a los del cómic, cuyas las localizaciones están realmente bien realizadas. Un gran trabajo de Weta Digital. No obstante, esto no sería nada sin los actores debajo de ese maquillaje digital. Todos cumplen bien su función, pero el que se lleva la palma es Andy Serkis, que interpreta al Capitán Haddock. Es, sin duda, el mejor personaje de toda la película gracias a su expresiva interpretación (ya nos estamos acostumbrando a que, detrás de cada gran personaje digital, este hombre esté detrás) y a la estrambótica personalidad del personaje. Además, como la película es una sucesión de escenas de acción perfectamente coreografiadas, se convierte un no-parar espectacular y divertido, moderno pero con un punto añejo al más puro estilo de las buenas películas de nuestro arqueólogo favorito.

La animación en 3D está muy bien conseguida, con una sensación de volumen bien realizada, especialmente dentro del Karaboudjan, donde por momentos parece que estés viendo todo desde uno de los pasillos. A pesar de algunas escenas obvias y gratuitas para aprovechar el efecto (esos bastones que salen por que sí), hay escenas donde el juego con el 3D se consigue muy bien (la pelea en el Unicornio, con el reguero de pólvora, o la huída del pueblo marroquí), lo cual, unido a la espectacularidad intrínseca de las imágenes, compone un espectáculo fabuloso. Sin embargo, recomendaría su visionado en 2D, ya que está rodado en un ultra-HD (no sé a que animalada de resolución debe estar rodado, pero sobrepasa, y mucho, el HD) que permite distinguir cada mota de polvo y cada pelo o poro del cuerpo de los actores (que si, que es animación, pero se ven!). Este brutalidad de definición se pierde en el 3D, aunque es igualmente espectacular.

En cuanto a fallos, se le puede achacar que se haga un poco larga, no tanto por alargar la historia sino que algunas escenas podrían haberse hecho algo más cortas, consiguiendo una duración menor de la misma. Asimismo, la música no acaba de estar a la altura pese a ser de John Williams y le echo en falta un tema estilo Indy o Superman, icónico de los momentos estrella de la película. Además, la introducción de la Castafiore… quizás un poco demasiado calzador allí, ¿no?

En resumen: es una entretenida película de aventuras con el extra de la emoción de ver al gran Tintín en movimiento, con un aspecto humano casi inmejorable. Visualmente hermosa, con momentos en los que se podía ver que el jersey de lana de Haddock tenía bolillas, bolillas! Da exactamente lo que promete: Diversión (que no es poco).

Por cierto, el retratista que hace el cuadro de Tintín al inicio, es Hergé.

Nota: 7
Notafilmaffinity: 7.2

Este año va a estar durísimo el Oscar de animación ¿Cars 2? ¿Tintín? Difícil elección (asi da gusto).

domingo, 27 de noviembre de 2011

Alicia en el País de las Maravillas


La verdad es que en principio la película pinta bien. Con motivo de la recién re-inventada 3D en el cine, Disney encargó a Burton que hiciera su recreación de Alicia en el País de las Maravillas. Vía libre para su imaginación, con la condición de que abusara de lo que podía hacer el 3D. Todos sabemos de lo que es capaz Burton, así que podía salir algo MUY bonito.

La historia tiene lugar muchos años después de la Alicia original de Carroll. Alicia tiene veinte años y quieren obligarla casarse por  conveniencia. Mientras huye de la ceremonia de pedida, encuentra la puerta de entrada al País de las Maravillas, dónde están esperándola, pues su regreso está pronosticado para el día Gloricioso. Sin embargo, Alicia no recuerda haber estado allí, cree que todo fue un mal sueño y debe redescubrir todos los secretos del País de las Maravillas para poder derrocar a la Reina Roja, que ha establecido un imperio de Terror.

Al alejarse de la historia original Burton ha buscado evitar comparaciones con la obra original y así tener más carta blanca a la hora de crear escenas. Sin embargo, no consigue escapar de las comparaciones, que siguen haciéndose.

ACTORES: Quizás debido a lo histriónico y alocado de sus papeles, o de la falta de fuerza de muchos diálogos, pero la mayoría del elenco se encuentra relativamente descolocado en su actuación, especialmente Wasikowska (Alicia), demasiado sosa en su papel. Depp, en cambio, se encuentra como pez en el agua con su papel y compone un sombrerero notable.

DIRECTOR: Burton ha destacado siempre por su portentosa imaginación y por ser capaz de plasmar con una brillantez espectacular unos mundos visualmente poderosos, coloridos e inigualables. Ahora tiene el encargo de lucirse, hacer un País de las Maravillas único y que aproveche el 3D. Pues eso hace. En ese sentido, la película es espectacular, hay multitud de escenas que quitan el hipo, como el primer ataque del Magnapresa, la llegada al Castillo de la Reina Roja, la Ejecución del Sombrerero o el momento inicial de la Lucha en el Ajedrez. Alicia es una experiencia visual espectacular,  el mundo creado por Burton y sus colaboradores es riquísimo, detallado, mágico. Cada elemento está puesto en pantalla con una razón de ser, cada personaje está diseñado con gusto, el vestuario es perfecto. Incluso los efectos 3D, aún siendo "falsos 3D", son brillantes. Sin embargo, el resto de aspectos quedan para el olvido cuando lo que no importa es el poderío visual. Se ha centrado tanto en hacer que todo sea precioso que la obra resultante es floja y desmadejada. No ha sabido transmitir a los actores como tienen que comportarse y la trama aburre. Además, tanto el prólogo como el epílogo, ya fuera del País de las Maravillas, acaba dando un poco de vergüenza ajena.

GUIÓN: Con un Burton centrado en que todo quede bonito y espectacular, no quedaba mucho espacio para desarrollar un buen guión. La historia es una mera excusa para viajar al País de las Maravillas que intenta crear una trama de aventuras, pero cuya epicidad deja a las “Crónicas de Narnia” como el epítome de la trascendencia heroica al cuadrado. Aunque hay algunas escenas espectaculares y diversos diálogos delirantes y deliciosos (a cargo casi todos del Sombrerero), éstos se encuentran rodeados de escenas con poco sentido y menos gracia, haciendo que la película sea tremendamente irregular.

Mi impresión es que Burton quería quedarse a gusto, tenía unas cuantas escenas en mente para deslumbrar y se esforzó para que impactaran. Luego, le añadió algo parecido a una historia para que el conjunto pareciera una película y ya. Es un film de “momentos”. Sí, hay escenas magistrales, de una belleza que sólo Burton es capaz de crear. Pero esos momentos magníficos e hipnóticos están rodeados de dialogos ñoños y escenas aburridas. Aprovechando que debía abusar del 3D y los efectos digitales (con los que se queda a gusto), se olvida que una buena película debe tener un buen guión.

Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.1

Se llevó con todo merecimiento Oscar a Dirección Artística y al Vestuario, quedando nominado a los Efectos digitales. En ese apartado, la película es impresionante. Lástima que Burton no se molestara en añadirle una historia.

SPOILER: Tanto la lucha con el Galimatazo como el épílogo son grotescos. ¿Es que Burton ya se había hartado de la película?

jueves, 24 de noviembre de 2011

Munich


La calma de los Juegos Olímpicos de Munich’72 se rompió cuando un grupo de palestinos irrumpió en la villa olímpica y secuestró a once atletas del equipo israelí. Cuando las autoridades alemanas realizan un intento de rescate, mueren todos. En respuesta a estos actos, el servicio secreto israelí decide enviar a un comando secreto que debe ejecutar a los once responsables del secuestro. Una vez empezada la misión, vamos siguiendo todos y cada uno de los pasos de los asesinos para llevar a cabo su sangrienta misión. Lo que en un principio es una misión casi sagrada, pronto se convierte en una cacería en la que los fines se empiezan a confundir, mientras los agentes empiezan a dudar de lo adecuado de su venganza.

Spielberg se aleja de su edulcorado estilo para ofrecernos una película oscura y violenta. Nos encontramos con un thriller duro y contundente que empieza con mucha fuerza recreando el secuestro de Munich con todo detalle. Posteriormente, al empezar la misión, se torna una película ciertamente lúgubre y atormentada. Los asesinos empiezan a tener remordimientos de conciencia y empiezan a dudar de que su camino sea el correcto. Sin embargo, han llegado a una situación en que no pueden dejar las cosas sin más, deben acabar el trabajo, aunque ello les destruya por completo. Ahí reside la gracia de la película, pues hay un gran trabajo de estructuración dramática para plantear un dilema moral sobre el círculo vicioso que conlleva la violencia y la sed de venganza.

ACTORES: A pesar de que Eric Bana ya había sido un convincente héroe en Troya, no es un actor al que pueda ver en un papel de asesino, tiene demasiada cara de boy scout como para hacer de agente implacable. Quizás esta sensación provoque cierta extrañeza en el inicio de la película, en el que le veo demasiado encartonado. Sin embargo, a medida que su humanidad se va destruyendo y se va desquiciando, compone un papel mucho más convincente y efectivo. Daniel Craig es el más sanguinario del grupo y, será por haberlo visto como Bond, me parece mucho más efectivo y contundente. Destacaría el papel de Geoffrey Rush, que a pesar de ser un secundario, sabe ser tan desapasionadamente desalmado como su personaje le pide, poniendo los pelos de punta en algunos momentos. A grandes rasgos, todos cumplen con su papel con suficiencia. La mayoría no tiene papeles fáciles y no desentonan en absoluto.

DIRECTOR: El Rey Midas de Hollywood decide pasar de su mercantilismo habitual y se desmarca con un thriller con claros tintes políticos. Se sumerge en un tema bastante peligroso y consigue realizar una película con una solidez narrativa más que notable, en la que, sin olvidarse de la trama en ningún momento, deja clara cual es su posición sobre la espiral de violencia del conflicto judio-palestino. El trabajo de fotografía es notable y la composición de escenas es magnífica durante toda la película: el atentado del telefono, el piso franco en Grecia, el dormir en el armario, el detenerse en un escaparate suspirando por una vida perdida… escenas que son toda una declaración de principios, que recuerdan que estamos viendo el trabajo de uno de los grandes. Técnicamente es impecable, está explicado con todo detalle y sin asomo de la sensiblería típica del autor. Spielberg ha rodado este filme sobre la barbarie con una contención excepcional y un pulso narrativo que alcanza a lo largo de las dos horas y media que dura la proyección cotas casi documentales. Lejos de efectismos, que podría tenerlos y muchos, “Munich” es una crónica pausada y oscura donde la violencia está filmada a raudales, de una manera realista y conmovedora. Spielberg ha decidido ser objetivo por esta vez y no se implica en la historia, dejando hablar y moverse a los personajes con total libertad.
Además, el ritmo es exageradamente pausado y reposado, para que tengas tiempo de captar las ideas que Spielberg ha dejado caer, se posen y puedas pensar sobre ello mientras transcurre la siguiente escena. Sin embargo, esta lentitud que al inicio se agradece, se torna muy exasperante en el tramo final de la película, en el que todas las acciones se desencadenan sin que se gane en agilidad, continuando igual de impersonal y reposada, haciéndose agónicamente pesada en su desenlace.

GUIÓN: El guión es realmente magnífico en sus primeras dos terceras partes. El esquema inicial es perfecto, el desarrollo ético por el cual los israelíes toman la decisión de vengarse hasta las últimas consecuencias está suficientemente argumentado y sopesado. Las coreografías de los atentados, que deben ser lo más limpios posibles -al principio- están muy trabajadas y pensadas. Y sobretodo, ese trasfondo moral que supura por toda la película. Cuando Israel decide emprender la senda de la venganza, empieza la cacería. Se identifican once objetivos que deben ser eliminados y se asigna a un grupo de agentes para ello. Ninguno de ellos es realmente un soldado, no han matado, pero no dudan en cumplir su deber. Están obligados a convertirse en asesinos por amor a su patria. Spielberg recrea con su precisión y minuciosidad habituales unos momentos en los que el mundo se detuvo y provocó una serie de carnicerías surgidos del odio exacerbado entre israelíes y palestinos. Pero, por encima de todo, sobrevuela la idea de haber convertido a hombres corrientes en criminales, aprendiendo el arte de matar. Tienen miedo, vacilan al disparar, al activar el control remoto, sienten compasión, pero deben eliminarla antes de apretar el botón. Y se hunden mientras la ruina moral, el desgaste por la tensión, el deterioro psíquico y los remordimientos los van consumiendo. Porque la misión es mucho más dura de lo que habían previsto, y cada vez que eliminan a algún cargo, aparece alguien aún peor al que también deben eliminar mientras que ellos empiezan a estar en el punto de mira.
Durante sus dos primeras terceras partes, el tratamiento es perfecto, sin embargo, a partir de la muerte de la chica, la película empieza a desarrollar su desenlace y ahí algo falla. Será porque Spielberg quiere dejar claro, remarcar y destacar su mensaje para que no haya asomo de duda, error o confusión en lo que dice, pero la película se transforma en una insistente disertación sobre la inutilidad del camino de la venganza y el odio, que conduce a la devastación interior y al aumento del dolor mientras que en la película no hay ya nada para contar y sólo estás esperando que acabe. Pero no se acaba y sigue dándole vueltas durante tres cuartos de hora totalmente innecesarios que aburren y, para mi gusto, deslucen mucho el magnífico trabajo anterior (no digo que no sea cierto lo que se defiende, sino que la película se vuelve muy pestosa). Además, tiene tres (¡) epílogos. Y no son cortos.

Munich pertenece al cine “serio” que Spielberg hace de vez en cuando. Es un thriller con un trabajo técnico magnífico y un guión espectacular en su parte inicial. Spielberg no se casa con nadie, enfurece a todos los implicados y realiza una obra tan “imparcial” como conservadora. Sin ahondar mucho en el pasado de un conflicto que cada vez más parece que no tendrá un final claro y cercano, resulta ser un filme necesario para levantar polémicas y asperezas. A ninguno de los implicados no les debe gustar mucho la verdad o una parte de la misma. Sin embargo, la hora final de sus exageradas tres horas de metraje se convierte en una agonía inacabable que amenaza con echar abajo, como película, el gran trabajo inicial. Hacía tiempo que una película no me hacía estar tan pendiente del reloj, y menos después de dos horas tan buenas.

Nota: 5 (aunque la película exhale calidad, el desenlace es demasiado horrendo. Lo siento, no le puedo poner mejor nota)
Nota filmaffinity: 7.2

Nominada a mejor película, director, guión, banda sonora y montaje que premian su espectacular trabajo técnico. No se llevó nada en un año MUY flojo, probablemente debido al bajón provocado por su desenlace inacabable.