miércoles, 23 de febrero de 2022

Fuego y sangre (George R. R. Martin)

No sé cuánto tiempo llevo esperando el sexto libro de Juego de Tronos. Mientras tanto, hemos tenido una serie y un par de enciclopedias que han distraído la obra de George R. R. Martin, que no parece muy presto a ponerse a trabajar para acabar su saga. En un enésimo intento de marear la perdiz, va y publicó otro tochamen de 900 páginas que funcionaba a modo de precuela de lo ocurrido en las Tierras de Poniente, que nos seguían dejando con ganas de una conclusión. Sin embargo, somos unos yonquis de estas cosas y no podemos evitar leerlo.

Título: Fuego y sangre

Autor: George R. R. Martin

Título original: Fire and Blood

Traducción: Lucía Tapia

“El nuevo libro de George R.R. Martin narra la fascinante historia de los Targaryen, la dinastía que reinó en Poniente trescientos años antes del inicio de «Canción de hielo y fuego», la saga que inspiró la serie de HBO: Juego de tronos.

Siglos antes de que tuvieran lugar los acontecimientos que se relatan en «Canción de hielo y fuego», la casa Targaryen, la única dinastía de señores dragón que sobrevivió a la Maldición de Valyria, se asentó en la isla de Rocadragón.

Aquí tenemos el primero de los dos volúmenes en el que el autor de Juego de tronos nos cuenta, con todo lujo de detalles, la historia de tan fascinante familia: empezando por Aegon I Targaryen, creador del icónico Trono de Hierro, y seguido por el resto de las generaciones de Targaryens que lucharon con fiereza por conservar el poder, y el trono, hasta la llegada de la guerra civil que casi acaba con ellos.

¿Qué pasó realmente durante la Danza de dragones? ¿Por qué era tan peligroso acercarse a Valyria después de la Maldición? ¿Cómo era Poniente cuando los dragones dominaban los cielos? Estas, y otras muchas, son las preguntas a las que responde esta monumental crónica, narrada por un culto maestre de la Ciudadela, que anticipa el ya conocido universo de George R.R. Martin.”

¿Qué esperamos que nos dé Martin? Una conclusión. ¿Nos da eso? Ni por asomo, pues nos entrega la primera parte de una nueva saga, en este caso ambientada unos 200 años antes de los libros que le han hecho famoso. La decepción es obvia y grande. Pero bueno, una vez soportado este escollo y padecido un nuevo disgusto, ¿nos ha traído mandanga de la buena.

Parece que Martin conoce bien a sus fans y sabe cómo mantenerlos ávidos de más. Aquí ni siquiera nos da una trama desgarradora ni personajes carismáticos. Fuego y Sangre es un libro de historia. Así como suena. Nos “transcribe” el tratado de un maestre de las Tierras de Poniente en que se contara cómo fue la unificación de los Siete Reinos bajo el yugo de los Targaryen. Es decir, no es una novela, no hay un argumento, no hay “personajes”. Como si estuviéramos leyendo las Crónicas de los Césares de Plutarco, o cualquier libro de historia moderna, se nos narran hechos, nacimientos, muertes y reinados.

Se va a la época en que se forjan las leyendas, la llegada de los Targaryen. A lo largo de los libros de Juego de Tronos hemos visto que los personajes se refieren a ella con la deferencia de los mitos, cuando todo era más glorioso y se creaba “historia” paso, constituyendo las sagas que constituyen su Reino y, también a veces, historias de tiempos tan pasados que apenas tienen importancia.

Y el trabajo que se hace es concienzudo para que nos podamos creer que se trata de un ensayo sobre el pasado. El “maestre” de la crónica nombra sus fuentes con numeras citas a pie de página, a veces pone fragmentos literales de un libro u otro (que sólo existen en las Tierras de Poniente, claro), reflexiona sobre la verosimilitud del relato de unos hechos que se narran en una u otra fuente primaria de la época. A veces, el autor (que, no olvidemos, “no es” Martin) se permite elaborar juicios de valor sobre la actuación de unos y otros y, a veces, se ve obligado a elucubrar qué pudo haber ocurrido o comenta, fastidiado, que la única referencia sobre unos hechos son las poco fiables memorias de un bufón borracho. Realmente, se realiza un esfuerzo porque esto pueda pasar por un ensayo histórico “real” con las dificultades de remontarse 200 años en el pasado y reconstruir la forja de una nación. Me sorprende lo bien que está “inventado” este tratado, es como leer un libro real de historia, a pesar de que se trate de una tierra ficticia e imaginada.

Es obvio que no es necesario hablar de personajes o trama. A veces hay diálogos, pero siempre se nos indica que se trata de transcripciones o de adaptaciones de aquello que “se sabe” que ocurrió.

Los reyes suben y caen, los dragones nacen y mueren, pasa el tiempo y la vida sigue igual. 200 años de luchas palaciegas, guerras y destrucción, que devoramos porque nos gustan estas mierdas y no podemos evitar querer saber más de las Tierras de Poniente. Eso, o tiras el libro por la ventana, claro. Porque habrá muchos a los que este libro les puede descolocar. Si ya tienes un lector enfadado porque no vienen los libros y encima les endosas una cosa tan rara como ésta, pues habrá mucho rebotado. Está claro que es un libro que polariza las opiniones y entiendo perfectamente el porqué de ello.

Quizás no es lo que deseaba, está claro que no lo necesitaba, pero es tan mi mierda que no puedo sino quererlo. Un libro de historia ficticia que se ha devorado con ganas.

Que puede ser que a ti te parezca un peñazo: no hay argumento, no hay trama, sólo la vida (inventada), que avanza.

 

Nota: 8

Nota goodreads: 3.87/5 

lunes, 21 de febrero de 2022

La fiesta del Chivo

Y de una adaptación chorra de un libro chorra, nos vamos a una adaptación seria de un libro muy serio. Suelo tener mucho miedo de las adaptaciones de las obras complejas que me gustan y ésta no era una excepción.

La fiesta del Chivo nos cuenta los últimos días del dictador Trujillo, de la República Dominicana, explicándonos todos los avatares que llevaron a la generación del complot contra él. Pero no lo hace de una manera normal, no. Empieza mostrándonos como una mujer regresa a la que fue su casa tras muchos años de ausencia, pues su padre está a punto de morir. ¿Qué la alejó de su hogar? ¿Qué tiene que ver el odio de una hija hacia su padre con la muerte de un dictador? A través de sus recuerdos y de todos aquellos que participaron en la conspiración, tendremos una narración (muy) fragmentada dónde se nos cuenta como cinco personas de distinta clase social tienen tantas ganas de ver caer al dictador que están dispuestos a jugarse su propia vida (y más) en el proceso.

Si habéis llegado hasta aquí y no sabéis quién fue el dictador Trujillo, podéis pasear un poco por Wikipedia y ver hasta qué punto llegaba la crueldad de uno de los dictadores más sanguinarios que ha habido al otro lado del charco. Gobernó República Dominicana con puño de hierro durante demasiados años, haciendo una cantidad de salvajadas de primer orden. Pero bueno, era una garantía contra el comunismo y eso siempre suma puntos para que tengas una vida tranquila.



El libro de Vargas Llosa basa su calidad en una espléndida descripción de los personajes y sus motivaciones. Esta película, firmada por su primo Luis Llosa no se queda precisamente atrás, componiendo un relato costumbrista del día a día bajo el pesado yugo del dictador. Llegamos a conocer fielmente a todos los protagonistas (y al propio Chivo), siendo testigos de hasta dónde llega el miedo en el alma de las personas. Nadie sabe quién puede ser un delator, en quién se puede confiar o qué palabras mal dichas pueden hacer caer una reputación.  Se ven las diferencias entre los fanáticos, los interesados y los vendepatrias, pero al mismo tiempo, todos bailan ante los caprichos de su señor, que puede tener a su bien pegar un par de disparos por diversión o fijarse en alguna que otra jovencita de buena situación.

Tal cantidad de matices puede apreciarse especialmente gracias a la buena actuación de gran parte del elenco actoral. Juan Diego Botto, Tomás Millán, Paul Freeman hacen todos un gran trabajo. A destacar especialmente a Stephanie Leonidas. Si bien no tiene los 14-15 años que se supone debe tener su personaje, mezcla espléndidamente la cándida inocencia con las ganas de sentirse querida y apreciada que pide su Uranita, convirtiéndose en el fulcro de toda la trama.



La verdad es que al inicio es fácil liarse con lo que ocurre, como si fueran un puñado de tramas independientes entremezcladas. La innecesaria cabriola de dar saltos en la vida de uno y otro personaje puede confundir, especialmente con los caprichosos giros que indican un cambio de punto de vista en la acción. Sin embargo, el trabajo de orfebrería para cuadrar todas las historias está muy bien conseguido, reflejando las influencias que unos y otros tienen en las vidas de los demás, que van convirtiéndose de protagonistas a secundarios según la acción lo requiera, siempre presentes, pero sin mezclarse por pertenecer a diferentes estratos sociales –hasta que el odio los junta, claro-.

Si bien es fácil conseguir una película con enjundia es más fácil si partes de una buena materia prima –y aquí se tiene-, Luis Llosa realiza un notable trabajo contándonos esta extraña mezcla entre thriller y drama costumbrista que refleja bien como el miedo y la desesperación son fuentes de malas decisiones, reflexionando sobre el merecimiento (o no) del perdón y, sobretodo, sobre qué se debe pagar por mantener el status o la dignidad. Vargas Llosa hace un mejor trabajo cuando apostilla sobre la inacción de los hombres justos y el terror que nos impide actuar (qué bien escribe y qué mal me cae), pero eso no impide que esta propuesta sea más que interesante.


La fiesta del Chivo  realiza una buena adaptación de los últimos días de un dictador repugnante. Si bien no llega al nivel de la novela original, juega a realizar un par de acrobacias innecesarias resueltas con cierta gracia. Puede que su complicada puesta en escena lleve a cierto desconcierto, que no se arregla con un ritmo no excesivamente brioso, pero en conjunto tenemos una historia tremebunda bien contada, con buenos actores y cierto saber hacer tras las cámaras.

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.1


sábado, 19 de febrero de 2022

Harry Potter y el Misterio del Príncipe

Ésta fue la única película de Harry Potter que pasé un poco (mucho) de ir a ver al cine. Proviniendo del libro que menos me gustaba de toda la saga y sabiendo lo decepcionante que había sido la entrega anterior, pensaba esperar un buen tiempo antes de ponerme con ella. De hecho fui a ver las dos entregas del libro 7 sin haber pasado por el Príncipe Mestizo y todo.

A ver, ¿dónde estamos en el sexto libro? Voldemort ha vuelto y el Ministerio de Magia no ha tenido más remedio que reconocerlo, pero a nadie parece importarle “mucho”. Dumbledore está a sus cosas y pasa bastante del colegio. Harry ha encontrado un libro de un tal “Príncipe Mestizo” que le convierte en el número 1 de clase (pobre Hermione). Ah, y todo el colegio va más quemado que el palo de un churrero.

El mayor problema que tenía el libro es que se notaba que era una entrega que debía estar porque la saga debía de ser de 7 libros y es necesario entretenerse un curso más. Probablemente podías quitar el 80% de sus páginas y no te perdías nada ni de trasfondo ni de historia. A pesar de sus 800 páginas (aprox), el libro se siente MUY prescindible.


¿Y qué hace Yates en su adaptación? Pues en vez de coger pedazos inconexos de la trama y pegarlos de alguna manera no muy afortunada como hizo en su quinta entrega, decide pasar un poco de la trama de fondo del libro y abrazar con ganas el salseo con el tono tonto que el libro pide. Que sí, que Voldemort está por ahí y hay unas Horrocruxes que presentar y alguna muerte por cumplir, pero la trama se centra casi en exclusiva en los amoríos de los varios personajes que pululan por ahí. Desde un primer momento, la película coge deliberadamente un aire de ópera bufa que le viene muy bien, con personajes que no se toman excesivamente en serio a sí mismos, casi autoparodiándose en muchas escenas.

El contraste es sorprendente. En las anteriores cinco películas, como mucho algunas miraditas, manitas juntas, besitos relativamente castos. Aquí el desmelene es de bandera, un despiporre de lenguas por aquí y por allá, todos salidísimos y con ganas de mojar… Un festival. Sorprende ante la corrección que teníamos antes.

La película tiene unos baches de ritmo bien gordo, porque sigue durando 2h 30min a pesar de que no tiene apenas nada que contar, pero hay que decir que tiene tal cantidad de tontás que a la que te cojan con un día bueno, hacen que su excesivo minutaje pase más agradablemente. Por otro lado, Yates parece haber aprendido a abrazar la grandilocuencia de Hogwarts, con escenas inesperadamente bien paridas. Todo el follón de la cueva de los Zombies, el baile de Navidad, la muerte de Dumbledore o el salseo de Ron&Hermione tienen su punto, y estoy bastante seguro de que ningún otro director de la franquicia las habría mostrado así.


Dentro de todo el elenco actoral, se debe destacar a Tom Felton, cuyo Draco Malfoy tiene por primera vez un papel y puede hacer otra cosa que oler boñigas. No sé si es que es consciente de que es su única oportunidad de hacer las cosas bien y se queda a gusto. Lástima que a su alrededor TODOS hayan acordado estar ante un “Hogwarts como puedas” o así y se dedican a soltar sus frases sin esforzarse lo más mínimo. Creo que, en ese sentido, es la película en la que vemos actuaciones más pasotas en general.

Por otro lado, la película goza de un músculo técnico de primera. Hay acceso a los mejores efectos especiales que se pueden comprar, así que tenemos una puesta en escena apabullante, con unos escenarios espectaculares y el Hogwarts más desbordante de toda la franquicia. El dinero no falta y el dinero se gasta con acierto para lucir con una puesta en escena de primera. A ello se complemente una banda sonora tan acertada como siempre. Desde el tema principal de John Williams a todos los nuevos temas compuestos para la ocasión, te hacen sentir aroma a Hogwarts en todo momento.



Da gusto que, al menos, el envoltorio mole, ya que no tienes nada que contar. Que sí, que hay un malo que está por ahí, pero bueeeeno, es que apenas se detiene en ella más allá de la última media hora, que es el único momento en que la trama avanza. ¿El príncipe mestizo? Pues la verdad, al final no se te dice “casi” nada de su importancia. El funeral de Dumbledore se queda en la versión extendida y todo el follón de Malfoy y los armarios apenas se explica (y encima con el clímax movido, aunque funcione).

A partir del peor texto de la saga, se mejora la entrega anterior que era bastante indigesta. A pesar de su dilatado minutaje, no se hace muy pesada de ver debido a su ligereza argumental, sus tontadas y su precioso envoltorio. Bien podría haber sido Camp Rock o High School Musical, pero es Harry Potter 6. Flojita, pero visible.

 

Nota: 4

Nota Filmaffinity: 6.4



 

lunes, 14 de febrero de 2022

La vampira de Barcelona

Hace nada comenté un libro porque un amigo lo había escrito. Ahora reseño una película que vi únicamente porque una amiga salía en ella. Si es que no necesito más para ponerme con una película.

Si en el infierno londinense “presumen” de Jack el Destripador, en el barrio Gótico de Barcelona tienen a su homóloga femenina, la Vampira de Barcelona, cuya figura nos es acercada con esta película. A principios de siglo XX, una serie de atroces asesinatos de niños atemorizan a la ciudad. Cuando las autoridades detienen a una sospechosa, un periodista en decadencia descubre que quizás ella no es la culpable, sumergiéndose en los pesadillescos bajos fondos para desvelar la verdad sobre el caso.

La película presenta la premisa que defiende que Enriqueta Martí, ajusticiada por ser la Vampira de Barcelona, no fue más que una cabeza de turco muy convenientemente por la policía, pues las conexiones de los asesinatos manchaban a algunas cabezas muy importantes dentro de la burguesía barcelonesa de la época. En una extraña mezcla entre el terror (por momentos cósmico) y el género negro, el director Lluís Danès realiza un retrato descorazonador y pesimista de la condición humana, pretendiendo hacer justicia en el retrato de una mujer que, si bien no era un deshecho de virtudes, probablemente no era culpable de todo lo que se le condenó.

La puesta en escena es ostensiblemente teatral, convirtiendo el escenario en un juego de luces, colores, sombras y locura que ayuda a simbolizar el descenso a los infiernos del protagonista. Son obvias las influencias de la Hammer o el expresionismo alemán, componiendo una historia de terror gótico que bien habría podido hacerse (ejem) en la época en que transcurre. No obstante, esta teatral mezcla entre Sin City y El Almuerzo Desnudo puede echar atrás a muchos. Su propuesta no es, ni mucho menos fácil, obligando al espectador a poner de su parte mientras escenas más que perturbadoras se suceden ante sus ojos.


Desde la lluvia de ceniza inicial que se apodera de la pantalla, convirtiendo Barcelona en un lugar sombrío y tenebroso, ya podemos apreciar que nos hallamos ante una película truculenta, por momentos obscena y decididamente perturbadora. Se hace un especial esfuerzo en buscar una sordidez teatral fuera de lo normal, provocando al espectador con depravaciones muy imaginativas, reforzadas por un buen uso del color y los claroscuros del blanco y negro en una suerte de situaciones oníricas que destacan por presentar una locura incoherente especialmente desagradable.

La película cuenta con un envidiable reparto, con reconocidos nombres del panorama catalán, tanto en papeles principales como en los más secundarios (Roger Casamajor, Nora Navas, Bruna Cusí, Sergi López). La actuación es muy teatral (como el resto de la película), repleta de imposturas con las que retratan a una suerte de personajes con muchas sombras a sus espaldas. Sacan adelante con mucho brío una propuesta más que modesta, metiéndonos de lleno en una investigación, desdibujada e inconexa en algunos tramos, pero absorbente en todo momento.

Suelo comentar que la falta de presupuesto azuza la imaginación y, en su modestia, es posible apreciar todo lo bueno que tiene que aportar una película. Normalmente, no es algo que considero un problema, sino una característica. Sin embargo, aquí sí encuentro que algo más de dinero le hubiera venido bien. La puesta en escena tiene estilo, que se hubiera podido reforzar más con un presupuesto más abultado, escondiendo (o haciendo mejor) algunos escenarios pintados que debes perdonar en pos de la falta de medios. Se habría podido hacer un ejercicio similar pero mejor, con más posibilidad de error y más capacidad para tener la grandilocuencia que se pide.


Por cierto, fui de los pocos que, sabiendo que aparecía, pude reconocer a mi amiga. No os diré quién es, claro.

En conclusión, La vampira de Barcelona es un verdadero ejercicio de estilo que no deja a nadie indiferente. Con una puesta en escena muy característica, muy  marcadamente teatral, pero al mismo tiempo, destacando por su atmósfera sórdida, incluso desagradable en algunos momentos. Desgrana con mimo la historia “verídica” de la Vampira, indicando disimuladamente quién pudiera ser uno de los posibles culpables. Su extremismo estético y su reducido presupuesto es un obstáculo para los estómagos más acomodaticios, pero seguro que no te dejará indiferente.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 5.6 

sábado, 12 de febrero de 2022

Fuga de cerebros

No suelo yo ver este tipo de películas, sé bien que no es lo mío, pero bueno, a veces, mira, a veces…

Un puñado de gañanes inadaptados que parecen estar acabando el instituto (a pesar de estar interpretados por treintaañeros) decide que se colarán en la Universidad de Oxford para conquistar a la chica favorita del protagonista. Entre tanta desgracia humana, los siempre estirados e hipócritas ingleses no están preparados para lo que les viene.

Hay algo que tengo que reconocerle a la película: se atreve a hacer chistes sobre muchas cosas que nadie en su sano juicio se atrevería a hacer. Esta es, quizás, la única cosa buena que puedo decir de la película. Tanta incorrección política consigue tres o cuatro momentos límite que te dejan ojiplático. Sorprende que sean tan inconscientes para hacer unos chistes así. Luego les quedan como les quedan, pero aplaudo su osadía (o su estupidez, no sé).


Ya está todo lo bueno que tengo que decir sobre la película. Pocas veces he visto mi vergüenza ajena tan sobrepasada. Los personajes, la situación, los gags y el propio desarrollo fallan por completo. Soy alguien que aprecia el absurdo, y hay buena cuenta de las reseñas que dan fe de ello, pero esto se acerca peligrosamente a la estupidez.  Puedes no casar con su humor, porque esto no deja de ser un American Pie a la española, adaptando las ordinarieces del pijerío yanqui al poligonero español, pero siempre se puede hacer con un mínimo de calidad en los chistes. Las groserías campan a sus anchas, quedando muchas en mal lugar incluso en las peores entregas de Torrente, cuando no las hemos visto ya mil veces mejor introducidas.

Sorprende que se escoja a Mario Casas como “pardillo feo” cuando era uno de los sex-symbol del momento (no hay más que ver los brazacos que se gasta cuando es “horrendo”). Después de todo, sólo le basta con quitarse las gafas para estar todo lo cañón que se necesitaba. También aparecen por ahí lo más granado de las series de televisión patrias, en muchos casos diciendo dos frasecitas para poder poner la chequera e irse a otras cosas. Obviamente, las actuaciones de todos son nefastas, dejando claro que lo único que desean es acabar con su papel y marchar para casa (aunque tampoco es que la película pida otra cosa, claro).


Esta aberración humorística arrasó en taquilla, siendo la película española que más recaudó en su año (7M€!), por lo que tuvo su secuela, que imagino de una calidad similar. Está claro que estas propuestas tienen su público, pero yo tengo claro que no estoy entre ellos.

Anda, otras dos cosas que me gustan de la película: Mario Casas está tremendo y Amaia Salamanca se despelota. Quién no se consuela es por que no quiere.

En conclusión, esta pretendida comedia es mala en (casi) todos los sentidos que yo quisiera valorar. Acaba de empezar el año y ya tengo una firme candidata a peor película de este año. Seguro que encontráis algo mejor que hacer antes que ver Fuga de cerebros.

 

Nota: 1

Nota filmaffinity: 4.5 

jueves, 10 de febrero de 2022

Rock Progresivo para novatos (Ricardo Hernández)

Que un amigo tuyo publique un libro es motivo de celebración. Lo mínimo que hay que hacer es comprarlo, leerlo, y glosar sus aciertos, ¿no?

Título: Rock Progresivo para Novatos

Autor: Ricardo Hernández

“El rock progresivo ha dado a la música una buena cantidad de las que ya empiezan a ser reconocidas como obras maestras del siglo XX. , lejos de pasar a la historia, continua activo en todo el mundo, cada vez con más intensidad.

En radio Subterránea llevamos años dando a conocer miles de obras progresivas, tanto del pasado como del presente, alejados del convencionalismo comercial y aplicando el humor, tratando de evitar esa absurda pedantería que suele apoderarse de algunas personas cuando se desenvuelven dentro de universos culturales. Si abres este libro y te sumerges en sus páginas, te adentrarás en una realidad desconocida y paralela, donde cualquier cosa es posible. No sabemos si habremos logrado nuestro propósito de darte a conocer un mundo lleno de pasiones y buenos momentos, pero seguro que, al menos, te divertirás.”

Ricardo Hernández es uno de los locutores principales del veterano podcast Subterránea (11 temporadas les contemplan ya), dedicado a la promoción del llamado Art Rock, o lo que es lo mismo, la música rock y todas sus vertientes que abogan por sus cualidades artísticas antes que por concesiones comerciales. Es un lugar donde poder deleitarse con música compleja, compuesta con talento y ejecutada con brillantez. Principalmente se basa en el llamado Rock Progresivo del título del libro, pero también aparecen varias fusiones como el jazz-rock, el AOR, metal progresivo, entre otros.


El libro intenta ser una aproximación a este género para profanos, partiendo desde las bases, explicando sus características reconocibles y proponiendo listas de escuchas con las que poder apreciar sus enseñanzas.

A su modo, me recuerda al libro de Historia del Heavy Metal que ya reseñé anteriormente, sólo que esta vez dedicado a otro género musical. Y, obviamente, con otro estilo de escritura. Aquí encontramos también bromas y chanzas, pero se hace con mucha más blancura y menos mala idea. Lo que busca el libro es ser accesible y didáctico, sin por ello ser aburrido.

Se cubren muchos aspectos del rock progresivo, desde su historia, sus grupos estandarte y una clasificación de todas sus subdivisiones.

Durante dos tercios del libro, un profano interesado puede ampliar sus conocimientos sobre este estilo musical y, quien sabe, empezar una afición que te puede cambiar la vida. Si hay ganas, se puede aprender mucho.


El problema para el profano está en su último tercio, en que se dedica a contar anécdotas sobre su podcast que no entenderá ni le interesará especialmente. UN veterano oyente disfrutará de todos los datos que se dan sobre las bambalinas del programa, pero claro, nada de lo que haya leído antes le vendrá de nuevo. No obstante, seguro que también se leerá con agrado, pues la escritura es agradable e interesante.

Hay talento en el libro, pero claro, una propuesta de divulgación de un género musical más que minoritaria no va a gozar de unas grandes tiradas. Siempre hay una pequeña lástima al resignarse ante el hecho de que la gran cantidad de horas dejadas en este libro no van a gozar de un gran éxito.

No obstante, leer el libro ha sido un verdadero placer, tanto como hablar con Ricardo. He pegado un agradable viaje a través de un género que escucho con gusto, aprendiendo un par de cosas por el camino, he disfrutado repasando anécdotas de un programa divertido y me ha sacado un par de sonrisas. Una propuesta modesta, pero no por ello menos apreciable.

 

Nota: N/A 

lunes, 7 de febrero de 2022

La hija del clérigo (George Orwell)

Éste es uno de esos títulos que aparecen por casa, que nadie los ha llamado ni queda claro de dónde ha salido, pero una vez están allí, pues algo de cariño quizás habrá que darle.

Título: La hija del clérigo

Autor: George Orwell

Título original: A Clergyman’s Daughter

Traducción: Miguel Temprano García

“Ambientada en los años treinta, La hija del clérigo es una de las novelas menos conocidas de Orwell, pero, sin duda, una de las mejores. Cuenta el duro día a día de la hija de un clérigo, maltratada y condenada a servir de criada hasta que un brusco cambio la lleva inesperadamente a Londres, donde descubrirá una vida totalmente distinta, exiliada incluso de su memoria. Retrato de la Inglaterra de la Gran Depresión, esta novela es una de las obras esenciales del realismo inglés de principios del siglo XX.”

La hija del clérigo se sabe a sí misma como una novela menor, pero no por ello está falta de calidad. Orwell la escribió con el objetivo de denunciar las dificultades con las que vivía la gente “normal” de la época, retratando con realismo muchos sectores de la sociedad inglesa que normalmente quedan fuera del foco típico.

El personaje principal es Dorothy Hare, la hija del clérigo. Gracias a su cargo, puede pasear por todo el pueblo, lo que Orwell aprovecha para contar cómo es la vida rural de un publecito cualquiera del interior de Inglaterra, relatándote las miserias del día a día que todos van teniendo en mayor o menor grado. Muestra la pobreza, las estrecheces y los variados problemas de las familias, incluso en aquellas más pudientes, que no se libran de pasar estrecheces. Posteriormente, cambia de tercio y se lleva a Dorothy a pasear por media Inglaterra, simplemente como excusa para tratar todos los temas que le rondaban por aquel momento a Orwell. Así, tenemos críticas a la enseñanza privada típica de Inglaterra (con poco control por parte de las autoridades), el trato que se da al diferente y, quizás lo que más me ha gustado, el proceso de pérdida de la fe religiosa en una sociedad tan devota como es la de los pequeños pueblos ingleses.

Dorothy se comporta inicialmente como una buena chica de pueblo, abnegada y bondadosa, con el orgulloso deber de ayudar a todo el que lo necesite a su alrededor, pero una vez Orwell necesita ponerla a pasear, le quita cualquier rastro de personalidad y se convierte en un títere sin voluntad que da vueltas por un buen puñado de lugares a la espera de que alguien (el autor) decida que toca otra mudanza.

El resto de personajes van apareciendo y desapareciendo de la historia según conviene a la trama, definiéndose en apenas un par de líneas y sin mucha más personalidad que el tópico. Su Padre es un avaro párroco que vive embutido en la nostalgia de un tiempo en que los religiosos tenían más privilegios, tiranizando la vida de su hija y metiendo bronca a sus parroquianos, a los que no entiende. El Sr. Warburton es su contrapunto en la novela, un bon vivant para el que la religión no tiene ningún sentido y que, al no tener ninguna referencia moral, se permite tomar aquello que le apetece (metiéndose aquí con el ricachón que pasa de los demás). No se trata de alguien malvado, pues no hay rastro de crueldad o malevolencia en sus actos, simplemente, puro hedonismo  que le lleva incluso a intentar una violación sin ser muy consciente de que eso está mal.

Finalmente, el otro personaje con importancia es la profesora de la escuela privada londinense, en este caso una arpía demonizada con todos los males imaginables y alguno más. Contando cada céntimo, echando broncas gratuitas y exigiendo  un sistema de escolarización que le garantiza ingresos con el mínimo esfuerzo (y produciendo mujeres ignorantes en todos y cada uno de los aspectos de la vida). El esfuerzo de Orwell para criticar este tipo de escolarización llega a niveles caricaturescos en algunos momentos.

 

Cómo ya os habréis dado cuenta, La hija del clérigo se mueve en el realismo / costumbrismo al que le añade cierta crítica social. Dividida en una serie de actos muy diferentes entre sí, sufre de tener una trama supeditada a los temas a tratar, con lo que la cohesión no está demasiado presente. Además, como necesita mover a la protagonista de un sitio a otro una vez ha acabado de contar lo que tocaba en cada lugar, ha de buscar una excusa argumental para ello, y a veces no sabe muy bien cómo hacerlo, con algunas salidas, que bueno, porque te pilla de buenas y no se lo vas a tener muy en cuenta…

En muchos aspectos, recuerda sobremanera el estilo de las películas de Ken Loach, pero situado en el período de entreguerras. Sin embargo, más allá de que el propio tema pueda interesar (o no) al lector, adolece de una trama tan floja que cuesta seguir interesado en el devenir de la protagonista. No  presenta una prosa difícil ni se hace pesado de leer, pero a medida que avanzan las páginas te deja la sensación de que van pasando cosas, pero uno sólo puede acabar diciendo “¿Y qué?”.

Visto un poco desde los ojos de hoy, se nota que se trata de un libro de 1935. A Orwell le interesan otras cosas aparte del feminismo y, aunque te remarca que las mujeres lo tienen peor en esta vida, no se centra precisamente en ello. De una manera clara, no es su guerra, ya que prefiere denunciar toda la clase social en sí. Muchas escenas se habrían planteado de manera diferente si se hubiera escrito hoy día, sin duda.


La hija del clérigo explica muy bien cómo era la vida para el común de los mortales durante el período de entreguerras, consiguiendo que te hierva la sangre con los abusos de los poderosos, de una manera similar a Los santos inocentes. En ese sentido, el libro funciona con estilo. Sin embargo, ni la estructura narrativa ni la descripción de sus personajes destaca por su profundidad. Además, tiene el peor problema que puede tener un libro de este estilo: es aburrido.

 

Nota: 5

Nota Goodreads: 3.51/5 

sábado, 5 de febrero de 2022

El espinazo del diablo

Si sois asiduos de mis reseñas, ya sabréis que Guillermo del Toro es un director que tiende a agradarme, del cual he visto casi todas las películas. No sé si con objetivo completista o cuál es la razón, me puse con una de las pocas que me quedaban del director mejicano.

Ser un niño durante la Guerra Civil Española supuso tener una infancia difícil, especialmente si tus padres eran republicanos que estaban perdiendo la guerra. En algún lugar de la árida Castilla, un antiguo monasterio se ha convertido en refugio de huérfanos de republicanos. Dos viejos y una jovencita intentan dar una oportunidad a los más desfavorecidos de la zona, con la ayuda de un par de mozos. A medida que avanzan las batallas y la situación se vuelve más desesperada, aparecen los rumores de que el monasterio esconde un tesoro de lingotes de oro, lo que desatará la ambición de los mozos de la zona. Realmente, el lugar guarda muchos secretos siniestros…


Reconozco que la película me ha pillado con el pie muy cambiado. Yo me esperaba una película bastante fantasiosa, al estilo de los cuentos tenebrosos que nos tiene acostumbrados el director. Sin embargo, aquí tenemos una historia muy realista, que gasta una buena cantidad de minutos explicando la dura vida de los niños de la época, como si de un David Copperfield se tratara. A medida que avanza la película, el terror va tomando forma, pero de una manera más mundana, el de la guerra y los refugiados frente al ser humano, el peor de los monstruos.

La ambientación de la película destaca por su verosimilitud. Cualquiera que haya paseado por los páramos castellanos podrá apreciar el ambiente árido, desagradable, en que transcurre la acción. Los edificios de piedra vieja, gastada por el viento y la arena se complementan con multitud de detalles que marcan la escasez con la que viven los protagonistas. Del Toro es muy consciente de qué época quiere representar y no escatima esfuerzos en conseguirlo.



Tengo más problemas con su protagonista. Si bien Federico Luppi y Marisa Paredes hacen un notable trabajo dando vida a las buenas almas que llevan el monasterio, la actuación de Noriega como peligroso salteador destaca por su insustancia y falta de carisma. Reconozco que nunca he apreciado sus dotes actorales y aquí no encuentro ninguna razón para cambiar de opinión. Los niños bien, gracias.

Quizás lo que más disfruto de la película es su desolador inicio, en que el director gasta un buen puñado de minutos explicándote cómo viven los pequeños. Conforme se desata el conflicto, me va perdiendo, pues a un ritmo excesivamente contemplativo, se le añade un thriller que no acaba de funcionar. Si bien se percibe que hay secretos oscuros, la película no  es capaz de implicarte ni emocionarte lo suficiente para que tengas ganas de seguir viendo. Podríamos decir que El espinazo del diablo funciona más por la atmósfera y los “sucesos extraños” que por el argumento en sí.


Y luego está el desenlace. Vaya por delante que me ha gustado, es tremebundo y no te deja indiferente, pero SPOILER vaya, al final sí que había fantasma. Después de estar toda la película escamoteándolo, va y resulta que cuando interesa a la trama, aparece. Po bueno, po vale, po dacuerdo. Eso sí, la escena mola. FIN DEL SPOILER

Puede que no sea la mejor película de su director, pero tampoco es precisamente mala. Tiene sus puntos de interés en un apartado visual muy trabajado e inusualmente realista, una malsana atmósfera malsana característica del director y, también, que no le duelan prendas a la hora de masacrar niños si la situación lo requiere. Falla en un ritmo cansino y un “misterio” no excesivamente misterioso. Al final, tenemos una de thriller/terror con pseudofantasmas por ahí algo aburridilla, pero funcional para rellenar una tarde.


Nota: 5

Nota filmaffinity: 6.2

  

jueves, 3 de febrero de 2022

La amenaza de Andrómeda

A ver, después de apagar el cerebro con la película anterior, necesitaba algo que me excitara un poco las neuronas. Para ello siempre tengo una pequeña bodega de películas pendientes a la que acudir cuando apetece algo con calidad. Ésta es una de esas recomendaciones que llevaban tiempo esperando el momento adecuado. Reconozco que iba con miedo de que la estética me tirar para atrás, pero bueno, hay que arriesgarse.

Estamos en 1971, plena Guerra Fría. Un satélite ha sido derribado, cayendo en un pequeño pueblo de Nuevo México. Al instante, una extraña plaga azota a sus habitantes. Creyendo que se trata de una nueva arma de los soviéticos, los científicos obran con precaución, pero pronto descubrirán que se trata de un mal venido del cielo, de una enfermedad que amenaza con acabar con la humanidad. Empieza así una lucha contrarreloj para salvar la vida del planeta.

Lo que más miedo me daba, su estética anticuada, se soporta sin problemas. Al contrario, más allá de lo extraño que nos pueda resultar a nuestros ojos, se nota bien diseñada, con una razón de ser para todos los elementos en pantalla. Los laboratorios están construidos con corrección científica y, al mismo tiempo, con un diseño certero que le aporta un aroma atemporal muy logrado. Puede que los “ordenadores” sean analógicos o que las técnicas tengan cincuenta años, pero se respira aroma “a ciencia” por todos lados. Además, el montaje de la película se complementa con el método científico, consiguiendo aportar ritmo y emoción a que crezcan (o no) unos líquenes en una placa de Petri, todo un logro.

La Amenaza de Andrómeda se presenta como una propuesta de ciencia-ficción (muy) dura. Se plantea una situación ficticia en un “futuro cercano”, pero luego el desarrollo es plenamente realista, con mucha ciencia, mucho experimento y pocas concesiones al espectador. Todo lo que se muestra en pantalla queda supeditado a la verosimilitud científica, mostrando el proceso científico en todo su esplendor. Para alguien que es del ramo como yo, pues es todo un gozo de disfrutar un respeto tan dedicado. Evidentemente, los que buscan explosiones, rayos láser y emociones fuertes no las van a encontrar aquí, la película va a otra cosa.

Asimismo, el trabajo actoral es el que es. Interpretan a un puñado de científicos serios que no tienen tiempo para el humor y es lo que vemos.

Todo este gusto por el rigor científico y la ciencia-ficción más realista no surge de la nada. Tras las cámaras se haya Robert Wise, un nombre imprescindible dentro del género de la época, que hizo gozar muchas mentes con propuestas tan interesantes como Ultimatum a la tierra  o Star Trek. La película. Aquí nos plantea cómo reaccionaría la sociedad ante la aparición de un nuevo virus letal, siempre priorizando el punto de vista científico. Quizás necesite un público motivado para entrar en la trama, pero una vez estás dentro, te pega bien al asiento, mientras contemplas, intranquilo, como los científicos se enfrentan a lo desconocido con las técnicas que la ciencia posee. Y lo hace desde un prisma muy creíble, alejada de las exageradas fantasías que ahora estamos acostumbrados.


Se trata de la adaptación de la primera novela de Michael Chrichton, un escritor caracterizado justo por el rigor científico en su multitud de thrillers tecnológicos y de ciencia-ficción. Además de la archiconocida Parque Jurásico, otro ejemplo lo podemos tener en la novela Esfera, que reseñé hace un tiempo.

Lo dicho, un espectáculo para las neuronas que adolece de hacer muy pocas concesiones al espectador. La profusión de experimentos científicos (que no se te explican) y la poca “acción” pueden hacerse indigestas a más de uno, pero es justo lo mío así que lo gozo inmensamente.

La película se llevó nominaciones a los Oscars en los apartados a mejor montaje y a mejor dirección artística, como buena prueba del buen hacer destacado anteriormente.



En fin, me sorprende como una película de ciencia-ficción dura es capaz de pegarme el culo al asiento de esta manera, sin enseñar nada más que experimentos científicos. Este puzzle minimalista es quizás para pocos paladares, pero los que sepan degustarlo tienen canelita de la buena.

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.7