sábado, 12 de febrero de 2022

Fuga de cerebros

No suelo yo ver este tipo de películas, sé bien que no es lo mío, pero bueno, a veces, mira, a veces…

Un puñado de gañanes inadaptados que parecen estar acabando el instituto (a pesar de estar interpretados por treintaañeros) decide que se colarán en la Universidad de Oxford para conquistar a la chica favorita del protagonista. Entre tanta desgracia humana, los siempre estirados e hipócritas ingleses no están preparados para lo que les viene.

Hay algo que tengo que reconocerle a la película: se atreve a hacer chistes sobre muchas cosas que nadie en su sano juicio se atrevería a hacer. Esta es, quizás, la única cosa buena que puedo decir de la película. Tanta incorrección política consigue tres o cuatro momentos límite que te dejan ojiplático. Sorprende que sean tan inconscientes para hacer unos chistes así. Luego les quedan como les quedan, pero aplaudo su osadía (o su estupidez, no sé).


Ya está todo lo bueno que tengo que decir sobre la película. Pocas veces he visto mi vergüenza ajena tan sobrepasada. Los personajes, la situación, los gags y el propio desarrollo fallan por completo. Soy alguien que aprecia el absurdo, y hay buena cuenta de las reseñas que dan fe de ello, pero esto se acerca peligrosamente a la estupidez.  Puedes no casar con su humor, porque esto no deja de ser un American Pie a la española, adaptando las ordinarieces del pijerío yanqui al poligonero español, pero siempre se puede hacer con un mínimo de calidad en los chistes. Las groserías campan a sus anchas, quedando muchas en mal lugar incluso en las peores entregas de Torrente, cuando no las hemos visto ya mil veces mejor introducidas.

Sorprende que se escoja a Mario Casas como “pardillo feo” cuando era uno de los sex-symbol del momento (no hay más que ver los brazacos que se gasta cuando es “horrendo”). Después de todo, sólo le basta con quitarse las gafas para estar todo lo cañón que se necesitaba. También aparecen por ahí lo más granado de las series de televisión patrias, en muchos casos diciendo dos frasecitas para poder poner la chequera e irse a otras cosas. Obviamente, las actuaciones de todos son nefastas, dejando claro que lo único que desean es acabar con su papel y marchar para casa (aunque tampoco es que la película pida otra cosa, claro).


Esta aberración humorística arrasó en taquilla, siendo la película española que más recaudó en su año (7M€!), por lo que tuvo su secuela, que imagino de una calidad similar. Está claro que estas propuestas tienen su público, pero yo tengo claro que no estoy entre ellos.

Anda, otras dos cosas que me gustan de la película: Mario Casas está tremendo y Amaia Salamanca se despelota. Quién no se consuela es por que no quiere.

En conclusión, esta pretendida comedia es mala en (casi) todos los sentidos que yo quisiera valorar. Acaba de empezar el año y ya tengo una firme candidata a peor película de este año. Seguro que encontráis algo mejor que hacer antes que ver Fuga de cerebros.

 

Nota: 1

Nota filmaffinity: 4.5 

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