miércoles, 28 de marzo de 2018

Alien 3


Recuerdo, en mis años de mozalbete, el respeto que le tenía  al Xenomorfo. No había visto ninguna película, pero las imágenes ya bastaban para infundirme tremendo respeto. Un día en que me había quedado solo en casa, pusieron Alien3 por la tele, y decidí armarme de valor para verla. Fue toda una decepción, más allá de un monstruo feote, no entendí dónde estaba el revuelo. Años tardé en ver sus predecesoras y entender lo que era el terror… Inspirado (ejem) por el podcast de Carne de Videoclub, decidí pegarle un repasito a la película de Alien que hacía más tiempo que no veía, ni que sea para reafirmarme en mis recuerdos.



La película además empieza mandando a tomar viento la entrega anterior. Se mata a todo dios superiviente y volvemos a tener a Ripley encerrada (en este caso, en una cárcel) con un puñado de víctimas propiciatorias y un Alien dispuesto a todo. La diferencia es que ya es la tercera vez que Ripley se encuentra con los Xenomorfos y ya empieza a estar un poquito harta. No podemos olvidar que una vez que has visto lo peor que el Universo puede arrojarte y has salido viva, no vas a encontrar nadie más duro que tú.

Me agrada la localización de la película. La Saga de Alien llega a su máxima expresión en lugares cerrados, en los que la claustrofobia se suma a la peligrosidad de una muerte segura. Sin embargo, luego no se aprovecha la misma casi para nada. Parece más bien que nos hallemos encerrados en un mundo medieval con un par de pistolas por ahí. La escena de la fundición mola bastante, no lo vamos a negar, pero el resto de la película varía entre feota y cutre. Los escenarios son simples tubos sin gracia visual en los que meter a un Xenomorfo algo perruno (la única innovación interesante de la entrega) y poco más.

Así mismo, también tiene el problema de que no hay nadie ni remotamente al nivel de Sigourney Weaver. Vale que aquí ella ya es una auténtica estrella y no hay nadie mejor para ser la puta ama, ¡pero el resto del elenco se ve reducido a papeles de comparsas masillas casi en su totalidad! No es que lo hagan mal (bueno, sí), es que el guión no les deja otra opción.

A posteriori, resulta extraño comprobar la presencia de un director tan personal como David Fincher detrás de la película. Rascando un poco más, uno puede entender que se trata de su película debut, de la que él siempre ha dicho que falta casi la mitad de la misma. No voy a discutir sus declaraciones, pues se hace obvio que la trama está mal hilvanada, como si faltaran diálogos y escenas. Incluso un par de personajes “desaparecen” y a nadie parece importarle.


En fin, después de que Ridley Scott pariera al bicho más temible del Universo y Cameron ampliara su mitología como nadie pudiera haber previsto, ¿En que pensaban los de arriba? Con el material de partida se tenía un gran oportunidad para cerrar una trilogía a lo grande, pero bueno,  deciden dárselo a un novato con talento, al que torean por todas partes, le imponen el guión y encima culpan del resultado.

Por lo menos se puede apreciar que la acción está bien rodada y Fincher se guarda un par de escenas que aprovechan a la Ripley más carismática para que la película no de la sensación de timo completo. Habitualmente considerada como la peor de la saga (con todo merecimiento), sólo se podría salvar porque es capaz de proporcionar dos entretenidas horas de acción y por ELLA.

Nota: 3
Nota filmaffinity: 5.9

lunes, 26 de marzo de 2018

Próspero en llamas (Dan Abnett)


Sigo avanzando en los libros de la Herejía de Horus, siempre prestos a ponerse en medio cuando toca disfrutar de un libro fácil y hamburguesil. Y van XV!

Título: Próspero en llamas
Autor: Dan Abnett
Título original: Prospero Burns
“El Emperador está furioso. Magnus el Rojo, primarca de la legión de los Mil Hijos, ha cometido un error de proporciones catastróficas y ha puesto en peligro la propia Terra. Al Señor de la Humanidad no le queda más remedio que encargarle al primarca de los Lobos Espaciales, Leman Russ, la misión de apresar a su hermano en el planeta Prospero, el lugar de origen de los Mil Hijos.
No será fácil someter el Planeta d elos Hechiceros a la voluntad del Emperador, pero tampoco detener a Russ y a sus Lobos Espaciales. Con el corazón poseído por la ira, el Rey Lobo está decidido a llevar a Magnus ante la justicia del Emperador. Los acontecimientos que decidirán el destino de Prospero se desatan.”

Los MilHijos te presentaba un bando de mi suceso favorito de la Herejía (la purga de Próspero), y ahora tocaba ver la trama desde el otro punto de vista, el de los Lobos. Sin embargo, parece que Abnett se ha cansado de hacer las cosas del modo más facilón y se marca la rodomontada se explicar una de las campañas más importantes de la herejía desde el punto de vista de un inofensivo rememorador que tiene la suerte/desgracia de ser testigo de excepción de los hechos.

De esta manera, el libro se divide en tres partes:

1) Empezamos con la llegada del rememorador, que compone un relato costumbrista (ejem ejem) de la vida cotidiana del ejército más orgullosamente independiente del Emperador. Aprendemos como es la vida en El Colmillo, además de los usos y costumbres de un Marine Espacial cuando no está de matanza o viajando. No es que pase nada realmente importante durante cien páginas, pero la prosa ágil de Abnett hace de este remedo de El guerrero Nº 13 y La invasión de los ladrones de cuerpos una experiencia vigorizante y sorprendentemente reflexiva.

2) Posteriormente, nos enteramos de oídas de lo que está ocurriendo con los Mil Hijos, enlazándose con la asistencia de todos los Lobos –por si acaso -al Concilio de Nikaea, en el que se juzgará a Magnus. Ya habíamos visto estos hechos desde el primer plano, pero ahora estaremos entre bambalinas, viendo todo lo que ocurre tras los escenarios. A pesar de lo sesgado del juicio, choca contemplar las ganas que le tiene Leman Russ a su melifluo y estudioso hermano. Hay que felicitar a Abnett porque consigue dejar clara la tensión que precede a la batalla, la sensación de que todo por lo que se ha luchado durante quince libros y nosecuantas mil páginas se puede ir a tomar viento de un momento a otro. Y es que la comezón sobre que chispa es la que hará detonar este choque de caracteres no te abandona durante casi las doscientas páginas que estamos entretenidos aquí. Pudiera ser que las aventuras del rememorador Kasper Ansbach Hawser / Ahmad ibn Rusta no te interesaran, pero aquí el libro se vuelve un auténtico vicio.


3) Y finalmente, lo que tenía que pasar. La purga de Próspero. Quizás esperaba una megabatalla con todos los personajes dándolo todo, pero Abnett vuelve a hacer otra cabriola innecesaria pero efectiva, alejándote la acción y centrándola en el pobre rememorador –ahora algo más dopado-, que tiene la suerte de meterse en más líos de los que le gustaría. Este inesperado punto de vista hace que nos perdamos el sentido general de la campaña, pero gana mucho en dramatismo y no impide, ni mucho menos, tener un colofón espectacular al libro, con todos los fuegos artificiales necesarios para dejar al fan bien a gusto. Después de todo, ya sabemos todos como acaba la purga de Próspero, ¿no?

Puede que no sea un libro que me haga reevaluar mi propósito en la vida, o me haya llevado a reflexionar sobre mis relaciones con aquellos que me rodean, ni me ha hecho una mejor persona. Pero la verdad es que no hay lobos en Fenris…

Lo que sí tiene el libro es una historia estupenda, que explora hábilmente la relación entre el cuento y el narrador, la audiencia y el protagonista, el lector y el escritor, mientras desentraña madejas y madejas de detalles sobre uno de los capítulos más incomprendidos del Adeptus Astartes, durante la Gran Cruzada del Imperio de la Humanidad, liderados por el Emperador Inmortal. No sólo constituye un estupendo ejercicio de disipación, sino que permite reflexionar sobre mi propio interés en las historias, sobre como perduran a través de los años, cómo las recordamos y cómo las relatamos a nuestros allegados.

Consiguió recordarme que la literatura, los libros, nunca desaparecerán. Ya sea a través de Kindles i otros e-books, Próspero en llamas me deja la sensación de que las historias están tan imprimadas en nuestro ADN que, incluso en el lejano cuadragésimo primer milenio, no desaparecerán. Nos permiten recordar a nuestros amigos, nuestros referentes y nuestra herencia cultural, dándonos herramientas para tomar con (mayor o menor) acierto las decisiones que están por haber.

Y lo más importante, Próspero en llamas ha despertado el sentido de la maravilla que nuestro niño interior guarda celosamente. No me refiero al hecho de visualizar el libro mientras pasaba las páginas, sino por la dinámica presente en tantos niveles de la historia. La trama del libro orbita tanto en los eventos que involucran el imperecedero agravio de sangre entre los Lobos Espaciales (o cómo se llaman entre ellos, los Vlka Frenyka) y la legión de los Mil Hijos como sobre las historias y el arte de relatar, sobre la preservación de nuestro pasado, así como contemplar nuestro futuro (los lectores de la franquicia ya sabrán que este libro no es más que una pequeña historia dentro de la miríada de sucesos de la Herejía). En el fondo, se concentra en la manera en que preservamos nuestro pasado, así como lo recordamos para no repetirlo.
  
Es curioso como un libro que normalmente se archiva en el saco de los “fácilmente devorables” es capaz de profundizar con tanto acierto sobre la importancia del arte de contar historias, de la importancia que tiene el medio influye en el producto y su efecto ¿Cuántas adaptaciones al cine han triunfado y cuántas han fracasado al intentar trasladar a la pantalla, todo porque podemos viajar con nuestra imaginación a lugares que no pueden reproducirse en realidad, ni siquiera por CGI?

Con este libro, Abnett vuelve a mostrarse como el mejor escritor de la editorial. Sí, es una novela de ciencia-ficción repleta de acción a lo bestia, pero mucho de lo que trata se puede relacionar sobre los problemas de nuestro día a día: Nuestro discurso político y social, como las noticias “brotan” en la prensa, y cómo las personas pueden ser usadas –a veces sin saberlo- como peones en un juego mucho más global (Conspiraciones, ¡MUJAJAJAJJAAJ!).

Bueno, ya está bien de divagar, los puntos de vista evolucionan y cambian, pero ¿qué historia no lo hace de vez en cuando? Me hace mucha gracia la comparación que se produce entre los dos libros que tratan esta campaña (Los Mil Hijos y éste), presentando ambos hechos desde perspectivas contrarias, en dos estupendos libros que permiten comprender ambos bandos, como si se tratara de una historia dentro de una historia, para leer en conjunto con la calma necesaria y apreciarlos como se merecen.



Resumiendo, que es gerundio, cosas que interesan a los fans de la franquicia:

1) Si, conocemos (leemos) a Leman Russ, que ya tocaba. Por suerte, es un personaje muy refrescante capaz de tener cierta sutileza.

2) Si, vemos a los Lobos en acción, pero más importante, los conocemos como legión. Con esto me refiero a que se alejan mucho del dogma de “¡¡¡AUUU!!!!  ¡Vamos a matar y aullar como animales!!” que se destilaba en la saga de Ragnar Blackmane.

3) Abnett no se olvida de hacer aparecer a un buen montón de personajes de otros libros: Primarcas, Custodios y otros con todavía más rango.

4) Hay unas cuantas previas sobre las cosas que están por venir. Tanto a gran escala como sobre los propios Lobos Espaciales.  

Para concluir y explicar que hay mucho más que ultra-violencia, usaré esta cita de uno de los personajes: “Es necesario mucho autocontrol para ser así de peligroso.”

No se si estoy hablando del mejor libro sobre la herejía después de la primera entrega, pero está en el top, seguro. Quizás se trataría de uno de los pocos libros de la franquicia del cuadragésimo primer milenio que recomendaría incluso a los profanos. Una vez has sobrepasado la barrera de la terminología y la descripción del Universo de Wh40k, es una novela morrocotuda.

Nota: 9
Nota goodreads: 4.14/5

jueves, 1 de marzo de 2018

Guardianes de la Galaxia: Vol. 2


Creo que Guardianes de la Galaxia pilló por sorpresa a todo el mundo. De la nada (ejem ejem) salió una space opera que abusaba con maestría de la nostalgia ochentera, mezclaba bien el buen rollito con algo de gamberrismo carismático y unos efectos especiales muy resultones en un diseño original y colorido. Su argumento era la cosa más simple, pero funcionaba y convirtió en un exitazo la que muchos esperaban como el primer tortazo de Marvel Studios desde el Boom Vengadores.  Realmente, tenía muchas ganitas de que llegara la segunda parte. Ni que fuera para echar unas risas sin sentido ^^

Esta segunda parte nos sitúa a los Guardianes convertidos en unos mercenarios de éxito que ya empiezan a ser conocidos por la galaxia. La aparición del padre de Star-Lord pondrá luz a sus misteriosos orígenes, embarcando al  grupo de granujas de buen corazón en otra de sus delirantes aventuras en las que se pone en juego el destino del Universo.

¿Y cómo he salido? Muy contento. La película es un despiporre de risas, chorradas y zaranganadas buen rolleras. GoG2 es, y quiere ser, una comedia de acción por todo lo alto como hay pocas en el cine. Sin embargo, se parece TANTO a su predecesora que no puedo evitar una ligera sensación de déjà vu que no me acaba de satisfacer, algo parecido a como ocurría en Vengadores:La era de Ultrón.

Pero bueno, decir que una película es, simplemente, divertidísima, no es algo precisamente malo. La cantidad de animaladas que no deberían funcionar pero funcionan es descomunal. Empezando por Kurt Russell //David Hasselhof desbocado y un Chris Pratt que es el puto amo, provocando las risas a base de puro carisma.

A su alrededor, toneladas de efectos especials muy bien metidos (Mapache Cohete, Groot, el planeta final…) que se complementan con el diseño tan feliciano con que funciona todo en este Universo y las canciones tan cachondas y bien escogidas que pululan por ahí.

Evidentemente, como la lógica se manda a tomar viento desde el primer momento, las coreografías dan un juego descomunal, con bastardadas que juegan a superarse a sí mismas para ver cuál es la más gorda, con las consiguientes risas aseguradas. James Gunn ha tomado buena nota de qué proporcionaba diversión y se asegura de meterlo  en grandes cantidades en un Vol. 2 que tiene tanto o más estilo que su predecesora. Lo dicho, una fiesta.
No me puedo olvidar de dar un achuchón al personaje de Yondu, mis felicitaciones a Michael Rooker por dar vida a un cabroncete con tanta clase como éste. Roba (con lo dificil que es) cada escena en la que aparece, en la que te quedas embobado a la espera de ver la siguiente animalada con la que se sobra. Un servidor se ha descojonado con sus bastardadas.

Debe quedar claro que la película me ha encantado. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 proporciona dos horas de diversión pura con todas las de la ley. Sin embargo, hay un par de detallitos que me escaman: la escena en que todos los personajes se alinean en pose molona y la cámara gira a su alrededor para mostrarnos toda su grandeza se repite como diez veces a lo largo de la película, diferentes escenarios, pero misma pose y mismo giro de cámara (un poco de abuso, ¿no?); la otra cosa que me escama es que a todos los personajes les sale un traumita de la nada (que echan de menos a sus padres), lo que provoca un par de líos estúpidos hasta que los superan y todos vuelven a ser tan amigos, proceso que se repite con todo el elenco (un poco de abuso, ¿no?).


Al final, hay que decir que el mayor problema que tiene Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es que es “sólo” divertidísima. En esta entrega el proyecto funciona como un tiro, es un producto gamberro, autoparódico y lleno de personalidad por parte del director, que seguro hará disfrutar al que disfrutó de la primera parte. Sin embargo, me deja la sensación de que será muy dificil que vuelva a funcionar así de bien si no se hacen más cambios. A ver si estos de Marvel me vuelven a sorprender :)

Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.8