martes, 16 de junio de 2015

Shaun The Sheep


¡Ei! Tienes que conocer a este colega que vive en la granja, porqué es muy molón y adorable. Es el rey del establo y cuando hay jaleo en el prado, es el que mantiene a los suyos en el lío. Deberían poner una placa que conmemore todas sus aventuras: Para la oveja Shaun. Pues él es la oveja Shaun, que se burla de todos los que no pueden balar. Tenedlo en cuenta, no hay otro como él. ¡Oh, la vida es diversión con la oveja Shaun! No se pierde una ni se queda atrás. ¡Quizás algun día encontraréis la manera de venir a conocer a la oveja Shaun!


Cualquiera que conozca la veterana serie de Aardman puede temer que la película no sea más que un capítulo de la serie estirado para llegar a los 70 minutos. Todo el que disfrutó de Wallace y Grommit sabrá que lo que estos británicos nos traen no es menos que un capítulo de 70 minutos de diversión con Shaun.

Tal como si Shaun sospechara que la rutinaria vida en la granja, con sus horarios marcados, sus desplazamientos repetitivos y su día a día con variaciones menores no fuera suficiente para llenar setenta minutos de metraje, decide dormir a su amo –con una técnica infalible- y encerrarlo en su vieja caravana para tener un fin de semana de puro placer ovino. La mala suerte querrá que su miope granjero acabe siendo enviado a la Gran Ciudad. Para Shaun, Bitzer (el perro) y sus compañeros no quedará otra que adentrarse en las calles de la metrópoli para rescatarlo, a merced de la salvaje civilización y bajo la furia de su representante más terrorífico: Trumper, el responsable de los animales sueltos, un Van Pelt obsesionado con acabar con todo animal que circula sin su amo.

No es un argumento original, pero se desarrolla con habilidad convirtiéndose en el inicio de un periplo tan hilarante como trepidante, lleno de guiños ingeniosos y desbordante de un humor decididamente puntiagudo. Es Aardman en estado puro: Una inventiva increíble en la puesta en escena, unos personajes expresivos como pocos (a pesar de que sólo pueden balar), unos bellos decorados fabricados a mano, una banda sonora la mar de aprovechable y multitud de detalles escondidos que pueblan cada rincón de la pantalla. ¿Dónde acaba la claymation y empieza el CGI? Dificil decirlo…

Teníamos ganas de ver que nos ofrecerían los virtuosos estudios británicos después de Piratas! y de Wallace y Grommit y a fe mía que no nos ha defraudado. Shaun y sus compañeros desbordan carisma, se adueñan de la escena y la pueblan de multitud de gags visuales, toques de slapstick y un puen puñado de detalles absurdos que te dejan la sonrisa bien fijada. ¡Incluso consiguen que un chiste de pedos y eructos acabe siendo gracioso (sólo uno de ellos)! En ningún momento se adentra en terrenos pantanosos, buscando un tono deliberadamente ligero y bienintencionado, con multitud de referencias entre las que destacan guiños a Cadena Perpetua, El Silencio de los Corderos o Terminator. La falta de diálogos puede asustar a más de uno, pero murmullos y balidos son más que suficientes para hacerse entender. Puede hacerse algo extraño para los profanos de la serie, pero fácilmente subsanable tras cinco minutos de carcajadas.

Hay que reconocer que antes de empezar el clímax final, la trama pasa por unos minutos de bajón en que se ponen empalagosos, pero es un mal necesario para que la película tenga algún sentido y no se conviertan en una sucesión de chistes sin sentido. Este espacio se aprovecha también para que los profanos a la serie puedan conocer a unos personajes con mucho más desarrollo del que esperaríamos ver en la mayoría de éxitos de taquilla y no sean unas ovejas tan anónimas.

La oveja Shaun no te hará reflexionar profundamente sobre el sentido de la vida, pero a buen seguro te divertirá sobremanera. Una más que bienvenida dosis de aventuras gamberrillas servida por el habitual y delicioso dominio de la claymation y aderezada con el humor desenfadado marca de la casa. Perfecta para los pequeños y para los que aún son jóvenes de corazón. ¡Beeee!!
 

Nota: 7
Nota filmaffinity:  7.0

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