No
sé muy bien porqué lo he leído, pues nunca he sido un gran fan del tenis, pero
bueno, estaba por mi lista de pendientes y hay que acabar con él.
Título:
Open
Autor:
J. R. Moehringer, André Agassi
Título
original: Open: an autobiography
Traducción:
Juanjo Estrella González
“Siendo un bebé, le pusieron una
raqueta de juguete en la mano. Desde entonces, Agassi no ha hecho otra cosa que
golpear pelotas de tenis. Su padre, obsesionado en convertirlo en un astro del
deporte, construyó una máquina (el dragón) que disparaba 2.500 pelotas al día
contra el pequeño Andre. Escrita por el premio Pulitzer J. R. Moehringer, Open
es la semblanza a corazón abierto de André Agassi, que en estas memorias se
muestra tal como es: un hombre que debió enfrentarse a las presiones de su
familia, de la fama, pero que siempre conservó el valor de la amistad y un
sentido altruista de la vida. En esta cautivadora autobiografía, Agassi revela,
con sentido del humor y ternura, una vida definida por la contradicción entre
un destino impuesto y el anhelo por complacer a quienes lo han sacrificado todo
por él.”
Tenemos aquí una biografía al uso, que sigue la vida de su protagonista hasta su retirada (y un poco más). Aquí nos cuentan cómo ha sido la vida del excéntrico tenista André Agassi (profesional entre 1994 y 2006). No se trata de una historia de un elegido para la gloria, de un atleta impecable o de un esforzado intachable. Open hace un esfuerzo denodado en mostrar a un hombre confuso y rebelde, que lleva la contraria por el puro placer de tocar las narices. Encontramos aquí la evolución de una persona que sobretodo se busca a sí mismo, qué hacer con su vida y que además, pasa por ser uno de los mejores tenistas de su época.
A diferencia de otras biografías de deportistas que sólo he conocido a través de recuerdos de otra gente (como Éramos jóvenes e inconscientes o Red or dead), mi adolescencia tiene muchos recuerdos de ver a este melenudo (primero) y afeitado (después) deportista. Yo nunca fui especialmente fan del tenis, pero en casa se veía y no me tocaba otra, por lo que tenía cierta consciencia de quién era. El dominador de la época era el norteamericano Pete Sampras, pero siempre me pareció un aburrido sin carisma, todo lo contrario del esforzado André Agassi, que llamaba la atención allá por dónde iba, estaba siempre en la parte alta de los grandes torneos y, encima, de vez en cuando ganaba algo. Un poco de rebote me llegó este libro y, como tenía cierto cariño por mis recuerdos infantiles, decidí ponerlo en mi lista de pendientes hasta que le llegó su hora.
Me
sorprende – mucho – la representación que hace de Agassi como un hombre
desubicado, alguien a quién nadie preguntó nunca qué quería hacer cuando fuera
mayor, qué cosas le apasionaban o qué inquietudes tenía para con el mundo. Recalca
y confiesa que el tenis nunca le gustó: no le gusta entrenar, no le gusta
jugar, no le gusta ver los partidos… Simplemente, era alguien al que se le daba
muy bien el tenis. Increíblemente bien, de hecho. Su talento y la – enorme –
presión de su padre le condujeron al circuito profesional, a una vida única que
no pudo (¿no quiso?) rechazar, que le dio y le arrancó todo, aunque nunca
llegara a tener oportunidad de escogerla. Después de unos años de arrogancia en
que el niño prodigio asalta los cielos, vienen años de sufrimiento, incapaz de
soportar la presión que su padre deposita en él, o su síndrome del impostor al
mostrarse incapaz de mantener un número 1 del ranking que continuamente se le
escapa entre los dedos.
Suelo decir que estas biografías me permiten conocer a la persona detrás del deportista, y muchas veces acabo convencido de que se trataba de un cretino al que no quisiera conocer. Sin embargo, en este caso estaría encantado de cenar con él en su casa algún día y charlar toda una noche (de cualquier cosa menos de tenis).
La
biografía repasa toda su vida: una infancia con un padre explotador, la vacua
alegría de comprar su primer coche (un Corvette, obviamente), la llegada de Gil
Reys (amigo leal, confidente y principal entrenador de Agassi durante los 17
años de carrera), las vicisitudes de su amigo de infancia y posterior manager
(Perry Rogers), su relación con Bárbara Streisand (30 años mayor), los
periodistas y los políticos, su matrimonio con Brooke Shields durante un par de
años (las diferentes aspiraciones vitales de ambos son casi cómicas, pero el
dolor de una relación fracasada de antemano no es para nada divertido), la
aparición de Steffi Graf… Y por medio, sus grandes victorias (8 Grand Slam, 1
Oro olímipico) y sus muchas derrotas, a modo de escenario de fondo, como el
factor más importante de aquellos que no tienen ninguna importancia.
Obviamente, el libro es amable con el deportista. Se le retrata siempre desde un punto de vista edulcorado, un prisma amigable en el que siempre queda bien, incluso cuando está en sus horas más bajas. Por ejemplo, se trata el positivo de doping por metanfetaminas durante un momento oscuro de su vida, pero ojo, “nunca” fue un drogadicto ni un consumidor, la culpa era de la presión, las malas compañías, las fiestas….Reconozco que me hace mucha gracia las veces que se pone a reflexionar sobre qué hubiera sido de su vida y su carrera si se hubiera centrado, si hubiera entrenado más etc. Vuelve a ello unas cuantas veces, reconociendo siempre que seguramente habría ganado más, pero bueno, ahora bien “que le quiten lo bailao", que la vidorra que se ha pegado no es poca cosa.
Por otro lado, no escatima en entretenerse con las múltiples riñas de Agassi con la prensa. Encontronazos y malentendidos que hacían las delicias de los tabloides del momento, como sólo los mejores cantamañanas carismáticos saben hacer. Tenía recuerdos difusos de un buen puñado de ellas y me ha hecho mucha gracia ver como volvían a mi memoria.
Algo que hace especialmente bien es mostrar la parte mental de un partido de tenis. El concepto de la iniciativa, el saber que puedes ganar, irse del partido por un berrinche… No es algo fácil de plasmar, brete del que el libro sale con gracia. Además, a lo largo del libro, Agassi pierde, y mucho. Una y otra y otra vez. Sí, hay pequeños momentos de inspiración, de alivio, cuando derrota por fin a Becker o en las victorias de sus Grand Slams, pero el motivo predominante es siempre la derrota. Y claro, volverse a levantar. Después de leer este libro, le respeto más por su tenacidad y su habilidad para avanzar pese a no saber qué hacer con su vida. He disfrutado viendo como es capaz de forjar su fórmula para la victoria, que es capaz de mantener durante un año y medio loco en que toca el cielo. Hay un ciclo continuo de esforzarse, ganar, que bueno soy, dejarse ir y perder durante muchos meses, para reaccionar y volver a esforzarse. Es (obviamente) un competidor formidable, pero es interesante ver qué lo motiva, que le ayudaba a seguir adelante, sin importar si le gustaba el tenis o no.
Puedes
tomarte Open como una novela que
tiene el tenis de fondo, de la misma manera que existen muchos libros que te
cuentan la vida de personajes ficticios, con la diferencia que en este caso se
trata de alguien real. Es una historia
nítida, articulada y a todo ritmo sobre uno de los mejores atletas de su
momento y su intrépida narración de la vida desde su punto de vista. No lo
esperaba, pero ha sido una lectura amena e interesante, que me ha permitido
apreciar a un atleta desde un punto de vista diferente.
Nota:
7
Nota goodreads: 4.28/5
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