Hola
a todos, como cada cambio de año, toca hacer un poco de balance y contemplar
con qué nos hemos estado aburriendo esta vez. Mis recomendaciones sobre en qué
(y en qué no) dedicar vuestro tiempo con la idea de pasar un buen rato
agradable y, sobretodo, ser felices. Primero, vamos con lo que toca, que si no
se me enfadan.
¡FELIZ
AÑO NUEVO!
Como
cada edición, empezamos por la sección de libros. No en vano es lo que empezó
esta historia y siempre tiene su preferencia. Recordemos una vez más, mis
normas. Se trata de mis libros favoritos que he reseñado este año, sin importan
de qué año proceden. Se puede comprobar que ninguna de mis elecciones son
especialmente recientes, e incluso hay un libro con más de un siglo, buena
muestra de que estoy a la última en estos temas. En fin, a lo que vamos.
El
primer problema es que este año he reseñado muy pocos libros (¡10!), lo que
reduce especialmente las posibilidades entre las que escoger. Además, ha sido
especialmente curioso porque hay la mayoría de libros han estado MUY bien e
incluso los más flojos demostraron cierta calidad en lo que pretenden, por lo
que las elecciones no han sido fáciles, tanto para lo bueno como para lo malo.
Empecemos por el principio y vamos con
LO
BUENO
Dos
libros británicos y un libro francés, muy de nicho todos a su manera.
Empezamos
por una biografía muy particular sobre un ciclista inclasificable. Éramos jóvenes e inconscientes retrata la vida deportiva de Laurent
Fignon, que destacó durante los años 80. Siempre importante, pero casi nunca
entre los titanes, esta autobiografía retrata con mala idea recaditos del
pasado, momentos de gloria y lamentos por lo que pudo ser y no fue. Hará las
delicias de cualquiera que guste del ciclismo y se acuerde de la figura del
francés. Si eres ajeno a este mundillo, tiene la especial gracia de centrarse
más en la persona que en el ciclista, por lo que te dará una lectura agradable
en la que conocerás a un personaje que era genio y figura hasta la sepultura
(con bastante literalidad).
Ahora
nos vamos a hace más de cien años y nos ponemos con uno de los mitos
fundacionales de la iconografía del terror mundial. Drácula
es un referente del que no hace falta dar más detalles. Es una novela con la
que entender la importancia de los pioneros y porqué hemos de respetarlos y
honrarlos. Permite muchas relecturas fijándote en diversos detalles, aunque sea
sólo para ver de donde surgen las influencias y comprobar cómo han evolucionado
con el tiempo. Un lector poco avezado puede tener una experiencia extraña por
su peculiar estructura, pero sin duda, nos hace pasar un buen (mal) rato,
creando una historia con una capacidad de fascinar al alcance de muy pocas.
Drácula es una pasada en todos los sentidos.
LO
PEOR
En
cuanto a lo malo, me he sorprendido al llegar a plantearme que debía de dejar
la sección desierta, pues veía que el peor libro era incluso un libro que
estaba más que bien, que de ninguna manera se merecía ser destacado
negativamente. No sabía bien cómo hacerlo pero al final recordé que SÍ había
leído un libro malo este año. Se trata de una repetición de una lectura pasada
que que incluso ya fue destacada en esta sección. No sé en qué pensaba a ver si
con los años lo miraba con otros ojos, pero mira, repite, que tiene su mérito.
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