viernes, 21 de febrero de 2025

Niño de aire (Blanca Marchesi)

Libro leído como parte de la Cesta’13 (#71). Si no, no creo que me hubiera acercado en modo alguno.

Título: Niño de aire

Autor: Blanca Marchesi

“El sentido de las palabras, que es el alma de la escritura, así como la letra del texto es el cuerpo en que sustenta toda la obra. Se trata de una novela de intriga, de misterio, que discurre a través de relatos de amor y algunas referencias a temas históricos, en una casa encantada en Oxford, la ciudad inglesa de la cultura, en la que se refugia la protagonista, sumida en una crisis matrimonial, y en la que inicia una relación de amistad con un anciano que terminará por desvelar el enigma que da pié a esta novela. La tensión es absoluta desde la primera hasta la última página que hará al lector incapaz de despegar su retina del texto inevitablemente absorbido por la trama de esta obra hasta su final. Su autora se adentra en infinidad de géneros con un resultado delicioso, con un lenguaje tan sencillo como eficaz y sin alardes de barroquismo ni defectos de formación.

Es, en fin, una novela cinematográfica, al mas puro estilo de un best seller, digna merecedora de esta VI Edición del premio Literario Fernando Arenas.

El planteamiento es simple, muy reconocible por todos: una familia vive en una urbanización tranquila de Madrid pero, por circunstancias, tiene que irse a vivir a Oxford. Ahí empiezan una serie de problemas derivados de mudanzas y de la obligación de trasladarse a un nuevo hogar en el extranjero: Adaptarse a una nueva cultura, el choque idiomático, echar de menos a los amigos, algún que otro lío cultural… Sin embargo, con un poco de buena voluntad de unos y otros, vecinos entrañables y esas cosas, todo se va resolviendo agradablemente. Tensión, lo que se dice tensión, el libro no tiene demasiada. El resumen de contraportada engaña “un poquito”.

No hay un especial inconveniente o antagonista, la casa donde va a parar es de lo más grande y bonita, el pueblo es bucólico, con todas las chorraditas entrañables que hemos visto en los pueblecitos ingleses. Coñe, que es Oxford, ¡el segundo mejor sitio para vivir de toda Inglaterra! Los vecinos son de los que te traen una tarta de cerezas nada más llegar, los viejetes están deseosos de entablar conversaciones agradables y saben cuando irse, etc.

La cosita especial del libro es que la casa donde habitan está encantada: tiene un fantasma. Pero no es un espectro amargado que arrastre cadenas, quiera vengarse de un asesinato sangriento o haga la vida imposible a sus habitantes, no. Es un fantasma muy bueno y muy adorable que se ha quedado entre este mundo y el otro. Así, será tarea de la protagonista – y el mayor enigma del libro – encontrar el modo por el que vaya por fin al más allá. Todo en un ambiente muy tierno en el que todos se quieren mucho y hacen lo que sea por hacer la vida de los demás un poco más agradable.

Niño de aire es un poti-poti de géneros un poco raro, que no se decide por qué quiere ser, dando sensación de falta de empaque. No obstante, no exige nada y se lee sin ningún esfuerzo. Además, como está poblada de buena gente a la que les pasan cosas de buena gente, sabe dejar el alma calentita. A fin de cuentas, problemas con los que todos podemos identificarnos que se resuelven agradablemente con un poco de esfuerzo y colaboración. Un detalle inusual y algo entrañable es el punto de vista MUY católico de todos los personajes. Se nota la religión que profesa la autora, impregnando de modo muy característico el carácter de todos.

Asimismo, la historia del fantasma bueno tiene su punto de ingenio. Hace las cosas que esperaríamos de él: Mover sillas, provocar ruidos, etc. Pero siempre lo hace intentando ayudar, facilitando la vida de los habitantes de la casa. Así, estos lo acaban tomando como un duendecillo amable, una característica más de la casa que la hace más cómoda y entrañable. El flashback posterior para explicar su pasado y la correspondiente resolución se pasan de predecibles, pero bueno, había que acabar la historia de algún modo.

Niño de aire se puede leer en dos tardes. Letra grande, prosa ligera y trama sencillita para ventilártelo en un par de tardes reposadas. No exige nada, ni destaca en exceso, pero de vez en cuando sienta bien leer historias de gente normal que desprenden felicidad.

 

Nota: 5 

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