Con la idea de leer algo de novela histórica, que
hace demasiado que no cae, empiezo una trilogía que gira en torno a la
conquista española del Perú.
Autor: Antoine B. Daniel
Título original: Princess du Soleil
Traducción: Mar Vidal
“Un
arrebatador relato de esplendor y salvajismo que desvela como la ancestral
civilización Inca está maldita por los presagios, agitada por la guerra civil,
devastada por la conquista Europea... y transformada a través del amor definitivo.
Anamaya
ha vivido siempre como una cautiva, esperando conocer cuándo y cómo será
ofrecida como sacrificio a los dioses. Pero cuando el moribundo emperador,
Huayna Capac, la convoca, obtiene un destino manifiesto, no la muerte. Sus
ojos, tan azules como las aguas sagradas del Lago Titicaca, son una señal
inequívoca de haber sido enviada por Quilla, la Diosa de la Luna, para
garantizar el viaje del Emperador hacia el Mundo del Otro Lado. Así, es
confiada con las últimas palabras del Emperador: los secretos del pasado y el
futuro del Imperio Inca.
El nuevo rol de Anamaya como guardiana del Emperador-Doble la arroja al torbellino de las intrigas políticas más peligrosas, a la guerra más despiadada.. y a la pasión del bello noble Español Gabriel de Montelucar y Flores, un extranjero marcado con el símbolo del Puma, representación de espiritualidad y poder. Viajando con el Conquistador Don Francisco Pizarro, Gabriel está ávido de grandes aventuras, maravillas exóticas, grandes riquezas. No es consciente de que su destino se entrelazará con el de Anamaya, cambiando los mundos de ambos para siempre."
El inicio del libro es el que pudiéramos esperar
en una novela histórica a partir del resumen de la contraportada. Tenemos dos
tramas separadas que nos explican la vida de los protagonistas antes de
encontrarse, explicándonos los motivos que les llevan a ir a Cuzco justo en
aquel momento. No parecen tener nada que ver, pero acabarán colisionando en una
historia de amor imposible que pretende captar nuestro interés para que nos
emocionemos todavía más con el resto de la historia. Partiendo del hecho que se
trata del InstaLove más bestia que he
visto en un buen puñado de años, no es fácil que te enganche especialmente este
aspecto. Sin embargo, el desarrollo de las dos tramas principales se hace con
corrección (y con total previsibilidad), por lo que no se hace pesado de leer
en ningún momento.
No puedo sino destacar la cantidad de tiempo que
dedica al libro a poner en contexto cómo se encuentra el pueblo Inca antes de
la llegada de los Conquistadores: Se parte de una guerra civil muy sangrienta
que se cierra en falso, en la que las inquinas y las ganas de revancha no se
han aquietado. Entonces, empiezan a oírse rumores de que unos extranjeros muy
raros han llegado en barcos gigantes. Rumores que al principio son descartados
por fantásticos y, poco a poco, van tomando forma y transformándose en una
invasión, pues la presencia de los españoles en cualquier bando del campo de
batalla hace decantar el resultado de la contienda. De mercenarios de prestigio
pasan a tomar las riendas de las decisiones, con miles de Incas bajo su mando y
de ahí el resto es historia.
Por parte de los Conquistadores, se hace especial hincapié no sólo en los motivos que tiene Gabriel para hacer las Américas, sino también qué mueve a los hermanos Pizarro, artífices de la expedición. Cada uno de ellos de un carácter bien diferenciado y con diferentes objetivos a conseguir. Me gusta mucho cómo consigue transmitir el sentimiento de maravilla ante un nuevo mundo que se abre ante los ojos de los protagonistas, al más puro estilo de las novelas clásicas de Julio Verne. Posteriormente ya se mete en berenjenales políticos más convencionales, pero en ningún momento se hace pesado de leer.
Evidentemente, los protagonistas nombrados en la
contraportada son los que más páginas gozan para lucirse. Gabriel
es el prototípico héroe de novela de aventuras.
Noble y apocado, siempre dispuesto a ayudar a sus compañeros, con el destino de
su lado para salir airoso de cualquier entuerto que el destino le depara. Me
recuerda mucho al D'artagan
de los Mosqueteros: él siempre tiene dispuesto un ardid con el que engañar a
sus enemigos, pero él es bueno, no como los otros que son muy malos y nunca
dicen la verdad.
Por su parte, Anamaya hace las veces de punto de vista del lector para que "se nos
enseñe" el mundo Inca. Como ella es una extranjera que ha sido instalada
en un sitio de privilegio de la sociedad, es necesario explicarle todo el
funcionamiento de la misma y así nos enteremos de todo lo que debemos. Lástima
que en cuanto al desarrollo de su carácter no hace el mismo esfuerzo,
limitándose a ser un espejo asustadizo que ve cómo los demás actúan a su
alrededor sin realizar ninguna acción. Por lo menos, cuando se enamora de Gabriel
a los tres segundos de conocerle, empieza a reaccionar, aunque sea movido por
sus humedades interiores (sic) para buscar un futuro en que ambos puedan estar
juntos.
Más trabajo hay en que conozcamos a los hermanos
Pizarro y sus motivos para entrar con todo en el Imperio Inca. El famoso Francisco
Pizarro es el líder
carismático sobre el que orbita toda la expedición. Ante todo, es alguien
tocado por el ansia del explorador. Ávido de estar allí donde nadie (europeo)
haya estado jamás, hollar una costa nueva y conocer un atardecer distinto cada
día. Se trata de un ser inquieto incapaz de estarse quieto, pero al mismo
tiempo es un disciplinado caballero español al que sus reyes le han encomendado
tomar posesión de los tesoros disponibles. Con el pragmatismo que caracteriza
este tipo de personas, es capaz de matar con la misma ligereza con la que
respira, sin desplegar con ello una crueldad innecesaria (Si se puede hacer
pacíficamente, mejor, pero si no... bueno, es lo que hay, él no va a
achantarse). Lo que más le caracteriza también es el amor que profesa hacia sus
hermanos y los muchos desmanes que les tolera, porque, después de todo, son
familia y todos tienen sus defectillos.
De sus hermanos, el más reseñable es Gonzalo
Pizarro, un auténtico
malnacido que se ha unido a la expedición porque le ofrece la oportunidad de
satisfacer sus más oscuros deseos: matar, violar y destruir. Al principio, su
hermano le utiliza de perro de presa con una correa bien prieta, que libera
cuando es necesario ser especialmente expeditivo. Con el tiempo su ardor
guerrero y su valía en el campo de batalla le dotan del liderazgo suficiente
para rodearse de soldados con sus mismas prioridades que Francisco no es capaz
(ni quiere excesivamente) de controlar.
Está siempre ayudado por su hermano Juan
Pizarro. Su carácter
refinado le aleja de la animalidad que desprende Gonzalo, lo que podría hacer
pensar que es alguien más decente, pero nada más lejos de la realidad. Esconde
un carácter depravado que disfruta torturando y humillando, siempre presto a
encontrar un nuevo inca del que abusar. Ha venido a enriquecerse y pasará por
delante de quien sea para conseguir su objetivo. Por si fuera poco, se
encapricha de Anamaya, por lo que se convertirá en el antagonista ideal para el
futuro de Gabriel, con el que entablará una "bonita" enemistad desde
casi el primer momento.
Pero no todos los hermanos son unos malvados.
Tenemos también a Hernando Pizarro, el mayor de todos ellos y el que menos ganas
tiene de estar ahí. Ha vivido siempre a la sombra de su hermano Francisco, sin
su arrollador carisma ni sus sueños de grandeza, se conforma con gestionar los
proyectos de su hermano, organizando las expediciones, contratando soldados y
ordenando los cofres provenientes de los saqueos. No se siente especialmente
cómodo ante las matanzas e intenta hacer todo lo posible por ignorarlas, pues
dice ser el único en mantener un mínimo de dignidad en esta invasión. En un
primer momento, el mayor protector de Gabriel, pero pronto se ve incapaz de
proteger al díscolo aventurero,
Con mucho menos protagonismo tenemos a la flor y
nata de la corte Inca: Huayna Capac, Huáscar, Manco... Sin mucho desarrollo. El único que destaca es el
líder Atahualpa,
ganador de una guerra civil que no quería librar, al que le pesan los años y los
remordimientos de las matanzas innecesarias. El alcoholismo y la depresión han
hecho estragos en su persona y cuando aparecen los españoles, al principio los
desdeña, usándolos de aliados de conveniencia, pero luego se muestra incapaz de
comprender sus capacidades, comportándose como un necio en los hechos que dan
lugar al "cambio de poderes".
Finalmente, de fondo tenemos, a modo de voz de la conciencia, a Fray Bartolomé de las Casas, una de las primeras voces importantes que clamaron contra los desmanes que los españoles hacían contra los indios. Aquí es un monje maduro que busca almas a las que convertir. A medida que es testigo de más y más abusos, pronto olvida su propósito inicial y busca ayudar al que lo necesita, intentando pacificar cualquier situación. No tiene especial protagonismo, pero es bueno contemplar que alguno de los personajes es capaz de racionar un poco.
La
princesa del Sol es una
novela estupendamente descriptiva. Entre la ignorancia de Anamaya por los usos
y costumbres de unos y otros y los descubrimientos que los conquistadores van
realizando, nos enteramos de la mitología, los ropajes y las tradiciones de
ambos bandos, sirviendo de ilustración de una época que no suele ser recordara.
Resulta curioso ver como unos mismos hechos son relatados desde ambos puntos de
vista (inca/conquistador) y, muchas veces, lo que a uno le parece lógico, al
otro le parece una barbaridad.
La ligereza de la trama y la poca trascendencia de sus personajes permiten pasar páginas sin esfuerzo. Es de especial destacar que Daniel evita la narración de las batallas. Un buen número de veces vemos cómo marchan a la guerra y en la página siguiente, simplemente, vemos cómo vuelven (los que vuelven) y nos enteramos de las consecuencias de la disputa. Además, me hace especial gracia que ambas religiones son "ciertas", pues todos los Dioses tienen poder, sus monjes pueden entender sus mensajes y reaccionar en torno a ello. No se hace hincapié en el pagano vs cristiano, sino que son dos culturas y dos maneras de entender el mundo "válidas" que se enfrentan entre ellas.
Uno de los problemas que uno se encuentra con el libro es que su argumento es voluntariamente deudor de la realidad histórica. Va realizando saltos temporales y de lugar en función de los hechos conocidos, sin atender a los ritmos y a los desarrollos habituales de una trama. Esto puede llevar a cierta confusión, especialmente porque no hace un especial esfuerzo en situarte, obligando al lector a estar atento a cualquier cambio en el contexto. Además, a lo largo del libro se relatan hechos bastante increíbles, que uno diría que no tienen sentido y parecen una auténtica patillada - si sabéis algo de historia, sabréis a qué me refiero - pero que luego resultan ser verídicos de acuerdo con las crónicas. A veces es sorprendente las cosas que fueron y no nos creeríamos.
A ratos novela romántica, en otros momentos,
histórica y en gran parte de intriga política, La princesa del Sol es una novela ligera con la que entretenerse en
momentos de poca exigencia. Ideal para llevarse a la playita y leer al sol sin
exigir mucho al cerebro. Goza de una ambientación inusual, que desarrolla con
respeto, lo que ayuda a paliar sus defectos y su poca trascendencia.
Nota: 5
Nota goodreads: 3.53/5
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