Un
día de estos tonto, va y me encuentro por Netflix una película sobre el
Festival de Eurovisión protagonizada por Will Farrell. Sí, así como suena. Pues
a la carga, que viene una petardada de primera.
Esta
película se concibió para ser estrenada junto con Eurovisión 2020. Como la
edición se suspendió por el Coronavirus, Netflix cambió el marketing para
funcionar como sucedáneo a todos los Eurofans que tenían ganas de mamarracheo.
Así que, como homenaje a una edición fantasma, tenemos una propuesta muy
simpática sobre lo que “pudo haber sido”.
Lars
y Sigrit son dos amigos // hermanos que tienen un grupo de música en Islandia.
Ambos sueñan con participar en Eurovisión, a pesar de que son unos patanes que apenas
han salido de su pueblito. Un cúmulo de casualidades a cada cual más imposible
permitirá su participación en el Festival, con el cariño y el temor de sus
allegados, conocedores de su habilidad para meter la pata. Una vez allí,
quedará demostrado que la organización no estaba preparada para ellos…
Lo
más curioso es que la película tiene todo el aspecto de ser una parodia
salvaje, pero luego el tratamiento es el de una comedia más convencional. Los
protas no son unos patanes salidos de Dos tontos muy tontos
o Agárralo
como puedas, hacen las cosas “bien”, sólo que les pasan cosas muy
raras. Aunque la propuesta se prestaba a ridiculizar el Festival, se nota el
mimo y el respeto por todo lo que lo envuelve, manejando todo desde el respeto
y el buen hacer. Si es que hasta las canciones que presentan son perfectas
ganadoras de Eurovisión (desde Volcano Man a Double Trouble, pasando
por My hometown).
Reconozco que me gustaría saber cómo Will Farrell acabó produciendo una
película tan poco estadounidense y tan conocedora de la mitología Eurovisiva.
La
trama está un poco de excusa para hacernos pasear por los entresijos del
festival, pero cumple a la hora de forjar el armazón en el que se sostiene el
film. Por no haber, no hay ni malo, ya que el que parece que hace de
antagonista, al final sólo es un poco puñetero, pero no tiene un especial
ahínco en que los protas fracasen. Lo que sí hace es plasmar a la perfección
(mis felicitaciones a David Dobkin) el ambiente esperpéntico en que se mueve el
festival, con todas sus chorradas puestas en primera fila para gozar como un
gorrino en una cochiquera. Es que no falta nadie, toda la fauna de los últimos
veinte años, gozando con toda alegría de su esperpento y simpatía. Cualquier
fan puede pasárselo en grande a base de revisionados reconociendo a cada uno de
los personajes que aparecen aquí y allá en casi cualquier escena.
Además,
se marca unos cuantos chistacos brutales, que más de una vez ni ves venir (como
el de los elfos) y son bien capaces de tirarte de la silla. Maneja con soltura running gags estupendos con salidas
ingeniosas, como todo el cachondeo con la familia de Pierce Brosnan y la
recurrente Jaja Ding Dong que nunca deja de sorprender.
Sorprende
la entereza de la actuación tanto de Will Farrell como de Rachel McAdams, con
una estupendísima química entre ambos que nunca hubiera esperado. Todo el
plantel de secundarios cumple con su función de comparsas alegres y
festivaleros, entre los que hay que destacar a un Pierce Brosnan ya entrado en
años que no hace más que estar buenísimo (y qué bien lo hace).
Y
me reitero, en una película que pide petardería máxima, casi todo el personal
hace un estupendo trabajo. Incluso la fotografía destaca retratando Islandia
como un paraíso a visitar (y en el que no me gustaría vivir).
Por
cierto, viendo cómo plantea Islandia sus envíos al festival, no sé hasta qué
punto se ríen de sí mismos.
Fire
Saga es un delirio lleno de candidez, que abraza con tantas ganas el
mamarracheo y las ganas de pasárselo bien que uno no puede sino quererla. Un
canto a la música gozosa y al petardeo de los que se hacen pocos. Un
planteamiento completamente inesperado, del que no te esperarías nada y te
permite pasar dos horas con una sonrisita tonta en la cara. Me recuerda a ABBA,
un esperpento mayúsculo en el que, de alguna manera, todo está en su sitio, que
cualquier buena persona sabrá apreciar.
Nota:
7
Nota
filmaffinity: 5.6
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