Llegué a este libro justo después de “disfrutar” con
Spectra. No sé si quería reconciliarme un poco con el Bond que tan bien me lo
ha hecho pasar, pero me cogió el gusanillo. El origen del libro viene a
colación de los primeros exitazos del Bond de Craig (Casino Royale, Skyfall),
que motivó a los dueños de la franquicia a licenciar más productos basados en
el agente secreto más famoso al servicio de su Majestad. No olvido que los productos nacidos de las
necesidades del marketing suelen ser bastante prescindibles, pero de vez en
cuando aparecen cosas interesantes. A ver éste…
Título: Carta Blanca
Autor: Jeffrey Deaver
Título original: Carte Blanche
“La cara de
la Guerra está cambiando. El enemigo ya no sigue las reglas últimamente. Se
piensa, en determinados círculos, que nosotros también debemos jugar bajo unas
reglas más flexibles…
James Bond,
a pesar de sus treinta recién cumplidos, es un veterano de la Guerra de
Aftganistán. Ha sido reclutado por una nueva organización concebida en el mundo
post 11-S. Opera separadamente del MI5, MI6 y el Ministerio de Defensa, su
propia existencia es secreta. Su objetivo: Proteger el Reino bajo cualquier medio
necesario.
Una alerta saca a James Bond de una cena con una bella mujer. El Cuartel General ha desencriptado un susurro electrónico sobre un ataque programado para el final de la semana: Víctimas estimadas en millares, intereses británicos gravemente afectados.
Una alerta saca a James Bond de una cena con una bella mujer. El Cuartel General ha desencriptado un susurro electrónico sobre un ataque programado para el final de la semana: Víctimas estimadas en millares, intereses británicos gravemente afectados.
Y al agente
007 se le da carta blanca. “
Lo
más importante en estos productos: ¿Es una historia a la altura de James Bond? Sí.
Jeffrey Deaver es un veterano escribiendo best-sellers de acción y ha sabido
captar el espíritu de las películas y desde un primer momento te embarca por
una historia llena de exotismo, bellas damas y glamour. Desde un primer momento
tenemos la sensación de que algo gordo se está gestando y Bond se lanza a lo
ancho y largo del globo para impedir unos atentados de lo más brutote. Las
escenas de acción, los juegos de espías y la amenaza global son dignas de ser
pasadas a la pantalla grande, e incluso saben alejarse de los tópicos esperados
en este tipo de historias, al centrarse en eco-terroristas zumbados antes que
en rivalidades entre países.
Sin
embargo, cuando nos centramos en James
Bond, encontramos un problema: El protagonista no es James Bond. Al menos
no el que hemos visto bajo la piel de Daniel Craig. El que se supone que debería
ser un seductor misógino elitista, se convierte aquí en un Rambo pijo enamorado
de los coches, las pistolas y el buen vino que, además, es una joya de persona.
El yerno perfecto que querrías presentar a tus padres mientras haces planes de
boda. Y bueno, este no es el Bond que uno esperaría, es mucho más el Bond de
Brosnan adaptado a los cánones actuales al que se le ha quitado todo el carisma
y se ha elevado la perfección moral hasta el límite. Al final, acaba trasformado
en una caricatura del hombre que conocemos, mucho menos interesante que los
monolíticos Jason Bourne o Ethan Hunt (por decir algunos).
El libro dice ser deudor de Craig, pero las influencias son claramente de Brosnan |
Acepto (y celebro) que no se cepille a las chicas por
mero acto de voluntad (que por algo estamos en el siglo XXI), pero el autor
parece haber decidido clonar a todos los personajes femeninos. Bheka Jordaan, Philly Maidenstone y Felicity Willling son todas mujeres
modernas, duras, trabajadoras y de éxito. Además, son todas unas bellezones que
han luchado mucho por salir adelante sin la ayuda de un hombre (se recalca el
hecho) y parecen, inicialmente, reluctantes a tratar con un Bond al que
consideran un seductor empedernido (pero de lo más guapo). Si no fuera por los
diferentes contextos en que aparecen unas y otras (la policía sudafricana, el
MI6 y una ONG de ayuda al hambriento), no podríamos distinguirlas.
Siempre rodeado de bellezas |
Molan mucho más, sin embargo, los malos. Several Hydt es un gerontófilo obsesionado
con la muerte y la descomposición, poseedor de uno de los mayores imperios
mundiales del reciclaje, tiene el objetivo de realizar una serie de atentados
que eliminarán a su mayor competencia. Como malo malvadísimo de postín, se hace
odiar y consigue dar buenas dosis de mal rollo. Especialmente junto a su
ayudante, el flemático Niall Dunne,
obsesionado éste por la perfección de las máquinas, con un plan B siempre dispuesto
en todo momento. Su implacabilidad, eficiencia y falta de sentimientos lo
transformar en un Terminator y un rival a tener en cuenta.
El
resto de secundarios, entre los que destacan Q y M, además de un
puñado de ayudantes que pasaban por ahí cumplen la función argumental que toca,
pero no es que destaquen por su personalidad. Se nota que están puestos a
pincho porque el argumento lo demanda.
Son
500 páginas que pasan fácil, la acción está muy bien resuelta y el ritmo es muy
ágil, pasando de un lado a otro con brío, impidiendo cualquier posible
aburrimiento. La narración es muy peliculera, no se lo vamos a negar. Casi
parece que el escritor esté viendo una película y te la esté contando. Además,
la trama es de lo más emocionante y sabe captar el interés a medida que los
planes malvadísimos del malo maloso se van desvelando. Podríamos discutirle si
la vuelta de tuerca final era necesaria, pero el conjunto es satisfactorio.
¡Puedo con todo! |
Sin
embargo, dos factores que se repiten a lo largo del libro le quitan mucha
gracia. Primero, Bond es demasiado crack. Va tan sobrado que muchos pasajes
pierden completamente la emoción, ya que 007 tiene todo perfectamente dominado.
Una vez decide qué debe hacer, no comete ni un solo error y nada ni nadie pueden
pararlo. Y luego está el truquillo barato de Deaver de esconderte información
para generar golpes de efecto. A ver, me explico, normalmente la narración
describe de forma precisa todo lo que ocurre. Se te cuenta qué está haciendo
Bond a medida que lo hace con todo detalle, pero de vez en cuando, algunas
acciones se omiten. Así, cuando está en un brete “Oh, sorpresa, hace diez minutos no te conté
el momento en que tuve una idea e hice una acción clave para salvar el día, ¡se
siente!”. Tiene su gracia la primera vez que te lo hacen, pero te saca del
libro a la que ocurre por sexta vez. No sé si es un recurso habitual del autor, pero se hace muy cansino.
Acaba
siendo un sí, pero… no. Sin entrar en comparaciones con los viciosos libros de Fleming
(que te ventilabas en nada), el libro es entretenido y funciona como una secuela rara de Muere otro día o alguna película de esa
época. Entretiene gracias a su interesante trama y sus dosis de acción pero al
libro le falta chicha. Se le pide un poco más de mordiente y un personaje
principal menos soso. Igual cumple para los fans de James Bond, pero deja la sensación de que debería haber sido bastante mejor.
Nota: 4
Nota goodreads: 3.6/5
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