Hay momentos en que apetecen películas chorras y facilotas,
y ésta es un perfecto ejemplo de ese tipo de film. Como toda película de la
factoría Apatow, no es otra cosa que una enorme sucesión de tonterías, absurdeces
y groserias; algunas con gracia, otras no.
Zohan es el mejor antiterrorista del Mosad israelí. Es una
estrella inigualable, un hombre famoso y adorado. Sin embargo, no desea otra
cosa que ir a New York para poder triunfar como estilista, lo que va un poco en
contra de la opinión de los que le rodean. Fingirá su muerte para empezar una
nueva vida en la Gran Manzana, dónde revolucionará el mundo de la peluquería desde
la tienda de una palestina, con unos medios muy particulares.
La película tiene dos secciones muy diferenciadas. Empieza
con una parodia muy buena de las películas de James Bond, llevando las cosas al
límite y con algunos momentos absurdos muy bien logrados. Al pasar a Nueva
York, los chistes marchan al terreno grosero típico de las películas de Sandler
y Schneider y, bueno, pierde algo de gracia.
ACTORES: Hay que reconocer que Sandler está irreconocible. Dentro del absurdo de la historia, se esfuerza en componer un personaje diferente.
Hacer a un Superman-fashion-peluquero-pervertido-israelí es cuanto menos,
curioso. Es obligado agradecerle el esfuerzo. Schneider sigue en su línea, pero
algo más comedido que de costumbre y finalmente tenemos a un Turturro
totalmente ido de la olla, pasadísimo de vueltas.
DIRECTOR: Dugan es todo un veterano de la factoría Apatow y
tiene un largo currículum de comedias chorras de trazo grueso. Veterano en las lides de la grosería, no le vamos a
pedir peras al olmo y limitémonos a ver la sucesión de gags entrelazados con
mayor o menor fortuna sin exigirle lo que no sabe dar. Se agradece que vayan a una
velocidad tal que no te deje tiempo para pensar o distraerte. Es una película muy chusquera, pero el director es perfectamente consciente de ello y le pone ganas.
GUIÓN: Aquí entramos en lo mejor y lo peor de la película.
Parece talmente como si en medio de una fumada, los guionistas se hubieran
puesto a escribir un montón de gags y luego los hubieran hilvanado y filmado
sin filtrar ni quitar ninguno. Hay algunos chistes realmente descacharrantes y
memorables, de una lucidez y una claridad aturdidora, pero al lado encontramos
otros que no se sabe si producen estupefacción, asco, vergüenza ajena o todo
junto. Abundan los momentos de “no se pueden pasar tanto… bueno, si, ya veo que
aún podían un poco más” seguidos de gags cómicos enormes y afilados. Curiosamente,
es una de las primeras películas que aboga por la concordia Palestina-Israel
que he visto realizada en EEUU (y por gente no-implicada). Aunque sea abusando
de tópicos sobre inmigrantes, se agradece la novedad.
En fin, la película es una chorrada enorme de principio a
fin. Para lo bueno y para lo malo, es un film perfectamente representativo de
lo que puede dar de sí la factoría Apatow, que sus fans tiene. Cuando visionas
estos espectáculos, ya sabes lo que vas a “degustar” (o eso espero): una constante
y loca sucesión de gags absurdos con un humor facilón de trazo grueso y un mínimo
hilo conductor. Es de reconocer que ésta es quizás una de las películas más
pasadas de rosca que han hecho lo que le puede dar un valor añadido a quién le diviertan
estas cosas.
Todo un himno a la vulgaridad, cosa que te puede gustar, o
no.
Nota: 2
Nota filmaffinity: 4.4
Como nota curiosa, la película estaba casi acabada a
mediados de 2001. Sin embargo, tras los sucesos del 11 de Septiembre, los
productores (Sandler, Stiller & Wilson) decidieron posponerla sine die. Finalmente en el 2008
decidieron que viera la luz.
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