Ahora ya está (casi) retirada de la gran pantalla, pero
hubo un tiempo en que, entre Tomb Raider, Wanted y otras cosas por el estilo,
Angelina Jolie consiguió erigirse como una heroína de acción pura muy solvente
en un mar de actores masculinos. Con mejor o peor resultado, todas ellas
abrazaban la propuesta de convertirse en acción desfasada. Entre ellas destacó Salt, quizás la más sólida y de un argumento más (ejem) coherente.
No es que lo tuviera mucho, pues las influencias de las
tramas retorcidas made in Bourne son obvias, pero sí que intenta dar algo más
que mamporros gratuitos. Aquí la Jolie es Salt, una super-espía de la CIA que
es acuasada de ser agente doble. A partir de aquí, deberá escapar y demostrar
su inocencia mientras todo el mundo (la policía, la CIA, el FBI, el KGB) va
tras ella en una conspiración en la que no falta nadie y un topo misterioso.
Una vez empieza la fiesta, los disparos, tortazos, caídas y persecuciones no
pararán mientras la historia se lía y se lía confundiendo amigos y enemigos por
igual.
Angelina Jolie se conviritió en una indiscutible heroína
de las películas de acción en un terreno que parecía casi vedado a los hombres.
Sin embargo, parece haber nacido para interpretar este tipo de papeles. Su
capacidad para atizar a diestro y siniestro sin perder ni un ápice de carisma o
de mala leche está al alcance de muy pocos. Mola ver como salte entre camiones,
da palizas a un puñado de secuaces o se pone a hacer el saltimbanqui en el
hueco de un ascensor.
Lo que diferencia a Salt
de otras propuestas similares es su intención de sumergirse (un poco) en el
thriller. Las toñas sin sentido siguen existiendo, pero ahora se hacen al
servicio de un guión tramposo pero efectivo. Se han pasado un poco de rosca con
tanto giro gratuito pero, si nos hacemos un poco los tontos, funciona con
efectividad para mantenerte 100 minutos en el asiento. No es sutil ni está
desplegado con gracia, sus personajes son meros arquetipos, las motivaciones de
los malos son de risa y sólo está concebido para lucimiento de la Jolie, pero
esta mezcla de Bourne con Bond y con 24 no deja un segundo de respiro para que
te des cuenta de sus muchísimos fallos.
La fiesta está a punto de empezar |
La suerte (o la explicación) la hayamos tras las cámaras,
pues al mando estaba Philip Noyce, un veterano director de buen pulso curtido
en los thrillers de acción resultones. Aquí da otra muestra de eficiencia. Sabe
dónde poner la cámara cuando no vuelan las toñas, pone fuerza cuando se debe y
se las arregla para montar un puñado de coreografías molonas con las que
aprovechar muy bien los recursos que dispone. Además, a diferencia de otras
propuestas palomiteras, no se hace alarde de fuegos artificiales gratuitos,
sino que los efectos especiales se hayan al servicio de la acción, bien
integrados, lo que el espectador agradece para no perder el interés.
Una vez dicho esto, la película tampoco tiene mucho más.
Es un largometraje tan fácil de ver como fácil de olvidar que cumple durante
sus 100 minutos. Salt es un thriller pasado de página como hay muchos, con persecuciones
tanto sin vehículo como con vehículo, disparos, explosiones, peleas, saltos
imposibles, un guión simple y flojo, una guapa protagonista, un malo malísimo y
un final complaciente; con la ventaja de estar rodado con cierta eficiencia y
gozar del carisma de la heroína más badass
del panorama actual.
Nota: 5
Nota filmaffinity:
5.5
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