Como cada mes, el DPM nos sugiere una película que ver con la que debatir.
En este caso nos han traido a colación una película llena de buen rollito y
buena música. Los Commitments es una
amable invitación para viajar el deprimido Dublin de los años 80, pero con la
pasión optimista que trae consigo un puñado de buen Soul y ganas de pasarlo
bien.
Todo adolescente seguro ha soñado en algún momento con la idea de tener su
propio grupo de música. ¿Por qué casi nunca llega siquiera al intento? Porque
no sabemos tocar, evidentemente. Los
Commitments supera ese problema. Si no tienes carisma en el escenario… ¡a
convertirse en manager!
Justo lo que
hace el protagonsita de la película. Una vez está convencido de ello, pone un
par de anuncios en el periódico y tras un cásting de gente estrafalaria y un par de conversaciones con los amiguetes, tiene su grupo. ¿Qué van a tocar
este grupete de jóvenes proletarios dublineses? Pues música soul negra del otro
lado del charco. Da igual que estemos a mediados de los 80 en Irlanda o que
haya que pensar en vender algún disco. ¡La banda está demasiado entusiasmada
ensayando como para reflexionar sobre asuntos tan veniales!
La absurdez
del argumento contrasta con la calidad de la música de esta Operación Triunfo
de extrarradio. El ambiente de ilusión que acompaña a la gestación de un nuevo
proyecto se hace contagioso. Se hace difícil llevarse más con el variopinto
elenco de componentes de la banda. Cada uno con sus neuras y pajas mentales,
pero todos llenos de ilusión por empezar algo nuevo con lo que están
disfrutando. Hay discusiones, peleas, amoríos, distensiones varias… pero la
vana ilusión de encerrarse en la sala de ensayo para preparar los nuevos temas
ayuda a tirar para adelante. Todos aquellos que han vivido la frustrante (y
excitante) aventura de formar un grupo de música sin éxito se sentirán cercanos
ante las discusiones creativas, la alegría (y los errores) de los primeros
bolos, las diferencias sobre las prioridades de unos y otros…
El reflejo
es más que bueno. Los escasos
conocimientos musicales se compensan con las inmensas ganas de crear algo
nuevo. Cada ensayo es como una cita en la que vas conociendo a tus compañeros y
cada posible concierto como un momento de compenetración íntima entre todos
ellos que cambia las relaciones indefectiblemente. Y también las rencillas que
aparecen, las personalidades incompatibles, los choques de egos, celos y
problemas de cama que dan al traste con cualquier unión creativa.
Todo ello
sería imposible de plasmar con tanta frescura si no es por la complicidad que
despiden sus personajes. No hay nadie normal en esta banda. A cada
cual está más zumbado que el anterior, pero todo el elenco despide buena
química por todos lados. Además de interpretar todas las canciones (qué buenos
son coñe), se nota que se lo han pasado en grande con el film. Tienen
incluso la suerte de gozar de personajes con mucha miga, ya que el guión les
permite lucirse con un puñado de piques entre todos los miembros, haciéndose
querer con facilidad.
Los minutos pasan con agilidad entre chistes y buena música. No es que destaque por su emoción o intriga,
ya que en ningún momento hay tensión por saber lo que va a pasar. Pero tampoco
la busca, es película de intenciones ligeras, que sólo quiere sacarte una
sonrisa y permitirte dos horitas de diversión y buena música la mar de bien
parida.
Esta graciosa y triste historia de lo que pudo ser y nunca fue
despide frescura como sólo los mejores consiguen. Se aleja de lo convencional,
está llena de grandes canciones y es un acierto seguro para tener una tarde
satisfactoria. Con toneladas de buen rollito y una banda sonora para quitar el
hipo, se hace difícil fallar.
Vaya panda de zumbados todos ^^
Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.1
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