Si ya con Big Hero 6 parecía que
Disney quería alejarse con sus clásicos, con su nueva propuesta, Zootrópolis, esta sensación se acentúa. Siguiendo
claramente el modelo Pixar, se busca una película decididamente para niños pero
que es consciente de que los pequeños saben pensar y los trata con respeto,
además de tener más profundidad de la que parece a primera vista.
Zootropolis nos sumerge en un universo de animales antropomórficos. En la ciudad, a
diferencia de las zonas salvajes, la relación presa/cazador ha desaparecido. De
alguna manera han conseguido el raciocinio suficiente para convivir en paz –más
o menos-, creando una urbe capaz de albergar a todo tipo de animales de todos
los tamaños y gustos. Disney me sorprende cada vez más con su gusto por el
detalle y el alarde de imaginación que está desplegando en sus últimas
películas. La ciudad de Zootropolis bulle de vida, de un realismo imposible
pero hecho real ante nuestros ojos. Si en Big
Hero 6 quedábamos sorprendidos por la exótica mezcla del futurismo japonés
con la tradición de San Francisco, la recreación de este Los Ángeles
animalizado es de bandera. Entra por los ojos desde el primer momento.
El tráiler nos vendía la historia de superación de la adorable conejita
Judy que quería ser la primera conejo-policía de la ciudad. Se la veía valiente
y decidida a superar cualquier prejuicio y cualquier barrera a base de fuerza
de voluntad. A primera vista parecía la típica película llena de buenismo con
la que Disney despachaba casi todas sus propuestas de principios de siglo.
Entré un poco obligado en la película, un poco con ganas de ponerme a
despotricar a gusto de ella. Sin embargo, me ha sorprendido mucho. Zootropolis se muestra
como una sociedad compleja, que machaca este aparente buenismo con crueldad y
ahonda en las contradicciones que encierran muchas de sus actitudes. Por poner
un ejemplo, la conversación por Skype con los padres (con los vecinos de fondo)
es impagable y sorprendente en una película Disney (joé, como me ha conseguido
llegar).
Será porque
lo he leído hace poco y lo tengo fresco, pero es una traslación de Blacksad a la edad actual. Han pasado 60
años en los EEUU antropomórficos de nuestro gato detective favorito y el
resultado es éste. La sociedad ha avanzado, pero tal como nos ocurre a
nosotros, los problemas se arrastran y se enconan. Hay más luz y puede ser más
bonito, pero las mafias siguen “trabajando” y la vida, en el fondo, apenas vale
nada.
El gran
logro de Zootropolis estriba en saber convertir una buddy movie llena de humor
en una trama seria donde se da pie a reflexiones sobre el buenismo, el
bullying, el policorrectismo social o el sexismo sin dejar, por ello, de ser
una película para niños. Quizás le cuesta un poco arrancar, pero una vez
empieza la investigación, el mundo de colores brillantes de Disney se mezcla
con las intrigas policiales de toda la vida y la profundidad aparece en esta
suerte de actualización de ¿Quién engañó
a Roger Rabbit? Tal como dice la
propia película: "La vida no es un
eslogan de una pegatina, la vida es complicada"
También me
encanta comprobar cómo se abandona el espectro del “bueno pusilánime” que
abundaba en las películas Disney antes de la llegada de Pixar. Judy es la
buena, pero es “humana” y contradictoria. Tiene buenas intenciones y lucha por
hacer las cosas correctamente, pero cuando se hace necesario, su ética pasa a
ser más cuestionable: chantajes, amenazas, mentiras, corrupción, pactos con el
padrino… Pero como es la buena, se le perdona. Lucha para derrumbar los
prejuicios, pero no puede evitar tener los suyos propios (con el nudismo o
contra los predadores), remarcando la
dificultad que entraña derribar estos muros.
La boda al inicio de "El Padrino" (más o menos) |
Es un gusto
comprobar como los guionistas se molestan en dar personalidad incluso a los
secundarios, aprovechando los animales para recalcar sus rasgos. El alcalde es
un león autoritario, mientras que su secretaria es una inofensiva ovejita.
Idris Elba (Luther) es perfectamente reconocible como un búfalo de agua y
comisario de Policia, siempre pensando en su gente; así como la gacela estrella
de la canción (Shakira) y, sobretodo, los funcionarios de tráfico, uno de los
gags más inesperados de la película.
Quizás lo sorprendente es la seriedad y la profundidad con que se llegan a
tratar determinados temas sin por ello dejar de ser una buddy movie policial
infantil. Además, se permite crear un mundo imaginativo y unos personajes
llenos de carisma que dan vida a un guión la mar de ingenioso. Acaba de llegar
y ya tenemos candidata al Oscar de su categoría para el año que viene. Disney
ha jugado a ser Pixar y la ha salido bien. Me encanta que se tomen en serio
estas cosas, así da gusto.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.5
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