jueves, 10 de junio de 2021

El Hoyo

Durante el confinamiento sobraban las horas con las que entretenerse y una pequeña película española causó sensación en Netflix. Quizás es porque todos nos sentíamos encerrados o porque la gente se puso de acuerdo en ver esta cosita diferente, pero lo petó bien. Por fin, me pongo a reseñarla.

El hoyo es una extraña prisión vertical que funciona con unas extrañas reglas. Cada día baja desde arriba una plataforma con alimentos. Si estás en uno de los pisos superiores, podrás comer hasta hartarte, pero a medida que estás en un piso inferior, se hace más probable que te quedes sin comida. Sin embargo, nadie puede escoger el piso en que acaba: cada mes hay un sorteo con el que se cambia de piso a los prisioneros, un toque de azar que depara cuánto vas a comer durante los siguientes 30 días. La llegada de un nuevo prisionero con ínfulas de buena persona pondrá a prueba la precaria vida de todos los habitantes del Hoyo.

Después de un poderoso inicio, lo más destacable de la película es la capacidad de descolocar al espectador. Se sabe desagradable y juega con ello para provocar una reacción visceral ante las situaciones que se presentan. Además, es suficientemente ambigua como para aceptar mil interpretaciones sobre las que discutir y reflexionar en una posible charla post-visionado. Cada personaje que encontramos en la película presenta una manera diferente de afrontar el conflicto, desde posiciones más resignadas a las más belicosas, los que utilizan las palabras, los que se sacrifican por los demás y alguno que otro malnacido que también existe por estos mundos de dios. Se entiende sin problema el revuelo causado, pues es bien capaz de no dejar a nadie indiferente y obliga a posicionarse ante las actitudes de cada personaje.


Por otro lado, la película se ve muy lastrada por los pobres medios con que se ha filmado. Se nota que se trata de un director primerizo que prácticamente ha rodado con su dinero y ha hecho lo que ha podido. Es consciente de sus limitaciones presupuestarias, no se mete en follones innecesarios, pero sin llegar a necesitar una gran producción, le hubiera venido muy bien poder contratar a un elenco actoral con más calidad que el que se dispone (algo justito) y, sobretodo, un trabajo de imaginería y decorados más trabajado. Los primeros fallan al aportar sutileza a un guión que pide saberse mover en la escala de los grises, unos matices más acusados reducirían el maniqueísmo de las posturas más radicales, permitiendo a la película ganar enteros. Lo segundo en que se note es en la austera puesta en escena. Si bien las cámaras tienen la calidad requerida (esto no se nota pobre), sí que parece que casi toda la película esté rodada en el parking de la casa del director. Aquí un trabajo de diseño para ampliar la opresión ambiental, una imaginería más carismática o, simplemente, más consistencia material de lo que se presenta. No en vano, estamos hablando de una película que no llega al millón de euros de presupuesto. Teniendo en cuenta la cantidad de gente que participa, da para lo que da, qué remedio. Con el éxito que ha tenido, estoy seguro de que gozará de más dineros para su siguiente propuesta. Realmente, sorprende tanta enjundia en una opera prima y, a pesar de sus defectos, tiene muchos detalles interesantes de los que ya gustarían directores más veteranos.

No puedo evitar, también, entregar mis loas a Zorion Eguileor, que interpreta a Trimagasi, uno de los personajes de los que te acuerdas incluso meses después de haber visto la película. De todos los habitantes del Hoyo es el que vive más en paz consigo mismo, acepta el Hoyo como es y vive de acuerdo con sus reglas. La gracia viene con la obvia encarnación del personaje, con un carisma inesperado que se hace querer, a su manera, con su cinismo y su descarnada inhumanidad.


Otro de los aspectos característicos de la cinta es su apuesta decidida por el feísmo. Sin caer en ningún momento en el gore, El hoyo busca impactar al ser desagradable, al presentarte escenas que te revuelven el estómago y te hacen reaccionar. Aunque es un efecto bien buscado, puede hacerse estomagante para muchos, especialmente en los últimos minutos, en que el mensaje se ha agotado y a veces parece que queda sufrir por sufrir. Esto también se nota en el ritmo de la película. Si bien el principio te pega al asiento, la última media hora languidece buscando un golpe de efecto final, sin llegar a una conclusión clara a la que el resto del metraje parece conducir.

Y luego está el final. SPOILER. El WTF final se me antoja innecesario y está alargado en exceso. Pero bueno, ¿Qué ocurre al final? Tenemos a los protagonistas que han conseguido llegar al fondo de todo con la niña, y, entendemos que mueren allí con la panacota. ¿Es así? Ya hemos visto suficientes flipadas como para saber que no debemos fiarnos de todo lo que se nos muestra en pantalla durante ese rato. ¿Es que nadie ha salido nunca del Hoyo y ha contado fuera lo que hay dentro?

Mi teoría es que ellos mueren y flipan un rato largo y que la panacota llega arriba. Sin embargo, los mandamases no entienden el mensaje sino que creen que ha sido devuelta porque no la consideran suficientemente buena, tal como entiendo se ve en las escenas de la cocina que, curiosamente, están montadas cronológicamente al revés que el resto de la película. En ellas vemos a la panacota siendo observada con denuedo hasta que encuentran un pelo con el que castigar a un cocinero despistado. En resumen, que todo el esfuerzo de los personajes no ha servido de nada. Pero bueno, el final es tan abierto que da para interpretar lo que te dé la gana, y de acuerdo con los autores, parece que ésa es la propia intención de la película. FIN DEL SPOILER

Así pues, ¿qué es el Hoyo? Una película con una estupenda propuesta que mezcla el terror y la ciencia ficción con acierto. Permite debates posteriores sobre lo que se ha visto, sabe captar la atención y te clava bien en la butaca durante casi todo su metraje. No es mala cosa, ojo. Falla por culpa de su ridículo presupuesto que provoca que la puesta en escena naufrague cuando pide más músculo técnico y unos mejores actores. También tiene en su debe un desenlace no especialmente bien rematado que puede dejar con peor sabor de boca que el que merecería el resto del metraje. Eso sí, yo voy a estar muy atento a lo próximo que haga el director, que buenas manos tiene.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.4 

No hay comentarios:

Publicar un comentario