Mira, un día más en que me apetecía ver una de James Bond y acabo poniendo una de Austin Powers. Si es que en el fondo cuentan lo mismo y con la última me río.
Inicialmente,
Austin Powers y el Dr. Maligno viajaron al futuro (nuestra actualidad). Aquí
tenemos una vuelta del Dr. Maligno a los años sesenta, buscando jugar con las
líneas temporales para acabar con Powers y así dominar el mundo. Obviamente,
nuestro imposible agente secreto deberá buscar su Delorean particular para
volver a los sesenta y salvar la papeleta. Así, a las chorradas y memeces de la
franquicia, se unen chascarrillos y jugueteos con viajes en el tiempo y sus
consecuencias.
Normalmente, se suele decir que una secuela suele contener lo mismo que la anterior, pero más grande. La espía que me achuchó es una buena muestra de ello, sublimando con acierto todo lo que funcionaba y llevándola al límite. Así, las características bondianas se mezclan con chistacos que funcionan en la mayoría de los casos, componiendo una de las mejores películas de Bond pre Craig que podemos encontrar. Ya el título deja bien clarito los referentes, toca parodiar todos los tropos del sub-género, pero al mismo tiempo se las arregla para usarlos con acierto para descojonar al personal.
Repite Jay Roach a
la dirección y Mike Myers al guión y el protagonismo, con lo que encontramos el
mismo humor grueso y basto que no debería funcionar pero que me hace reír cosa
mala. A ello contribuye un Florentino Fernández en el doblaje que hace uno de
los mejores trabajos de su vida y da vida a personajes inolvidables. Gordo
Cabrón o El Dr. Maligno tienen un puñado de frases lapidarias que
funcionan a tal nivel que se convirtieron en iconos para toda una generación.
El humor sigue
siendo grotesco hasta límites impensables, pero se conjuga con cierta
imaginación para dejar al espectador boquiabierto ante la nueva burrada que se
va soltando una y otra vez. Quizás el que menos luce es el propio Austin
Powers, pero cuando el protagonismo recae en el Doctor Maligno cada escena sube
enteros con nuevos niveles de absurdeces. Lo mismo ocurre con Gordo Cabrón, el
tercer personaje interpretado por Myers en la película: lo tiene todo para ser
repugnante (y lo es), pero su interpretación es tan excesiva y Flo clava tanto
el esperpento que el resultado es descacharrante.
Lo mismo ocurre con Mini-Yo y el resto de secundarios, ahora ya conocidos y más locos que nunca, dando lugar a un puñado de imitaciones sin sentido, juegos de palabras idiotas y un bombardeo de gags que te dejan tonto.
Luego podemos echarle en cara que argumento de la película parece salido de Scooby-Doo, al que se le ha añadido un montón de chistes verdes. La trama es incoherente, avanza a base de sucesos sin sentido mal hilados y el ritmo no destaca por su brío. Pero hay tanta diversión y tanto buen rollo que se le perdona casi todo.
La espía que me
achuchó es una estupidez como la copa de un pino, pero
llegó tan bien en su momento y le tengo cariño que le puedo pasar cualquier
cosa. Son 90 minutos de chistes idiotas que me desternillan.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.6
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