Lo primero que debo hacer es disculparme por poner la
foto de un libro que no es, pero no encuentro ninguna imagen por interné y ya he liberado el mío, así que
no puedo hacer otra cosa (muy mal por mi parte). El libro (el 17 de la
cesta’13) es la segunda parte del que veis en la foto, para que os ubiquéis
rápido.
Título: Años de una vida joven
Autor: Carmen García Fresca
Sólo una gota de sangre era un
compendio de recuerdos de las aventuras y desventuras infantiles de Carmen
García Fresca, funcionando como una entrañable autobiografía de la autora hasta
su llegada a la adolescencia. En Años de
una vida joven, encontramos su continuación, hilando argumentalmente la
vida de Carmen desde sus 13-14 años y empieza a explorar el mundo con la
temeridad que da la juventud hasta que ya ha forjado a su familia con unos
veintipocos años.
En consonancia con la mayor madurez de la protagonista,
se abandona el aroma nostálgico sobre las anécdotas de la infancia para
adentrarnos en una novela de llegada a la madurez, siguiendo las vicisitudes de
una joven que intenta encontrar su lugar en el mundo en una ciudad pequeña de
los años 50: los sueños y aspiraciones que puede tener, las anécdotas que le
ocurren a sus allegados, las luchas por independizarse y abandonar el nido
paterno…
El libro como tal está mucho mejor hilado, siguiendo una
progresión argumental concreta, sin estar constituido a base de saltos
temporales aquí y allá. Por tanto, goza de un armazón más robusto con el que
poder sumergirse en un mundo que ya no existe, pero que muchos recordamos de las
anécdotas que contaban nuestros abuelos (aquí reconozco las andanzas de mi
abuela de la otra rama de la familia, criada en una ciudad pequeña como la de
la autora). Creo poder adivinar (a ver si acierto, jeje) que se escribió un
buen tiempo después de la anterior entrega, y su autora tenía mucha más
experiencia a la hora de componer un relato concreto. Un hilo conductor mucho
mejor hilvanado permite leerlo con más facilidad y facilita pasar páginas sin
ningún esfuerzo.
A grandes rasgos, la experiencia me ha recordado a mi
lectura de Entre visillos, pues ambos
son relatos realizados con cariño (y un poquito de retranca) sobre una época
que ya pasó, sin buscar idealizar unos tiempos que no volverán ni recrearse en
los avatares de unos tiempos duros (que los eran). Se percibe la alegría de
vivir, el ansia de descubrir un mundo en que (casi) cualquier cosa es posible y
una sociedad que ha dejado de lamerse las heridas y ofrece, por primera vez,
una oportunidad a todos.
La mentalidad de la protagonista recuerda en mucho a la
de la cabeza de familia de Cuéntame,
mostrando una cierta apertura de miras hacia la modernidad, sin por ello evitar
sentirse influido por lo que es “tradicionalmente” decente y a que las cosas se
hagan “como Dios manda”.
Carmen, muchas gracias por los buenos ratos que he tenido
por tu libro. Gracias Ana (la rana) por proporcionarme el libro. Una propuesta
entrañable que se nota escrita con cariño. ¿Alguien sabe si hay una tercera
parte?
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