Una vuelta a los orígenes de Sam Raimi, que después de hacer la trilogía de Spiderman seguro tenía ganas de casquería cutre.
Christine es una agente de hipotecas con la vida perfecta: buen trabajo, novio guapo y rico, juventud y belleza… Pero un día, al denegar una hipoteca a una gitana, ésta la maldice y su vida deja de ser tan agradable, ya que el diablo viene para llevársela al infierno.
El argumento es tonto y previsible, pero se estira lo suficiente como para llenar los noventa minutos de película sin molestar, a pesar de lo grotesco de la propuesta.
ACTORES: Bueno, cumplen. Todos saben a lo que van y pasan con un mínimo de dignidad por la pantalla. Podría ser peor.
DIRECTOR: Antes de hacerse famoso con Spiderman, Raimi era un afamado director de terror especializado en las películas de serie Z, siempre grotescas y chusqueras. Su conocidísima saga Evil dead es casi de obligado visionado, ya que es todo un ejemplo de cómo hacer una película descacharrante, genial y carismática como pocas sin apenas recursos. Arrástrame al Infierno parece una especie de vuelta a esa época. Con los esquemas típicos del cine de terror, unas buenas dosis de casquería deliberadamente cutre y asquerosa y un humor negro algo grotesco, la película es un pequeño retorno al pasado. La historia es cutrilla y Raimi no se ha molestado en hacer una obra maestra, pero estoy seguro que se lo habrá pasado en grande rodándola.
GUIÓN: La historia peca de inverosímil y absurda, incluso para los cánones del cine de terror. Sin embargo, el desarrollo es correcto y, una vez estás metido en la historia y eres consciente de qué es lo que vas a ver, pues no está TAN mal. Los personajes son títeres planos y estúpidos, pero bueno, tampoco es que la película intente llegar más profundo. Tiene los giros que se le esperan, y su ritmo no presenta altibajos desagradables.
Cómo película de terror, abusa de los efectos de sonido para dar sustos. No hay mucha tensión y lo que sí podemos ver es abundancia de babas, vísceras y entrañas varias. En algunos momentos es bastante asquerosilla, llegando a ser absurda e innecesariamente chusquera.
No busca atmósferas siniestras e insanas, ni siquiera intenta crear tensión escondiendo cosas. La película es sorprendentemente luminosa, y su casquería es más propia de dibujos animados que de una película “seria”. Justo éste es el estilo Raimi de terror. Sus películas parecen todas horrorosas, pero tienen ese “algo” carismático que llama la atención, las hace diferentes de las demás y consigue que te lo pases en grande viendo lo que normalmente sería una cutrez (ese recuerdo de Evil dead…). Esta película se sale de la norma del terror actual, aunque esta vez no tenga ese punto delirantemente grotesco que sí tienen películas anteriores. Podría estar mejor.
Si eres fan de las películas de terror, es posible que disfrutes con esta mezcla entre comedia alocada y terror pseudogore. Sin embargo, considero que el común de los espectadores no disfrutará mucho con la misma.
Nota: 2
Nota filmaffinity: 5.8
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