Cuando una película tiene buenos actores, un presupuesto
holgado y un guión con cierta coherencia, casi se puede dar por hecho de que se
trata de una película de calidad. Indudablemente, eso no garantiza
entretenimiento.
Georgiana es la joven más bella de la nobleza inglesa del
siglo XVIII. Hermosa e inteligente, es el mejor partido para el duque de Devonshire,
el más poderoso tras el Rey. Cumple todos sus sueños al casarse y se prepara
para ser feliz, aunque la vida de una noble casada no es quizás lo que esperaba
de soltera. Su innegable clase y sofisticación le llevan a ser la dama de más
éxito de la corte, pero Georgina lo único que quiere es lo que no tiene: ser
feliz junto a su marido.
¿Es posible que una película con tan buenas actuaciones,
una puesta en escena tan brillantemente trabajada y una factura técnica tan
impecable nos deje totalmente fríos? Pues parece que sí.
ACTORES: El duelo actoral entre Keira Knightley y Ralph
Fiennes es, como mínimo, notable. Es difícil encontrar una pareja tan flemáticamente
inglesa como ellos dos, y más si encima se esfuerzan por crear personajes y
trabajados. Saben dar toda la carga dramática en los momentos adecuados,
recreando admirablemente a dos personajes muy acordes a su época, con una
elegancia, una contención y una capacidad de expresión digna de admirar.
DIRECTOR: Saul Dibb dirige la película con una minuciosidad
inusitada. La recreación de la época es absolutamente impecable. El diseño de
vestuarios, escenarios, fotografía… es magistral -y ganador de un merecidísimo
Oscar al mejor Vestuario-. Cada escena está pensada para buscar la máxima
ambientación, aprovechando cada resquicio para añadir un detalle que realce su espectacular
adaptación. Es lo que nos esperaríamos de una película británica de época, pero
realizado a la perfección. Sin embargo, tanto esfuerzo dedicado en la
meticulosa ambientación se deja de realizar al intentar dar algo de vida a la
película. El film se convierte casi en un documental que te muestra los
momentos más importantes de la vida de Georgiana sin hacer el más mínimo
esfuerzo en conseguir un mínimo de empatía por el personaje. El medio es bello,
radiante y hermoso, pero el efecto es lento, tedioso y aburrido.
GUIÓN: Por lo que sé, la historia se vendió como una
especie de adaptación de la vida de Lady Di en el siglo XVIII. De eso, yo he
visto poco. Lo que he encontrado es una farragosa historia de una noble del
siglo XVIII, con todos los ingredientes folletinescos de las mejores intrigas
cortesanas. El guión está perfectamente cerrado, no tiene agujeros ni errores,
pero falla en una cuestión básica. En ningún momento se consigue -ni parece
buscarse- que la historia sea interesante.
La admirable recreación de la sociedad retratada puede
provocar cierto desapego con los personajes, por ejemplo, ver a Georgiana, a la
que te le han presentado como inteligente y vivaz, aceptando con la mayor
felicidad su matrimonio de conveniencia con el Duque, del que se “enamora” tan
pronto le dicen que es su prometido, cumpliendo así el sueño de su vida… la
sensación es algo chirriante. Esto no quita para que encontremos
escenas maravillosas, como sufrir con Georgiana desprendiéndose de su hijo ilegítimo,
aceptando un incómodo triángulo amoroso o sorprendernos cuando el Duque se entretiene vivamente con sus
perros mientras Georgiana intenta llevárselo a la cama.
La Duquesa es una belleza visual extraordinaria. Cada plano
es digno de un museo debido al mimo y al excepcional cuidado que se ha puesto
en la recreación de decorados, peluquería, vestuario y fotografía. Pero como
digo, el ritmo es tan cansino, y las escenas tan irregulares, que cuesta mucho
introducirse en la historia y fascinarse con ella.
Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.2
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