Este mes la CVO nos ha deparado una pequeña película canadiense dirigida por Sarah Polley, que salta tras
la pantalla tras haber actuado en películas como Zombies Party. Siguiendo la estela de las películas de Coixet –de la
que es deudora en estilo- nos propone un drama de pañuelo, intenso, para quién quiera sufrir un rato.
Fiona y Grant forman un
matrimonio estable y feliz que disfruta de una vida cómoda y tranquila. Sin
embargo, Fiona empieza a mostrar signos del mal de Alzheimer, lo que obligará su ingreso en una residencia. A partir
de aquí, la vida de ambos deberá adaptarse a los obligados cambios que ello
conlleva.
El relato se desliza mostrando
la devastación que causa este mal, desestructurando cualquier familia, por
optimista y fuerte que pueda ser ésta. No obstante, en ningún momento cae en el
sensacionalismo de golpe bajo sino que transcurre con una cierta elegancia donde
importan tanto los silencios como los diálogos, la expresividad de la mirada
como la acción exterior.
Por suerte, no me he encontrado nunca en una situación parecida a la que describe la película, por lo que no sé lo bien reflejada que está la enfermedad. Igualmente, el gran trabajo desplegado por los actores consigue hacer muy creíble todo el desarrollo de la misma, mostrando la devastación que causa en dos vidas felices. La desolación resultante cambia totalmente su día a día y les obliga a buscar algún tipo de consuelo para seguir adelante, de alguna manera, con sus vidas. Muy convincente en su mayor parte.
ACTORES: Las
interpretaciones de todo el repertorio son altamente destacables, sobresaliendo
la bellísima actuación de Julie Christie, dando a su personaje un toque muy
adorable, sutil y elegante, además de creíble. La contención y el dolor de
Gordon Pinsent en su actuación son también destacables, así como la corrección
de la siempre convincente Olimpia Dukakis.
DIRECTOR: Sarah Polley deja
de actuar y se pone a dirigir por primera vez en esta película. Es sorprendente y arriesgado basar la
historia en el Alzheimer, siempre territorio resbaladizo si no se lleva con
tacto. Pero de tacto, Polley va sobrada, mostrando con mucho respeto el progresivo
deterioro de la protagonista y el sufrimiento de su pareja, incluso consigue,
con una acertadísima contención, algunas escenas desgarradoras -la llegada
treinta días después es simplemente desoladora-. Además, aprovecha magníficamente a sus
actores, ofreciendo un trabajo preciso y calculado, además de contenido y doloroso,
mientras nos muestra y acerca con gran acierto una enfermedad que se ha
convertido en el azote de nuestra sociedad.
Por otro lado, la
inexperiencia de la directora se trasluce en una puesta en escena muy pobre,
telefílmica en algunos momentos, falto de empaque y solidez en otros. Aunque
consigue emocionar, algunas escenas no acaban de estar redondas y los juegos de
silencios pueden acabar en desapego, obligando al espectador a esforzarse por
seguir atendiendo.
GUIÓN: En un acto de
osadía, la película no sólo se centra en el Alzheimer sino que se detiene a
contemplar la influencia del paso del tiempo en la pareja, el efecto –a veces
positivo- que puede tener el olvido, la soledad y la manera de afrontar las
situaciones dolorosas. A esto hay que añadir unos personajes muy creíbles y
reconocibles, interpretados por un buen elenco de actores que dan lustre a la
historia, explicado con diálogos que rezuman sinceridad y sin golpes de efecto
ni sentimentalismo fácil. Toca bien muchas teclas sin dejar de ser, en ningún
momento, una película de amor que huye de los tópicos -lo que ya es, en sí, un
logro-. La disposición inicial de las piezas es muy destacable y el desarrollo
es correcto durante casi todo el metraje, emocionanado a manos llenas. No
obstante, la película parece quedarse sin nada que decir en su última tercera
parte, donde la trama se tuerce innecesariamente para forzar un happy ending que no acaba de cuadrar con
lo visto en la hora anterior. El desenlace es totalmente prescindible, forzado e
increíble, lo que acaba provocando mal sabor de boca.
Es obvio que la pobre
puesta en escena y el deficiente último tercio de la película son aspectos
mejorables en el film. Aun así, Lejos de
ella es una cinta más que digna, con personajes sólidos e interesantes, que
se deja ver sin demasiado problema (siempre y cuando no aburran los filmes de
ritmo lento y pausado) y que incluso llega a emocionar en momentos muy
puntuales.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.9
La magnífica actuación de
Julie Christie se vio premiada con una nominación al Oscar a mejor actriz. De
la misma manera, el complejo y completo guión también se llevó su
correspondiente nominación por su corrección y su osadía.
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