lunes, 13 de enero de 2025

Open (J. R. Moerhinger, André Agassi)

No sé muy bien porqué lo he leído, pues nunca he sido un gran fan del tenis, pero bueno, estaba por mi lista de pendientes y hay que acabar con él.

Título: Open

Autor: J. R. Moehringer, André Agassi

Título original: Open: an autobiography

Traducción: Juanjo Estrella González

“Siendo un bebé, le pusieron una raqueta de juguete en la mano. Desde entonces, Agassi no ha hecho otra cosa que golpear pelotas de tenis. Su padre, obsesionado en convertirlo en un astro del deporte, construyó una máquina (el dragón) que disparaba 2.500 pelotas al día contra el pequeño Andre. Escrita por el premio Pulitzer J. R. Moehringer, Open es la semblanza a corazón abierto de André Agassi, que en estas memorias se muestra tal como es: un hombre que debió enfrentarse a las presiones de su familia, de la fama, pero que siempre conservó el valor de la amistad y un sentido altruista de la vida. En esta cautivadora autobiografía, Agassi revela, con sentido del humor y ternura, una vida definida por la contradicción entre un destino impuesto y el anhelo por complacer a quienes lo han sacrificado todo por él.”

Tenemos aquí una biografía al uso, que sigue la vida de su protagonista hasta su retirada (y un poco más). Aquí nos cuentan cómo ha sido la vida del excéntrico tenista André Agassi (profesional entre 1994 y 2006). No se trata de una historia de un elegido para la gloria, de un atleta impecable o de un esforzado intachable. Open hace un esfuerzo denodado en mostrar a un hombre confuso y rebelde, que lleva la contraria por el puro placer de tocar las narices. Encontramos aquí la evolución de una persona que sobretodo se busca a sí mismo, qué hacer con su vida y que además, pasa por ser uno de los mejores tenistas de su época.

A diferencia de otras biografías de deportistas que sólo he conocido a través de recuerdos de otra gente (como Éramos jóvenes e inconscientes o Red or dead), mi adolescencia tiene muchos recuerdos de ver a este melenudo (primero) y afeitado (después) deportista. Yo nunca fui especialmente fan del tenis, pero en casa se veía y no me tocaba otra, por lo que tenía cierta consciencia de quién era. El dominador de la época era el norteamericano Pete Sampras, pero siempre me pareció un aburrido sin carisma, todo lo contrario del esforzado André Agassi, que llamaba la atención allá por dónde iba, estaba siempre en la parte alta de los grandes torneos y, encima, de vez en cuando ganaba algo. Un poco de rebote me llegó este libro y, como tenía cierto cariño por mis recuerdos infantiles, decidí ponerlo en mi lista de pendientes hasta que le llegó su hora.

Me sorprende – mucho – la representación que hace de Agassi como un hombre desubicado, alguien a quién nadie preguntó nunca qué quería hacer cuando fuera mayor, qué cosas le apasionaban o qué inquietudes tenía para con el mundo. Recalca y confiesa que el tenis nunca le gustó: no le gusta entrenar, no le gusta jugar, no le gusta ver los partidos… Simplemente, era alguien al que se le daba muy bien el tenis. Increíblemente bien, de hecho. Su talento y la – enorme – presión de su padre le condujeron al circuito profesional, a una vida única que no pudo (¿no quiso?) rechazar, que le dio y le arrancó todo, aunque nunca llegara a tener oportunidad de escogerla. Después de unos años de arrogancia en que el niño prodigio asalta los cielos, vienen años de sufrimiento, incapaz de soportar la presión que su padre deposita en él, o su síndrome del impostor al mostrarse incapaz de mantener un número 1 del ranking que continuamente se le escapa entre los dedos.

Suelo decir que estas biografías me permiten conocer a la persona detrás del deportista, y muchas veces acabo convencido de que se trataba de un cretino al que no quisiera conocer. Sin embargo, en este caso estaría encantado de cenar con él en su casa algún día y charlar toda una noche (de cualquier cosa menos de tenis).

La biografía repasa toda su vida: una infancia con un padre explotador, la vacua alegría de comprar su primer coche (un Corvette, obviamente), la llegada de Gil Reys (amigo leal, confidente y principal entrenador de Agassi durante los 17 años de carrera), las vicisitudes de su amigo de infancia y posterior manager (Perry Rogers), su relación con Bárbara Streisand (30 años mayor), los periodistas y los políticos, su matrimonio con Brooke Shields durante un par de años (las diferentes aspiraciones vitales de ambos son casi cómicas, pero el dolor de una relación fracasada de antemano no es para nada divertido), la aparición de Steffi Graf… Y por medio, sus grandes victorias (8 Grand Slam, 1 Oro olímipico) y sus muchas derrotas, a modo de escenario de fondo, como el factor más importante de aquellos que no tienen ninguna importancia.

Obviamente, el libro es amable con el deportista. Se le retrata siempre desde un punto de vista edulcorado, un prisma amigable en el que siempre queda bien, incluso cuando está en sus horas más bajas. Por ejemplo, se trata el positivo de doping por metanfetaminas durante un momento oscuro de su vida, pero ojo, “nunca” fue un drogadicto ni un consumidor, la culpa era de la presión, las malas compañías, las fiestas….Reconozco que me hace mucha gracia las veces que se pone a reflexionar sobre qué hubiera sido de su vida y su carrera si se hubiera centrado, si hubiera entrenado más etc. Vuelve a ello unas cuantas veces, reconociendo siempre que seguramente habría ganado más, pero bueno, ahora bien “que le quiten lo bailao", que la vidorra que se ha pegado no es poca cosa.

Por otro lado, no escatima en entretenerse con las múltiples riñas de Agassi con la prensa. Encontronazos y malentendidos que hacían las delicias de los tabloides del momento, como sólo los mejores cantamañanas carismáticos saben hacer. Tenía recuerdos difusos de un buen puñado de ellas y me ha hecho mucha gracia ver como volvían a mi memoria.

Algo que hace especialmente bien es mostrar la parte mental de un partido de tenis. El concepto de la iniciativa, el saber que puedes ganar, irse del partido por un berrinche… No es algo fácil de plasmar, brete del que el libro sale con gracia. Además, a lo largo del libro, Agassi pierde, y mucho. Una y otra y otra vez. Sí, hay pequeños momentos de inspiración, de alivio, cuando derrota por fin a Becker o en las victorias de sus Grand Slams, pero el motivo predominante es siempre la derrota. Y claro, volverse a levantar. Después de leer este libro, le respeto más por su tenacidad y su habilidad para avanzar pese a no saber qué hacer con su vida. He disfrutado viendo como es capaz de forjar su fórmula para la victoria, que es capaz de mantener durante un año y medio loco en que toca el cielo. Hay un ciclo continuo de esforzarse, ganar, que bueno soy, dejarse ir y perder durante muchos meses, para reaccionar y volver a esforzarse. Es (obviamente) un competidor formidable, pero es interesante ver qué lo motiva, que le ayudaba a seguir adelante, sin importar si le gustaba el tenis o no.

Puedes tomarte Open como una novela que tiene el tenis de fondo, de la misma manera que existen muchos libros que te cuentan la vida de personajes ficticios, con la diferencia que en este caso se trata de alguien real.  Es una historia nítida, articulada y a todo ritmo sobre uno de los mejores atletas de su momento y su intrépida narración de la vida desde su punto de vista. No lo esperaba, pero ha sido una lectura amena e interesante, que me ha permitido apreciar a un atleta desde un punto de vista diferente.

 

Nota: 7

Nota goodreads: 4.28/5 

sábado, 11 de enero de 2025

DC Liga de supermascotas

Y después de ver una película llena de trascendencia, en la que cada escena es una obra de arte, vamos a una cosita bastante más chorra.

Después del tráiler de Superman, todos sabemos que éste tiene un perro que se llama Krypto y tiene sus mismos superpoderes. Y si no lo sabías, no sé dónde te has metido últimamente, pero ahora lo sabes.

Pues un día, por estas cosas que pasan, toda la Liga de la Justicia es capturada. La única esperanza de la humanidad pasa por las patas de Krypto. Sin embargo, este buen chico sólo sabe obedecer a Superman y no conoce apenas nada de la vida. La desesperación le obligará a reclutar a un puñado de animales callejeros para formar la “Liga de las Supermascotas” con las que ganar a los malos y salvar el día (con jocosos resultados).

Esta película forma parte de la sección de animación de los proyectos que tiene DC dentro de la HBO-MAX pre-Zaslav. Debido a su exiguo presupuesto y a la poca trascedencia de la trama, se lo han tomado como un estreno menor, lo que le ha permitido gozar de mayor libertad, sin quedar sometida a los enormes bandazos que ha pegado la franquicia en los últimos años. Ahora parece que con Gunn se han centrado un poco, pero veremos cuánto tardan en dar el primer volantazo. Sin embargo, esta libertad le ha sentado muy bien. Un tráiler que invita a pensar que tenemos Mascotas con súper poderes esconde una película que es mucho más de lo que parece. No deja de ser una chorrada bien grande, pero se nota que se le ha puesto cariño y la gente quería llevar el proyecto a buen puerto.

Quizás buscando alejarse de la muy seria y muy trascendente versión de los cómics de DC de la pantalla grande, esta comedieta sabe que es una tontá y lo utiliza en su beneficio, convirtiéndose en una cosita muy simpática que se ve sin ningún esfuerzo. Ofrece un guión sencillo, sin complicaciones gratuitas, que cualquier retoño puede seguir sin esforzarse. Puede que el argumento peque de obvio y predecible (mucho), pero Stern y Wittington han rodeado este armazón con una plétora de humor absurdo y chistacos ingensiosos que le hacen mucho bien. Así como la mayor cantidad de referencias autoconscientes que he visto desde la Batman-LEGO-película (que sigue siendo mi película de Batman favorita).

La liga de Supermascotas no está intentando romper las normas del género o poner en duda un mundo más que establecido. Lo que intenta es encontrar su hueco para jugar con personajes que conocemos de toda la vida, añadirle un poco de un sentido de la maravilla infantil y moralejas en medio de un montón de chistes. Tan adorable como cómico, esta película de animación encuentra su camino a la hora de entretener a toda la familia, sirviendo como puerta de entrada con la que introducir a los más pequeños de la casa en el vicio. Además, su esfuerzo para esconder referencias para los más veteranos de los cómics (sin que por ello la coherencia salte por la ventana) sirve para que los progenitores más dedicados puedan entretenerse más allá de los porrazos y las absurdeces que se nos muestra.

DC La liga de supermascotas es una tontada sin pretensiones que cumple al entretener. Es un soplo de aire fresco para el trasfondo de DC que debería satisfacer a los fans de ayer y hoy. Quizás a DC le venía bien una propuesta que sólo busque divertir, una película refrescante y divertida sin más.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 5.8 

jueves, 9 de enero de 2025

Recomendaciones (o no) de Mt del año 2024: Series

Nos pasamos ahora por el sofá patata y toca dedicarle un espacio a todas las series que uno ha visto a lo largo del año. Al final han sido 509 capítulos de 43 series diferentes. Algunas de ellas me han dejado más que boquiabierto y seguro estaré años recomendándolas. Estoy pensando en propuestas como Arcane, Dan Da Dan o Samurái de ojos azules. También hay un buen puñado de series que nos han dado una temporada que luego me ha dejado con muchas ganas de más, que devoraré cuando salgan (Los diarios de la boticaria o Frieren, la sepulturera) o cuando les encuentre un hueco para disfrutar otra vez como un enano (La maravillosa Sra. Maisel o Lo que hacemos en las sombras).

Pero no olvidemos que para salir destacado en mis recomendaciones, una serie debe estar TERMINADA y yo haber visto el Último de sus capítulos este año. Lo siento Arcane, pero no dudo que estarás en las del año que viene.

Así, nos ponemos con la primera recomendación.

Kotaro vive solo es una propuesta extraña. Este anime nos sitúa en un barrio cualquiera de Japón en que los vecinos de un edificio descubren que en uno de los pisos vive completamente solo un niño de cinco años. A pesar de que sus vidas son bastante desastrosas, la comunidad de vecinos decidirá colaborar para mejorar la vida del pequeño. Sin embargo, pronto comprobaremos que quizás Kotaro no es quién más ayuda necesita. 1 temporada de 10 capítulos (Netflix) que sabe llegar a la patata, con reflexiones curiosas sobre la felicidad y las expectativas en la vida. Es un dramita que podría ser trágico, pero sin dejar de mostrar una realidad desagradable, sabe dejarte algo calentito en el corazón cada capítulo.

Cambiando totalmente de ambiente, nos vamos a una propuesta con emociones viscerales y sentimientos primeros. Primal es una creación de Genndy Tartakovsky que nos muestra la improbable amistad entre un hombre de las cavernas y una T-Rex. Sin necesidad de diálogos, conoceremos como se forman lealtades inquebrantables a lo largo de sus 2 temporadas de 10 capítulos (MAX). Su animación sabe fascinar y captar tu emoción en capítulos  repletos de salvajismo que no dejan a nadie indiferente. Muy consciente de ser una rara avis y muy contento por ello. Muy recomendada.

Después de una saga de cómics, una película y un puñado de videojuegos llegó otra versión de Scott Pilgrim da el salto en forma de serie. En un más difícil todavía, esta comedia de amoríos es al mismo tiempo secuela de la película, precuela del cómic, remake de ambos y una versión muy libre de la misma historia. Sí, Scott Pilgrim sigue siendo un chaval canadiense algo capullo que quiere salir con una chica y antes deberá derrotar a la hermandad diabólica de sus EX, pero este experimento meta absurdo está repleto de situaciones originales, resuelve embrollos con ingenio y se guarda un puñado de sorpresas agradables para todos aquellos conocedores del trasfondo original. Además, Saru está en la producción, lo que cada vez más es garantía de un buen trabajo en la animación y un ritmo lleno de vida que le viene genial a la serie. Plantea un juego difícil, se mete en unos bretes gratuitos enormes y encima resuelve todo a la perfección. Indispensable si conoces la franquicia, divertidísima si no la conoces. 1 temporada de 8 capítulos que puedes encontrar en Netflix. 

lunes, 6 de enero de 2025

Recomendaciones (o no) de Mt de 2024: Películas

Metámonos con las películas. Siempre es lo que más ocupa aquí, así que es fácil que tenga problemas (una vez más) a la hora de escoger las galardonadas en ambos aspectos. Como este año he estado bastante distraído por mil cosas (oposiciones y tal), sólo ha habido 31 reseñas entre las que escoger. Obviamente, muchas menos de las habituales. Lo que no impide que hayan caído algunas cosas buenas. Como siempre, yo no cuento con que hayan sido películas estrenadas este año ni me quedo con las novedades (eso nunca ^^), sino que para poder salir aquí es necesario que las haya reseñado este año, sin importar de cuándo son o cuántas veces las haya visto.

Pero bueno, vamos con la mandanga.

LO MEJOR

Empezamos por una película compleja, de las que tiene un título que engaña. ¡Olvídate de mí! Es una comedia romántica que está desordenada. Su aproximación mediante la ciencia-ficción le permite dar el punto extra de subvertir las expectativas y obligarte a pensar sobre cómo reaccionarías en una situación u otra. Sorprende su cinismo al diseccionar qué nos hace estar juntos, pero luego está llena de ganas de vivir, de disfrutar y de disfrutar de un día más en este mundo con una fuerza de la que pocas películas disponen. Que no os despiste el título, aquí hay más chicha de la que parece.

Ahora nos vamos a un clásico. Ésta vez no tiene un siglo, pero casi. Alarma en el expreso es una de las últimas películas de Hitchcock antes de dar el salto a los EEUU. Jugando con una desaparición en una habitación cerrada (un tren bloqueado por la nieve), nos hace estar 90 minutos en deliciosa tensión mientras una bienintencionada jovencita está a la búsqueda de una viejecita que, curiosamente, nadie recuerda haber visto. En algunas cosas es tan ingenua que se hace entrañable, pero en otras sabe manejar la tensión como las mejores propuestas de siempre. Parece mentira que esta película tenga casi un siglo y siga siendo capaz de pegarte al asiento.

Finalmente, nos ponemos con una veterana que, de hecho, ya se ha pasado por aquí en el pasado. No me gusta repetir, pero La princesa Mononoke es una película que me toca la patata de tantas maneras que no puedo sino disfrutar como un enano cuando pasa por la pantalla. Un canto al amor por la naturaleza, al respeto y, sobretodo, a la comunicación entre comunidades en la búsqueda de un progreso común. Todo ello jugando con una animación exquisita en un mundo fantástico repleto de belleza en que cada fotograma es una obra de arte. Casi me dan ganas de volver a ponérmela ahora mismo.

LO PEOR

La elección aquí ha sido muy fácil. Sólo ha habido una película que merezca – sin asomo de dudas – la calificación de execrable. Como secuela tardía que nadie había pedido Zoolander 2 le pone ganas a repetir todos los tropos que habían convertido a su predecesora en una comedia de culto que se descojonaba de la moda y el star system de los EEUU. Las aventuras del modelo // agente secreto más improbable falla en el tono, sobrepasa en mucho la vergüenza ajena, dejándote en muchos casos con la duda de si los guionistas realmente creían que te ibas a reír con la mayoría de los chistes. Lo peor que le puede pasar a una parodia es no ser graciosa y es lo que ocurre con esta película. 

jueves, 2 de enero de 2025

Recomendaciones (o no) de Mt del año 2024: Libros

Hola a todos, como cada cambio de año, toca hacer un poco de balance y contemplar con qué nos hemos estado aburriendo esta vez. Mis recomendaciones sobre en qué (y en qué no) dedicar vuestro tiempo con la idea de pasar un buen rato agradable y, sobretodo, ser felices. Primero, vamos con lo que toca, que si no se me enfadan.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Como cada edición, empezamos por la sección de libros. No en vano es lo que empezó esta historia y siempre tiene su preferencia. Recordemos una vez más, mis normas. Se trata de mis libros favoritos que he reseñado este año, sin importan de qué año proceden. Se puede comprobar que ninguna de mis elecciones son especialmente recientes, e incluso hay un libro con más de un siglo, buena muestra de que estoy a la última en estos temas. En fin, a lo que vamos.



El primer problema es que este año he reseñado muy pocos libros (¡10!), lo que reduce especialmente las posibilidades entre las que escoger. Además, ha sido especialmente curioso porque hay la mayoría de libros han estado MUY bien e incluso los más flojos demostraron cierta calidad en lo que pretenden, por lo que las elecciones no han sido fáciles, tanto para lo bueno como para lo malo. Empecemos por el principio y vamos con

LO BUENO

Dos libros británicos y un libro francés, muy de nicho todos a su manera.

Empezamos por una biografía muy particular sobre un ciclista inclasificable. Éramos jóvenes e inconscientes retrata la vida deportiva de Laurent Fignon, que destacó durante los años 80. Siempre importante, pero casi nunca entre los titanes, esta autobiografía retrata con mala idea recaditos del pasado, momentos de gloria y lamentos por lo que pudo ser y no fue. Hará las delicias de cualquiera que guste del ciclismo y se acuerde de la figura del francés. Si eres ajeno a este mundillo, tiene la especial gracia de centrarse más en la persona que en el ciclista, por lo que te dará una lectura agradable en la que conocerás a un personaje que era genio y figura hasta la sepultura (con bastante literalidad).

Ahora nos vamos a hace más de cien años y nos ponemos con uno de los mitos fundacionales de la iconografía del terror mundial. Drácula es un referente del que no hace falta dar más detalles. Es una novela con la que entender la importancia de los pioneros y porqué hemos de respetarlos y honrarlos. Permite muchas relecturas fijándote en diversos detalles, aunque sea sólo para ver de donde surgen las influencias y comprobar cómo han evolucionado con el tiempo. Un lector poco avezado puede tener una experiencia extraña por su peculiar estructura, pero sin duda, nos hace pasar un buen (mal) rato, creando una historia con una capacidad de fascinar al alcance de muy pocas. Drácula es una pasada en todos los sentidos.

Finalmente, nos vamos con otra novela “de deportes”, pero que es una experiencia rotundamente diferente. Con la excusa de narrar los 44 días que el entrenador Brian Clough estuvo empleado en el Leeds United, en Maldito United tenemos un retrato de un personaje de carácter obsesivo, dispuesto a todo por ganar, pero imbuido en su paranoia al saberse traicionado por aquellos que aprecia. ¿Puede una novela de deportes, que incluye una biografía de un personaje despreciable, en la que se sabe qué va a ocurrir, ser emocionante e intrigante? ROTUNDAMENTE, SÍ. No es fácil que un partido de fútbol se acerque al terror, y Maldito United lo consigue por momentos. Rara con ganas, confusa en algunos momentos, pero probablemente la mejor novela deportiva que he leído. Mis dieses, Mr. Peace.

LO PEOR

En cuanto a lo malo, me he sorprendido al llegar a plantearme que debía de dejar la sección desierta, pues veía que el peor libro era incluso un libro que estaba más que bien, que de ninguna manera se merecía ser destacado negativamente. No sabía bien cómo hacerlo pero al final recordé que SÍ había leído un libro malo este año. Se trata de una repetición de una lectura pasada que que incluso ya fue destacada en esta sección. No sé en qué pensaba a ver si con los años lo miraba con otros ojos, pero mira, repite, que tiene su mérito.

Al releer El Ocho después de tantos años, me sorprendí al comprobar que seguía siendo una obra viciante. Sí, los años no le habían pasado en balde, pero seguía funcionando como un buen mencanismo de relojería. Envalentonado por ello, decidí comprobar si El fuego era tan decepcionante como cuando la reseñé allí por 2011. Efectivamente, lo era. Es una obra aburrida, mal diseñada y con una cantidad de errores desmesurada. Si os gustó el Ocho y queréis saber cómo continua todo… No perdáis el tiempo, que esto es malo con ganas. 

viernes, 27 de diciembre de 2024

Tres mil años esperándote

La solitaria, excéntria y un poco enamorada de sí misma Alithea Binnie (Tilda Swinton), narratóloga británica en búsqueda de “la verdad común de todas las historias de la humanidad” llega a Estambul para unas conferencias. Rápidamente llega a la conclusión de que la ciudad no está a la altura de su reputación. Pronto es asaltada por una suerte de extrañas visiones, pero es justo en la habitación que antaño ocupó Agatha Christie (qué casualidad) que se le ocurre limpiar frotando un frasco comprado a un anticuario la mañana anterior, donde la maravilla comienza. El tapón del frasco salta, revelando a un monumental Djinn (Idriss Elba). Como nos podríamos imaginar, propone a Alithea de concederle tres preciados deseos. Ella se muestra cautelosa, pues conoce bien que todas estas historias de deseos terminan mal y no tienen otra finalidad que la de advertir. Nuestro Djinn no podría haber encontrado un peor amo, pero no se desanima, después de todo, sólo lleva 3000 años esperando. Desde las dependencias de la Reina de Saba a los grandes salones de los palacios de Bizancio, pasando por el fondo del mar Rojo, con la idea de convencerla para pedir sus deseos, emprende el relato de sus “tres encarcelaciones”. Así, dentro de la intimidad de la habitación de un hotel, a medida que las historias del genio se encadenan y entrelezan, empieza una historia completamente diferente…

Todos conocemos a George Miller. La mirada loca de Mel Gibson (o de Charilze Theron), el cuero, la sangre y el asfalto que se mueve a toda velocidad. Estás son las imágenes que se nos evocan cuando pensamos en él. Pero no conviene reducir la obra del director australiano “simplemente” a Mad Max. Se ha mostrado como un virtuoso a la hora de mostrar la realidad más desencarnada y visceral, pero también como uno de los grandes prestidigitadores de nuestra época. Por supuesto, conocemos las Brujas de Eastwick, no nos olvidamos de las entregas de Happy Feet ni de la notabilísima Babe 2, un cerdito en la ciudad. De alguna manera, invocando los cuentos de las 1001 noches, Miller va todavía más allá con Tres mil años esperándote, ya que lo que le interesa es justo la función operativa de los cuentos. Y mientras Scherezade cuenta historias para salvar vidas, el Djinn las cuenta para salvar la suya, o que la revelación contenida en cada ficción tiene el poder de influir en la realidad.

¿Es posible hoy día que te financien una revisión de las 1001 noches de manera casi literal? Bueno, cuando eres George Miller y prácticamente te financias tú la película, pues tienes libertad absoluta para hacer lo que te de la gana, para lo bueno y para lo malo. En sus películas ya hemos visto que tiene una imaginación desmedida y no se corta a la hora de mostrarlas en pantalla. Quizás no tenemos el salvajismo de Mad Max, pero sí nos enchufa buenas muestras de la decadencia de los grandes palacios de los reyes de antaño. Tres mil años esperándote es una locura visual en la que (casi) cualquier cosa es posible, revestida de colores de inusitada belleza, una música acorde y un denodado esfuerzo por conseguir un vestuario deslumbrante que uno no se cansa de ver en un torrente de escenas originales.

Tilda Swinton es justo la persona idónea para encarnar al epítome de la razón, la persona que se las sabe todas, que no necesita nada, a la que el genio nunca podrá engañar (¿seguro?). Por su parte, Idris Elba clava al melifluo genio que parece no desear otra cosa que conceder sus tres deseos y pasar a otro lado (¿seguro?), pero que cuando empieza a contar su historia, consigue que te quedes pasmado con los cuentos que te está vendiendo. Ambos personajes esconden mucho más de lo que inicialmente parece, lo que se aprecia en los matices de las actuaciones, muchas veces a través de miradas y muecas que esconden lo contrario de lo que parecen decir sus palabras.

Al final, tenemos un precioso cuento sobre el amor, los vínculos humanos y la necesidad de compañía, que surge desde lugares desde los que uno no esperaría. Me hace especial gracia que los protagonistas son unos mentirosos, pero a los que más mienten es justo a sí mismos, siendo el momento en que lo reconocen cuando pueden empezar a ser felices. Sin embargo, Miller no tiene un especial interés en que este relato onírico sea fácil de digerir para el espectador. Cuenta lo que quiere contar (y lo hace bien), pero su estructura episódica provoca terribles problemas de ritmo que obligan al espectador a esforzarse por seguir el hilo de los acontecimientos. Además, su apuesta por el realismo mágico no pone precisamente las cosas fáciles.

Un poco en consecuencia de lo anterior y de su nula publicidad, la película se estampó a lo grande en los cines, provocando un retraso en la producción de Furiosa, que estuvo a un tris de no llegar a realizarse. Los problemas que sufrieron los cines en los primeros años post-pandemia no ayudaron, claro, que la película es de 2022 y eso es importante.

Se trata de una preciosidad de película la mar de rebonica. A base de cuentos (de ritmo algo irregular), explica una historia encantadora sobre los deseos y la soledad. Sorprende (o quizás no tanto) que venga del mismo autor que Mad Max. Si entras en su magia, tendrás el cuento de hadas más bonito del año.

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.1 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

La guerra de Charlie Wilson

En mi línea de tachar películas que llevan casi veinte años en mi lista de pendientes… Que conste que estoy intentando mejorar en esto.

Mediados de los ochenta. Charlie Wilson es uno de tantos congresistas de los EEUU que disfruta de su cargo haciendo lo menos posible y divirtiéndose tanto como pueda. Simplemente, debe parecer ocupado para disimular que no se pierde una fiesta. Para están comisiones, subcomisiones… En esto que consigue meterse en una que busca el “desarrollo de sociedades libres en el Oriente Medio” o algo así, con el noble objetivo de hacer escuelas en Afganistán. Podría haber vivido tranquilo, pero cuando los soviéticos deciden invadir el país, un avispado agente secreto de la CIA ve en Charlie Wilson al tonto útil con el que inyectar dinero a los muyaidines que lucharán contra la URSS sin importar si por ello muere mucha gente. Por medio, una dama de la alta sociedad con demasiado tiempo libre decide aprovechar sus muchos dineros para convertirse en “alguien” dentro de la política yanqui, utilizando a Charlie Wilson como el tonto útil para perseguir sus fines. De esta lucha de poderes surgirá la mayor operación de guerra encubierta de su tiempo.

La guerra de Charlie Wilson es un amargo retrato de los entresijos de la política exterior de EEUU, siempre siguiendo una extraña mezcla de intereses, casualidades y neuras varias, de manera que aldeas solitarias cobran una importancia capital, o maletines extraviados, fiestas de alto copete, polvos de distinto pelaje… A grandes rasgos, crear un problema que no existe para luego proporcionar la solución equivocada que sólo servirá para que alguien se llene los bolsillos. Bajo un férreo guión de Aaron Sorkin encontramos una crónica ácida de las vergüenzas de la política yanqui, con el resquemor eterno de saber que ocurre pero no poder hacer nada para evitarlo.

Sorkin es uno de los pocos guionistas que son reconocibles a los cinco minutos de ver sus películas. Abuso de diálogos rapidísimos, conversaciones de pasillo y subtexto no demasiado disimulado, su reputación le precede y en este caso no va a ser menos. No deja títere con cabeza en su crítica de este compendio de malas decisiones que luego provocó tantos quebraderos de cabeza al país entre el 2000 y el 2015. El cine-forum posterior comentando la jugada y reflexionando sobre todos los melones que se abren es casi obligatorio.

Para asegurarse de que el mensaje que deseaba es respetado, Sorkin convenció al veteranísimo Mike Nichols (cuyos mayores éxitos se remontan a los 70, como El graduado o ¿Quién teme a Virginia Woolf?), amigo suyo y presto a filmar con firmeza tocando lo mínimo posible. En este sentido, refleja muy bien la tensión de las conversaciones de pasillo, acertando con el chascarrillo amargo en el momento oportuno y aprovechando el gran elenco de que se ha rodeado. En cambio, falla un poco (bastante) más en las escenas de acción, que se ven faltas de la fuerza necesaria para tener un efecto más impactante. Así, queda una película de un ritmo extraño que exige cierto esfuerzo por parte del espectador para no perder el hilo y apreciar todos los subtextos (muchos) que Sorkin imbuye en la película. No pierde el tiempo en presentaciones de los altos cargos, por lo que, encima, se hace necesario haber hecho los deberes (o hacerlos a posteriori) para distinguir quién es quién y las implicaciones que tienen sus palabras.

Lo que sí tiene es un puñado de actores de primera que se gustan cosa mala al saber que tienen un buen guión entre manos. Charlie Wilson está interpretado por Tom Hanks, en uno de los primeros papeles que le recuerdo en que es una mala persona. Acierta por completo al mostrar al patán vivalavirgen que sólo quiere escurrir el bulto pero cuyo egoísmo le mete en un follón que le supera. Por su parte, Julia Roberts está estupenda como burguesa aburrida que quiere pasarse el Juego de Tronos. No obstante, es Philip Seymour Hoffman quién roba cada escena en que aparece con su cínico, retorcido y fanático agente secreto dispuesto a cualquier cosa por la LIBERTAD y la GLORIA  de su país. Es un gustazo apreciar la impliación de todos y cómo un director capaz les saca partido con acierto. La academia premió a Hoffman con una nominación a actor secundario, que acabó perdiendo contra Javier Bardem de No es país para viejos (es que, vaya añete).

Sorkin haciendo cosas de Sorkin. Obviamente, una pasada para el que disfruta del peculiar estilo de este guionista que sabe imponerse a cualquier director que le ponen delante. Es un gozo disfrutar de los afilados diálogos repletos de mala leche que ponen el foco en lo que ocurre tras las bambalinas de la política estadounidense. Pero sigue siendo Sorkin haciendo cosas que Sorkin. No hay ningún esfuerzo por hacer la película más accesible o amena para el espectador. Como las lentejas, o las tomas o las dejas y su tendencia a quedarse entre el documental y el thriller le pesa un poco. Ni Sorkin ni Nichols saben decidirse por un tono concreto, lo que provoca que el ritmo se resienta con excesivos baches y se tenga cierta tendencia al aburrimiento a la que no te interese el tema.

No nos confundamos, La guerra de Charlie Wilson es una propuesta de lo más aprovechable. Tienes un puñado de actores de primera dándolo todo, unos diálogos marca de la casa con toda la amargura de su creador y una enorma capacidad para indignar que le sienta estupendamente. Un ritmo mejor medido y unas escenas de acción más rotundas podrían mejorar el conjunto, pero el resultado es de los que no dejan indiferente.

 

Nota: 7

Nota filmafinity: 6.2