Mira tú que libros que aparecen en la Cesta’13 (Nº73).
Título:
Lazarillo de Tormes
Autor: Lázaro de Tormes (Anónimo)
“Lázaro es un muchacho desarrapado a quien la miseria obliga a emplearse como sirviente. Las inocentes y a veces justificadas burlas con las que Lázaro se defiende de sus amos son castigadas con una crueldad brutal. Así, garrotazo a garrotazo, la simpleza y credulidad del Lázaro de las primeras páginas ceden paso a la sagacidad y a la astucia propias del más clásico y típico de los pícaros.”
El Lazarillo es uno de los libros de cabecera que todos los chavales tienen que leer en el instituto. Como no puede ser de otra manera, me tocó leerlo con gran placer, recordándolo con gran cariño. Después de todo, fue de los pocos libros que disfruté de su año.
Veinte años después y con unos cuantos años más a la espalda, ¿habrá cambiado mi
opinión sobre ella?
Este libro es la primera novela “picaresca” de la literatura castellana. Algo ya de por si un hecho de gran importancia literaria, sino que también es un buen libro por mérito propio. Escrito en 1553 (casi nada), es el pistoletazo de salida a un género que caracterizó el siguiente siglo. Este tipo de libros seguían un esquema común: tenemos a un chico pequeño, muchas veces el bastardo de una prostituta, que hace lo que puede en la vida que le ha tocado vivir, llena de privaciones, de un amo cruel a otro, con mil vicisitudes de todo pelaje. Afronta con ingenuo optimismo los reveses de seres ambiciosos, pretenciosos y detestables. Siempre pasa mucha hambre, pero como sabe ser ingenioso, acaba por salir adelante.
La historia – contada en este caso por un Lázaro ya adulto – no intenta ser divertida, ya que sólo retrata la hipocresía de la sociedad, pero se las arregla para contener un buen puñado de chistes que harán reír a más de uno. La atmósfera es realista y deprimente, poblada de un puñado de personajes memorables (mi cariño para ese ciego cabrón y al escudero que prefiere pasar hambre a revelar que es pobre y pasa apuros). El tono es deliciosamente irónico, muy propio de la picaresca castellana.
Lázaro empieza con un amo ciego que le maltrata, salta de ahí a un clérigo que sólo le da cebollas mientras guarda el pan bajo llave, un escudero más pobre que las ratas, un fraile corrupto… pero poco a poco su vida va mejorando, aprende a leer, prospera y consigue un trabajo honrado y una mujer que le es fiel (jé). Siempre mejorando, pero siempre mostrando una sociedad llena de trapicheos, hambre y gente que hace lo que sea para salir adelante.
Leyendolo
hoy en día, sorprende lo fácil que entra. A pesar de las burradas que propone,
no se pierde en ningún momento un tono de comedia muy bien encontrado. Después
de todo, si no es por los chistes, costaría soportar según qué barbaridades.
Aunque hay versiones más actualizadas, lo leí en castellano antiguo. Entendible
a la que pones un poco de atención. Además, apenas dura 80 paginitas, por lo
que te lo puedes ventilar en una tarde.
El lazarillo es
un libro que te saca la sonrisilla cómplice, con algún chistaco bien metido,
pero se lee con agrado. Con casi 500 años a sus espaldas, las aventuras de este
desharrapado siguen siendo divertidas.
Nota:
8
Nota goodreads: 3.5/5
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