Nos
apetecía una película clásica y repasamos qué tenía Movistar en ese momento. A
Hepburn le tenemos mucho cariño, así que, p’adentro.
Estamos en los años 60, París, y Hepburn en modo estrella máxima, así que tenemos una historia romántica donde el amor es inevitable. William Holden interpreta a un guionista vividor al que le ha pillado el toro y tiene que improvisar el guión de una película en un fin de semana. Para ello se recluye en un hotel de Paris para dormir poco y trabajar mucho. Las circunstancias le obligan a contratar a una secretaria, que no es otra que Audrey Hepburn. Evidentemente, saltarán chispas y, probablemente, lo que menos interés ambos tienen es dedicarse a escribir.
Con
la grandísima estrella de Hepburn en su momento álgido, a algún productor se le
ocurrió reunir al elenco principal de Sabrina en
una nueva película siguiendo un esquema similar. Así, tenemos una nueva comedia
romántica muy típica de la época. Se fuerza una situación en que dos solteros
empedernidos deban convivir y pasa lo que tiene que pasar. A grandes rasgos,
podemos predecir desde un inicio qué va a ocurrir y cuando, sin gran espacio
para la sorpresa.
Mi mayor problema radica en la poca química entre la pareja protagonista, se me ocurren pocos personajes que peguen menos entre ellos. Pero bueno, por lo menos Holden y Hepburn desbordan carisma y con eso les vale para sacar adelante el proyecto. Ella es la heroína más adorable que existe, mientras que el morro gigantesco que le echa él es inesperadamente creíble. Son los mitos que son por algo, a ver. Esto en cualquier otro par de protagonistas habría dado lugar a una propuesta más indigesta. Por otro lado, hay que destacar el bonitísimo vestuario a cargo de Givenchy, que permite que Hepburn esté todavía más preciosa. Cómo se nota.
En
un intento de no ser la típica comedia romántica, Encuentro en Paris realiza un
jueguecito de película dentro de la película: los protagonistas están
escribiendo un guión para Hollywood. Por ello, cada vez que Holden (es que no
vale la pena decir el nombre del personaje) le pasa una página a Hepburn, se da
un salto visual y tenemos a ambos como protagonistas de la propia película que
están escribiendo. Esto permite un montón de jueguecitos de cámara para ver la
“acción desde afuera”, momentos en que se detiene la acción para que ambos
comenten cuál es la jugada correcta que debería ocurrir en la película y una
puesta en escena deliberadamente artificiosa de lo más curiosa. Además, les
permite hacer bromitas sobre las propias películas, con un puñado de puyas
internas a actores, guionistas y a muchas disputas que ocurren entre bambalinas
durante el rodaje de una película. Así, se permiten cameos de un puñado de
estrellas “que pasaban por ahí”, como Marlene DIetrich, Mel Ferrer y Tony
Curtis (el chistaco a su costa casi me tira del sofá).
El mayor problema que tiene Encuentro en París es que no es tan graciosa ni tan ingeniosa como cree ser. Sí, el espectador aprecia dónde está el chiste y cuál es la diversión inherente, pero luego no hace tanta gracia. Además, el desarrollo no está bien equilibrado, gastando muchos minutos en poner las piezas en su sitio y luego flojea durante minutos, como emburullándose en su propio chiste, terminando por cortar por lo sano y hacer un chimpún tras un happy ending que nadie vio venir. También sufre de tener una historia romántica que está porque en estas películas debe haber una, que bueno, nadie se la cree, aunque se la tengamos que comprar porque los actores son muy buenos y tal.
Por otro lado, qué bonita Paris y cómo alimenta el mito de ciudad romántica.
En
su momento se estampó de lo lindo, constituyendo el mayor fracaso de Audrey
Hepburn de (casi) toda su carrera. Hoy en día, si uno quiere ponerse con esta
película, debe aceptar que está rodada en 1964, por lo que los tópicos amorosos
son los propios de la época. Es decir, las expectativas en las relaciones
hombre-mujer no son las actuales, los cigarrillos se utilizan con motivos
seductores continuamente, los personajes se tiran achispados el 90% del tiempo…
las cosas han cambiado un poquito ^^
A
pesar de que se trata de un género cinematográfico que casi ha desaparecido,
durante años fue la base de cualquier película de estudio: una comedia
romántica con dos estrellas de Hollywood que ponen su cara bonita delante de un
guión predecible y lleno de edulcorante. Para ver agradablemente sin exigible
demasiado. Puede gustar a la que estés dentro del género. Por mi parte, mi
mayor queja es que la relación de un poco de grimilla, pero poco más. ¡Qué
guapa era la Hepburn!
Nota:
6
Nota
filmaffinity: 6.0