viernes, 3 de junio de 2022

Siega (Neal Shusterman)

De vez en cuando te bombardean desde muchos lados para que dejes lo que estás haciendo y te pongas con un libro concreto. Esta trilogía venía recomendadísima por mucha gente y Alies fue tan amable de proporcionármela. No haremos el feo de no leerla entonces.

Título: Siega

Autor: Neal Shusterman

Título original: Scythe

Traducción: Pilar Ramírez Tello

“Antes, las personas morían por causas naturales. Existían asesinos invisibles llamados enfermedades, el envejecimiento era irreversible y se producían accidentes de los que no se podía regresar.

Ahora, todo eso ha quedado atrás y sólo perdura una verdad muy simple: la gente tiene que morir.

Y esa es la tarea de los segadores. Porque en un futuro donde la humanidad controla la muerte, ¿Quién decide cuándo y cómo sembrarla?

Citra y Rowan acaban de ser seleccionados como aprendices de segadores. ¿Su objetivo? Superar las pruebas de su mentor, sean las que sean.

Aunque en el proceso renuncien a todo lo que les hace humanos.”

Así pues, estamos en un futuro en que todo ha ido razonablemente bien. La ciencia ha avanzado suficientemente bien como para poder evitar enfermar, resolver cualquier problema que tengamos e incluso haber vencido a la muerte. ¿Qué problema hay? Pues que, si no muere la gente, tenemos sobrepoblación. Y en este mundo han tomado la decisión de crear a los segadores, que se ocuparán de hacer una criba anual y así mantener la población bajo control. La premisa es interesante, especialmente cuando se te plantea que, al no tener desafíos, la vida para mucha gente no tiene especial gracia. Puedes hacer lo que quieras cuando quieras y, encima, no puedes morir. ¿Para qué esforzarse en hacer las cosas? Si ya se ha llegado a la perfección social, ¿Qué sentido tiene intentar mejorar lo inmejorable? Es realmente sugerente, pero tengo el problema de haber leído hace nada Carbono modificado, que plantea el mismo problema, pero con más sustancia, lo que empobrece (un poquito nada más) el efecto.


Por medio de la formación de un nuevo par de segadores se nos cuenta el funcionamiento de esta curiosa manera de controlar la población total del mundo. El tono está dentro del Young adult tan en boga estos últimos años, con la salvedad de que estamos en una utopía en vez de en una distopía esta vez. No tenemos alguien que se rebela contra un mundo injusto o post-apocalíptico, sino que el mundo va bien, a pesar de “algunos problemillas” en los que los protagonistas se ven implicados. La prosa de Shusterman es fácil, agradable de leer, describiendo con acierto los ambientes y la acción. Mantiene en todo momento un tono aséptico, muy blanco y aparentemente inofensivo, a pesar de que no escatima en detalles para hacernos saber que las cabezas empiezan a volar o los intestinos cuelgan de aquí o allá, lo que a veces puede provocar un efecto muy chocante, obligándote a leer un par de veces algún párrafo para estar seguros de que no nos hemos equivocado al ver a alguien partido en dos por un hacha (o así).

El mundo que se despliega tiene mucha miga, pues tal como ocurre con el mundo mágico de Harry Potter, sus defectos de lógica no impiden que mole a tope, encontrando soluciones imaginativas muy bien encontradas por todos lados. Especialmente lograda es la creación de los segadores. La reacción de la gente ante su presencia cubre todo el abanico que pudiéramos prever (y alguna más): terror, admiración, envidia, etc. Asimismo, también las diferencias de criterio y sobre qué significa ser un segador para unos y otros. 


Pongámonos en materia: para el Segador Faraday, cada muerte que provoca es una muesca en su alma. No le gusta su trabajo, aunque se le da bien y es consciente de su necesidad. Para él, matar es un deber. De entre todas las posibilidades, intenta buscar aquellas que afecten al menor número de gente, priorizando los que no tienen una especial ansia de vivir, jugando con las estadísticas para ser lo más equitativo posible y acabando con las vidas de manera rápida e indolora, sin complicaciones innecesarias, teniendo en todo momento piedad y cariño con aquellas vidas que arrebata. Para muchos, es un faro de inspiración que usar para ser mejores.

El Segador Goddard es todo lo contrario. Para él, su trabajo es un placer, disfrutando del poder absoluto que supone jugar con la vida de los demás. Mata a discreción, con una aleatoriedad que depende del viento con que se levante, las ganas que tenga de mancharse las manos o lo aburrido que esté en ese momento. Una vida de más o de menos no tiene especial importancia, por lo que siempre se está quejando de que las pocas oportunidades que tiene para “trabajar”. Es especialmente famoso por lo bien que desempeña su oficio, siempre presto a encontrar nuevas e innovadoras maneras de acabar con las vidas ajenas. Tiene una gran cantidad de admiradores, pues pone una gran pasión por lo que hace y tiene un gran sentido del espectáculo sin por ello dejar de cumplir eficazmente con su tarea.

Por su parte, la Segadora Curie es una referencia a la hora de añadir pompa y boato al acto de matar. Para ella, su trabajo es un honor que, aunque desagradable, hay que realizar con devoción, siguiendo todos los rituales y tradiciones que merece. Se ha labrado una reputación de implacable, con la venia de la experiencia y un trabajo bien hecho a lo largo de muchos, muchos años. La llamada “Gran Dama de la Muerte” estuvo en los momentos que hicieron historia, tomando según muchos, la decisión correcta que convirtió este mundo en el que es.


Tres maneras muy diferentes de ver el trabajo de Segador, pero no las únicas, pues a lo largo del libro se nos irán mostrando las peculiaridades de unos y otros, mostrando que lo único inevitable es la muerte, aunque cada uno lo lleve a su manera.

No obstante, la historia no se nos cuenta desde el punto de vista de los segadores, sino de dos alumnos de segador. Los capítulos salten entre Citra Terranova y Rowan Damisch. Cada uno de ellos tiene su historia y sus motivos (o no) para convertirse en segador. Sin embargo, sus personajes son los más planos de la historia, desarrollando ampliamente a los secundarios, pero sin aportar un especial carisma a los protagonistas. Además, el inevitable romance es bastante gratuito, quedando fuera de lugar entre tantas cosas bien hechas. Ambos parecen cortados por el mismo patrón: inteligentes, íntegros, decididos a hacer las cosas bien, aunque no les acabe de gustar mucho la idea de convertirse en segadores (pero bueno, peor es morirse).

Lo que sí tiene es una trama que va como un tiro. Presenta el mundo sin entorpecer el avance del argumento, con giros bien medidos que saben sorprender. Mantiene una tensión bien encontrada y sabe volverse bruta y llenarse de acción cuando conviene. A la que te paras a pensar sobre algunos temas, la lógica chirría un poquito, pero la lectura es un festival de diversión. Como se suele hacer en estos casos, descubrimos el mundo a medida que sus protagonistas hacen lo propio, pero en este caso no se siente impostado, sino que se introduce cada aspecto con fluidez, integrado dentro de una trama viciante y entretenida.

Además, se permite unos cuantos hallazgos llenos de ingenio, como el momento “balón de playa”, simplemente magnífico (cuando lo leáis, ya me diréis). Otro detalle muy gracioso es que cada capítulo viene introducido por una página en negro (con las letras blancas) que introduce una página perteneciente al diario de un segador. De esta manera se te dan pequeñas pildoritas de trasfondo, añadiendo la cantidad exacta para que te puedas flipar intentando rellenar los huecos que faltan. Al principio choca bastante, pero luego se agradecen mucho estos inusuales interludios.

Al final lo que tenemos es un divertimento de primera. Se presta rápido a ser devorado con una trama inteligente, con mucha chicha, bien capaz de emocionar. Falla al tener unos protagonistas muy sosetes y un romance que no viene a cuento, pero lo compensa con un buen mundo, una historia interesante y unas cuestiones éticas bien metidas. Cuando ya estábamos hartos de distopías juveniles, van y nos sorprenden con una utopía la mar de curiosa. Este libro casi se bebe, muy recomendable para pasar un buen rato.

 

Nota: 8

Nota goodreads: 4.32/5

 

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