viernes, 27 de mayo de 2016

Carta Blanca (Jeffrey Deaver)



Llegué a este libro justo después de “disfrutar” con Spectra. No sé si quería reconciliarme un poco con el Bond que tan bien me lo ha hecho pasar, pero me cogió el gusanillo. El origen del libro viene a colación de los primeros exitazos del Bond de Craig (Casino Royale, Skyfall), que motivó a los dueños de la franquicia a licenciar más productos basados en el agente secreto más famoso al servicio de su Majestad.  No olvido que los productos nacidos de las necesidades del marketing suelen ser bastante prescindibles, pero de vez en cuando aparecen cosas interesantes. A ver éste…

Título: Carta Blanca
Autor: Jeffrey Deaver
Título original: Carte Blanche

“La cara de la Guerra está cambiando. El enemigo ya no sigue las reglas últimamente. Se piensa, en determinados círculos, que nosotros también debemos jugar bajo unas reglas más flexibles…
James Bond, a pesar de sus treinta recién cumplidos, es un veterano de la Guerra de Aftganistán. Ha sido reclutado por una nueva organización concebida en el mundo post 11-S. Opera separadamente del MI5, MI6 y el Ministerio de Defensa, su propia existencia es secreta. Su objetivo: Proteger el Reino bajo cualquier medio necesario.
Una alerta saca a James Bond de una cena con una bella mujer. El Cuartel General ha desencriptado un susurro electrónico sobre un ataque programado para el final de la semana: Víctimas estimadas en millares, intereses británicos gravemente afectados.
Y al agente 007 se le da carta blanca. “

Lo más importante en estos productos: ¿Es una historia a la altura de James Bond? Sí. Jeffrey Deaver es un veterano escribiendo best-sellers de acción y ha sabido captar el espíritu de las películas y desde un primer momento te embarca por una historia llena de exotismo, bellas damas y glamour. Desde un primer momento tenemos la sensación de que algo gordo se está gestando y Bond se lanza a lo ancho y largo del globo para impedir unos atentados de lo más brutote. Las escenas de acción, los juegos de espías y la amenaza global son dignas de ser pasadas a la pantalla grande, e incluso saben alejarse de los tópicos esperados en este tipo de historias, al centrarse en eco-terroristas zumbados antes que en rivalidades entre países. 

Sin embargo, cuando nos centramos en James Bond, encontramos un problema: El protagonista no es James Bond. Al menos no el que hemos visto bajo la piel de Daniel Craig. El que se supone que debería ser un seductor misógino elitista, se convierte aquí en un Rambo pijo enamorado de los coches, las pistolas y el buen vino que, además, es una joya de persona. El yerno perfecto que querrías presentar a tus padres mientras haces planes de boda. Y bueno, este no es el Bond que uno esperaría, es mucho más el Bond de Brosnan adaptado a los cánones actuales al que se le ha quitado todo el carisma y se ha elevado la perfección moral hasta el límite. Al final, acaba trasformado en una caricatura del hombre que conocemos, mucho menos interesante que los monolíticos Jason Bourne o Ethan Hunt (por decir algunos).

El libro dice ser deudor de Craig, pero las influencias son claramente de Brosnan

Acepto (y celebro) que no se cepille a las chicas por mero acto de voluntad (que por algo estamos en el siglo XXI), pero el autor parece haber decidido clonar a todos los personajes femeninos. Bheka Jordaan, Philly Maidenstone y Felicity Willling son todas mujeres modernas, duras, trabajadoras y de éxito. Además, son todas unas bellezones que han luchado mucho por salir adelante sin la ayuda de un hombre (se recalca el hecho) y parecen, inicialmente, reluctantes a tratar con un Bond al que consideran un seductor empedernido (pero de lo más guapo). Si no fuera por los diferentes contextos en que aparecen unas y otras (la policía sudafricana, el MI6 y una ONG de ayuda al hambriento), no podríamos distinguirlas.

Siempre rodeado de bellezas
Molan mucho más, sin embargo, los malos. Several Hydt es un gerontófilo obsesionado con la muerte y la descomposición, poseedor de uno de los mayores imperios mundiales del reciclaje, tiene el objetivo de realizar una serie de atentados que eliminarán a su mayor competencia. Como malo malvadísimo de postín, se hace odiar y consigue dar buenas dosis de mal rollo. Especialmente junto a su ayudante, el flemático Niall Dunne, obsesionado éste por la perfección de las máquinas, con un plan B siempre dispuesto en todo momento. Su implacabilidad, eficiencia y falta de sentimientos lo transformar en un Terminator y un rival a tener en cuenta. 

El resto de secundarios, entre los que destacan Q y M, además de un puñado de ayudantes que pasaban por ahí cumplen la función argumental que toca, pero no es que destaquen por su personalidad. Se nota que están puestos a pincho porque el argumento lo demanda.

Son 500 páginas que pasan fácil, la acción está muy bien resuelta y el ritmo es muy ágil, pasando de un lado a otro con brío, impidiendo cualquier posible aburrimiento. La narración es muy peliculera, no se lo vamos a negar. Casi parece que el escritor esté viendo una película y te la esté contando. Además, la trama es de lo más emocionante y sabe captar el interés a medida que los planes malvadísimos del malo maloso se van desvelando. Podríamos discutirle si la vuelta de tuerca final era necesaria, pero el conjunto es satisfactorio. 

¡Puedo con todo!
Sin embargo, dos factores que se repiten a lo largo del libro le quitan mucha gracia. Primero, Bond es demasiado crack. Va tan sobrado que muchos pasajes pierden completamente la emoción, ya que 007 tiene todo perfectamente dominado. Una vez decide qué debe hacer, no comete ni un solo error y nada ni nadie pueden pararlo. Y luego está el truquillo barato de Deaver de esconderte información para generar golpes de efecto. A ver, me explico, normalmente la narración describe de forma precisa todo lo que ocurre. Se te cuenta qué está haciendo Bond a medida que lo hace con todo detalle, pero de vez en cuando, algunas acciones se omiten. Así, cuando está en un brete  “Oh, sorpresa, hace diez minutos no te conté el momento en que tuve una idea e hice una acción clave para salvar el día, ¡se siente!”. Tiene su gracia la primera vez que te lo hacen, pero te saca del libro a la que ocurre por sexta vez. No sé si es un recurso habitual del autor, pero se hace muy cansino.

Acaba siendo un sí, pero… no. Sin entrar en comparaciones con los viciosos libros de Fleming (que te ventilabas en nada), el libro es entretenido y  funciona como una secuela rara de Muere otro día o alguna película de esa época. Entretiene gracias a su interesante trama y sus dosis de acción pero al libro le falta chicha. Se le pide un poco más de mordiente y un personaje principal menos soso. Igual cumple para los fans de James Bond, pero deja la sensación de que debería haber sido bastante mejor.


Nota: 4
Nota goodreads: 3.6/5



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