sábado, 4 de octubre de 2014

Rome (HBO)

 Desde que llegó el boom de las series, cada temporada tenemos un nuevo puñado de series que pugnan por triunfar en las audiencias. Las productoras han visto que hay negocio y cada año echan el resto para desbancar a la competencia, otorgándonos puñados y puñados de gran cine de muchos quilates para la pequeña pantalla (como vimos hace poco en The Wire, por ejemplo). Cada pocos meses se nos acumulan toneladas y toneladas de nuevas series para ver, haciendo que esperemos con ansias semana tras semana y olvidemos aquellas que ya no están en pantalla. Series que quedan en el olvido de los años que no por ello son menos malas, como ésta de la que voy  a hablar hoy, una de las primeras joyas con que la HBO nos brindó y que hoy ha quedado casi como objeto de culto, olvidada por el gran público
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Dentro de la gran productora de esta edad de oro de las series, se esconden series pequeñas en longitud pero grandes en contenido como la fastuosa Roma; emitida a rebufo del monstruo que fue Los Sopranoy de la redondísima A dos metros bajo tierraLa serie se gesta cuando los productores de la HBO decidieron crear una saga de series que recrearan con todo lujo de detalles momentos importantes de la historia. El objetivo era captar al espectador de la cadena de pago con presupuestos cinematográficos, historias impactantes y un entorno perfectamente reconocible. De ahí salió la idea de recrear la poderosa historia de Julio César y el germen del Imperio Romano.


 Roma nos sitúa unos años después de las guerras provocadas por el gladiador Espartaco. El glorioso general Julio ha comandado la conquista de las Galias (menos un pequeño pueblecito, ya lo sabemos) y se ha convertido en una figura prestigiosa, un ídolo del pueblo y del ejército. El gobierno comandado por Pompeyo, temeroso del poder que está acumulando Julio, le declara enemigo la República. Julio no tendrá más remedio que echar mano de su influencia para sobrevivir y convertirse en César. Lo que ocurre después ya es historia.
Teniendo en cuenta que estamos hablando de una serie de la HBO, me parece innecesario insistir en la cuidadísima y veraz reconstrucción histórica realizada. El presupuesto que manejaron fue descomunal, rondando los 100 millones de dólares para la temporada completa. Y vaya si se nota, el esfuerzo para recrear la época es espectacular: Las callejuelas llenas de vida, coloristas, con escenarios, espectáculos callejeros, identificación con las costumbres, sacrificios, ritos, creencias, grafittis callejeros; las habitaciones y demás estancias de las casas señoriales; los campamentos militares, las batallas (la formación en tortuga); el Senado, el Circo y, claro, la sangre, los golpes brutales y eficaces de los combates… Todo lo que uno se pueda imaginar. Y realizado además sin apenas CG, a base de abusar de escenarios en unos macroestudios de la Cinecitta italiana. A veces parece que sólo falta el olor (el pestazo) para sentir que estamos realmente en la Roma Imperial.

Tal como conocemos en los libros de historia (o deberíais conocer), una vez lanzados los dados y cruzado el rubicón se desata una tormenta política que amenaza con provocar una guerra civil en la República Romana.Las facciones de Pompeyo y las de Julio luchan con todas las armas posibles, cuyas argucias quedan trasladadas a la pantalla con la intensidad con que la HBO maneja las intrigas políticas. A la fuerza de la historia hay que añadir la mística y la trascendencia que alcanzan sus grandes estandartes, fantásticamente ensalzados con un casting magnífico: Julio convertido en un estadista sin escrúpulos, estratega magnífico al aprovechar las oportunidades del destino de la mejor manera; la impotencia de unos perdedores como Cicerón o Pompeyo; la curiosa moral y el talento político del jovenOctavio; el cinismo y la arrogancia de Marco Antonio; la confusión de Bruto; la ambición de Atia; las malas artes de Servilia; el hedonismo de Cleopatra… Los actores parecen escogidos para cada uno de los papeles que realizan.


Pero la HBO no se va a contentar con explicar la historia de Julio César desde el punto de vista típico de los grandes gobernantes, pues eso ya se hizo en el pasado con la estupenda Yo, Claudio. No. HBO toma prestados de la historia real al centurión Marco Lucio Voreno y al soldado raso Tito Pullo y los involucra en todas las intrigas políticas que están por desencadenarse. Es a través de ellos que seguimos las guerras por el poder, pero también la vida y las ansias del pueblo llano. La evolución de estos dos personajes a lo largo de la serie es perfectamente creíble e impactante, siendo realmente la esencia de la serie.

Es imposible no sentirse cautivados por este par de “bribones” tocados por los dioses. Y es que es difícil meterse en tal cantidad de líos (en TODOS los imaginables) y salir vivo del intento. Voreno es un centurión íntegro, honrado y valeroso, que lleva desde los catorce años en el ejército romano convirtiéndose en el mejor ejemplo posible del cumplimiento del deber. No desea otra cosa que acabar la campaña de las Galias y regresar a Roma, donde le espera su mujer y su familia. Una vez allí, comprobará que ser un soldado en momentos de paz es mucho más difícil de lo que parece, y menos con los tiempos que corren. Busca aprovechar el prestigio ganado en la batalla para convertirse en una persona pública sin por ello perder su integridad, creyendo firmemente en los valores de la República, honor, deber y respetabilidad. Obviamente sólo consigue ser manejado por unos y por otros para recibir traición tras traición.


Su contrapartida es el pendenciero Tito Pullo. De vida azarosa y enrolado a la fuerza en el ejército, hará todo lo necesario para escaquearse y evitar el trabajo duro. Es un hombre sencillo, fuerte, de modos rudos y prácticos, ideales pragmáticos y de formas directas, siempre presto a una pelea, por lo que no podrá evitarse en más líos de los que puede controlar. Rápidamente formará una extraña lealtad con Voreno, pues ambos no son más que unos violentos inadaptados que llevan el matar en la sangre y encuentran difícil el vivir pacíficamente en sociedad. Las grandes cuestiones políticas se la traen al pairo, pero sí sabe a qué es fiel. Sabe quiénes son sus amigos, cuál es su legión y quienes son los pocos a los que aprecia y que, a su manera, le aprecian un poco a él. Mezcla brutalidad e inocencia de una manera sorprendente, con todos sus defectos y crueldades inesperadas es un personaje grande en todos los sentidos.

Después de una fastuosa primera temporada dedicada a Julio César,  recibida con grandes alabanzas y convertida en un éxito para la HBO, una segunda temporada fue rápidamente confirmada, ésta vez dedicada a la figura de Octavio Augusto.

Después de la muerte de Julio César, los disturbios arrastraron al Imperio al borde de la guerra civil. Los tres grandes generales restantes se reparten el poder, la casa Julia se hunde y, mientras tanto, Octavio Augusto se comporta como el animal político que es, medrando en el caos y convirtiéndose cada vez más en una figura imprescindible para la estabilidad del Imperio. Menos sangre y más tensión hacen de esta temporada una experiencia diferente a la anterior, pero no por ello menos aprovechable.

Mientras estaba en antena, se dio luz verde a una tercera temporada, pero casi simultáneamente un incendio destruyó el noventa por ciento de los escenarios de la Cinecittá. La HBO decidió que el coste de reconstruir los escenarios iba a ser excesivo (incluso para sus cánones) por lo que se decidió rodar a toda prisa un final alternativo que cerrara la serie y así dar carpetazo por todo lo alto. Puede dejar con ganas de más, pero vaya si te deja a gusto.

Pero bueno, hoy en día pocos se acuerdan de esta pedazo de serie. Lo tiene todo para estar en el Olimpo de las grandes pero…¿Por qué una serie con tantos buenos elementos para pasar a la posteridad ha quedado relegada a los aficionados de culto? Hay varios motivos:

- Su reducida longitud: al apenas tener dos temporadas, no estuvo suficiente tiempo en antena para trascender. No tuvo ocasión de entrar en la mente de la gente, que la olvidó rápidamente.

- Se emitió justo cuando el boom de las series estaba empezando. Aunque ya había muchos fanáticos de las series, no fue hasta el desembarco de Lost y Héroes que el fenómeno se desmadró. Cuando se empezó a ver series “de verdad” Roma ya no estaba en antena y las joyitas menores de la HBO desaparecieron de las series referentes, quedándose grabadas solamente las espectaculares Los SopranosThe wire.

- Es una serie de una densidad considerable en una época en que el público no estaba acostumbrado a tramas tan retorcidas. Después de disfrutar y sufrir con Juego de Tronos Breaking Bad ya estamos más curtidos y la disfrutaríamos más, pero la avalancha de series nos impide ir a revisitar tiempos pasados.

- Ya se sabe el final de la historia. Se respeta la historia verídica, lo que no hay esa intriga para saber el final que sí encontramos en otras series. Además, el hecho de la serie no tiene ningún indicador temporal sobre el momento en que se está puede provocar algo de confusión y obliga al espectador a estar atento para poder ver cuando se desentraña cada fulcro de la trama.

Ahora en serio, si habéis acabado de ver alguna serie y hay un hueco en vuestra agenda de capítulos, no os olvidéis de uno de los primeros mastodontes de la HBO. Épica, grandilocuencia, intrigas políticas, batallas y una de las mejores parejas de bellacos que te puedes encontrar. Hay series que se disfrutan, series que se viven y series que se devoran. Ésta es una de las últimas. 22 capítulos (solamente) que te sumergen en una de las épocas más carismáticamente convulsas de la historia. No os la perdáis.



Nota: 10 Duración: 2 temporadas (1x12, 1x10 capítulos de 60min - 22horas)


Publicado previamente en Cinéfagos, aquí

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