Desde que llegó el boom de las series, cada
temporada tenemos un nuevo puñado de series que pugnan por triunfar en las
audiencias. Las productoras han visto que hay negocio y cada año echan el resto
para desbancar a la competencia, otorgándonos puñados y puñados de gran cine de
muchos quilates para la pequeña pantalla (como vimos hace poco en The Wire, por ejemplo). Cada pocos meses se nos acumulan
toneladas y toneladas de nuevas series para ver, haciendo que esperemos con
ansias semana tras semana y olvidemos aquellas que ya no están en pantalla.
Series que quedan en el olvido de los años que no por ello son menos malas,
como ésta de la que voy a hablar hoy, una de las primeras joyas con que
la HBO nos brindó y que hoy ha quedado casi como objeto de culto, olvidada por
el gran público
.
Dentro de la gran productora de esta edad de
oro de las series, se esconden
series pequeñas en longitud pero grandes en contenido como la fastuosa Roma; emitida
a rebufo del monstruo que fue Los
Sopranoy de la redondísima A dos metros bajo tierra. La
serie se gesta cuando los productores de la HBO decidieron crear una saga de
series que recrearan con todo lujo de detalles momentos importantes de la
historia. El objetivo era captar al espectador de la cadena de pago con presupuestos cinematográficos, historias
impactantes y un entorno perfectamente reconocible. De ahí salió la
idea de recrear la poderosa historia de Julio César y el germen del Imperio
Romano.
Roma nos sitúa unos años después de
las guerras provocadas por el gladiador Espartaco. El glorioso general Julio ha
comandado la conquista de las Galias (menos un
pequeño pueblecito, ya lo sabemos) y se ha convertido en una figura
prestigiosa, un ídolo del pueblo y del ejército. El gobierno comandado por
Pompeyo, temeroso del poder que está acumulando Julio, le declara enemigo la
República. Julio no tendrá más remedio que echar mano de su influencia para
sobrevivir y convertirse en César. Lo que ocurre después ya es historia.
Teniendo en cuenta que estamos hablando de
una serie de la HBO, me parece innecesario insistir en la cuidadísima y veraz
reconstrucción histórica realizada. El presupuesto que manejaron fue
descomunal, rondando los 100 millones de dólares para la temporada completa. Y
vaya si se nota, el esfuerzo para
recrear la época es espectacular: Las callejuelas llenas de vida,
coloristas, con escenarios, espectáculos callejeros, identificación con las
costumbres, sacrificios, ritos, creencias, grafittis callejeros; las
habitaciones y demás estancias de las casas señoriales; los campamentos militares,
las batallas (la formación en tortuga); el Senado, el Circo y, claro, la
sangre, los golpes brutales y eficaces de los combates… Todo lo que uno se
pueda imaginar. Y realizado además
sin apenas CG, a base de abusar de escenarios en unos macroestudios de la Cinecitta italiana.
A veces parece que sólo falta el olor (el pestazo) para sentir que estamos
realmente en la Roma Imperial.
Tal como conocemos en los libros de historia
(o deberíais conocer), una vez lanzados los dados y cruzado el rubicón se
desata una tormenta política que amenaza con provocar una guerra civil en la
República Romana.Las facciones de
Pompeyo y las de Julio luchan con todas las armas posibles, cuyas argucias
quedan trasladadas a la pantalla con la intensidad con que la HBO maneja las
intrigas políticas. A la
fuerza de la historia hay que añadir la mística y la trascendencia que alcanzan
sus grandes estandartes, fantásticamente ensalzados con un casting magnífico: Julio convertido
en un estadista sin escrúpulos, estratega magnífico al aprovechar las
oportunidades del destino de la mejor manera; la impotencia de unos perdedores
como Cicerón o Pompeyo;
la curiosa moral y el talento político del jovenOctavio;
el cinismo y la arrogancia de Marco
Antonio; la confusión de Bruto;
la ambición de Atia; las malas artes de Servilia;
el hedonismo de Cleopatra…
Los actores parecen escogidos para cada uno de los papeles que realizan.
Pero la HBO no se va a contentar con explicar
la historia de Julio César desde el punto de vista típico de los grandes
gobernantes, pues eso ya se hizo en el pasado con la estupenda Yo,
Claudio. No. HBO toma
prestados de la historia real al centurión Marco Lucio Voreno y al soldado raso
Tito Pullo y los involucra en todas las intrigas políticas que están por
desencadenarse. Es a través de ellos que seguimos las guerras por
el poder, pero también la vida y las ansias del pueblo llano. La evolución de estos dos personajes a lo
largo de la serie es perfectamente creíble e impactante, siendo realmente la
esencia de la serie.
Es imposible no
sentirse cautivados por este par de “bribones” tocados por los dioses. Y es que
es difícil meterse en tal cantidad de líos (en TODOS los imaginables) y salir
vivo del intento. Voreno es un centurión íntegro, honrado y valeroso, que
lleva desde los catorce años en el ejército romano convirtiéndose en el mejor
ejemplo posible del cumplimiento del deber. No desea otra cosa que acabar la
campaña de las Galias y regresar a Roma, donde le espera su mujer y su familia.
Una vez allí, comprobará que ser un soldado en momentos de paz es mucho más
difícil de lo que parece, y menos con los tiempos que corren. Busca aprovechar
el prestigio ganado en la batalla para convertirse en una persona pública sin
por ello perder su integridad, creyendo firmemente en los valores de la
República, honor, deber y respetabilidad. Obviamente sólo consigue ser manejado
por unos y por otros para recibir traición tras traición.
Su contrapartida es el pendenciero Tito
Pullo. De vida azarosa y enrolado a la fuerza en el ejército, hará todo lo
necesario para escaquearse y evitar el trabajo duro. Es un hombre sencillo,
fuerte, de modos rudos y prácticos, ideales pragmáticos y de formas directas,
siempre presto a una pelea, por lo que no podrá evitarse en más líos de los que
puede controlar. Rápidamente formará una extraña lealtad con Voreno, pues ambos
no son más que unos violentos inadaptados que llevan el matar en la sangre y
encuentran difícil el vivir pacíficamente en sociedad. Las grandes cuestiones
políticas se la traen al pairo, pero sí sabe a qué es fiel. Sabe quiénes son
sus amigos, cuál es su legión y quienes son los pocos a los que aprecia y que,
a su manera, le aprecian un poco a él. Mezcla brutalidad e inocencia de una
manera sorprendente, con todos sus defectos y crueldades inesperadas es un
personaje grande en todos los sentidos.
Después de una
fastuosa primera temporada dedicada a Julio César, recibida con grandes
alabanzas y convertida en un éxito para la HBO, una segunda temporada fue
rápidamente confirmada, ésta vez dedicada a la figura de Octavio Augusto.
Después de la muerte de Julio César, los
disturbios arrastraron al Imperio al borde de la guerra civil. Los tres grandes
generales restantes se reparten el poder, la casa Julia se hunde y, mientras
tanto, Octavio Augusto se comporta como el animal político que es, medrando en
el caos y convirtiéndose cada vez más en una figura imprescindible para la
estabilidad del Imperio. Menos
sangre y más tensión hacen de esta temporada una experiencia diferente a la
anterior, pero no por ello menos aprovechable.
Mientras estaba en
antena, se dio luz verde a una tercera temporada, pero casi simultáneamente un
incendio destruyó el noventa por ciento de los escenarios de la Cinecittá. La HBO
decidió que el coste de reconstruir los escenarios iba a ser excesivo (incluso
para sus cánones) por lo que se decidió rodar a toda prisa un final alternativo
que cerrara la serie y así dar carpetazo por todo lo alto. Puede dejar con
ganas de más, pero vaya si te deja a gusto.
Pero bueno, hoy en día pocos se acuerdan de
esta pedazo de serie. Lo tiene todo para estar en el Olimpo de las grandes
pero…¿Por qué una serie con tantos
buenos elementos para pasar a la posteridad ha quedado relegada a los
aficionados de culto? Hay varios motivos:
- Su reducida longitud: al apenas tener
dos temporadas, no estuvo suficiente tiempo en antena para trascender. No tuvo
ocasión de entrar en la mente de la gente, que la olvidó rápidamente.
- Se emitió justo cuando el boom de las
series estaba empezando. Aunque ya había muchos fanáticos de las series,
no fue hasta el desembarco de Lost y Héroes que
el fenómeno se desmadró. Cuando se empezó a ver series “de verdad” Roma ya
no estaba en antena y las joyitas menores de la HBO desaparecieron de las
series referentes, quedándose grabadas solamente las espectaculares Los
Sopranosy The wire.
- Es una serie de una densidad considerable en
una época en que el público no estaba acostumbrado a tramas tan retorcidas.
Después de disfrutar y sufrir con Juego de Tronos o Breaking
Bad ya estamos más curtidos y la disfrutaríamos más, pero la
avalancha de series nos impide ir a revisitar tiempos pasados.
- Ya se sabe el final de la historia. Se
respeta la historia verídica, lo que no hay esa intriga para saber el final que
sí encontramos en otras series. Además, el hecho de la serie no tiene ningún
indicador temporal sobre el momento en que se está puede provocar algo de
confusión y obliga al espectador a estar atento para poder ver cuando se
desentraña cada fulcro de la trama.
Ahora en serio, si habéis acabado de ver alguna serie y hay un hueco en vuestra agenda de
capítulos, no os olvidéis de uno de los primeros mastodontes de la HBO. Épica,
grandilocuencia, intrigas políticas, batallas y una de las mejores parejas de
bellacos que te puedes encontrar. Hay series que se disfrutan,
series que se viven y series que se devoran. Ésta es una de las últimas. 22
capítulos (solamente) que te sumergen en una de las épocas más carismáticamente
convulsas de la historia. No os la
perdáis.
Nota: 10 Duración: 2 temporadas (1x12, 1x10 capítulos de 60min - 22horas)
Publicado previamente en Cinéfagos, aquí
Impresionante. Para qué decir más XD.
ResponderEliminarAsí me gusta :p
EliminarMt
Mi serie favorita de HBO, con eso lo digo todo.
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