Apetecía ver una versión de un clásico, y qué mejor que un director sólido para presentarla.
La película nos cuenta las desventuras
infantiles de Oliver Twist, un huérfano en la Inglaterra del siglo XIX. Después
de escapar del orfanato y de tener un par de amos muy explotadores, es captado
por el malvado Fagin para formar parte de una banda de niños carteristas.
La adaptación es seria, trabajada y refleja
muy bien la novela de Dickens. Ésta es parte de su grandeza y también su mayor
defecto, se ciñe tanto al libro original que el ritmo se resiente y se puede
hacer pesada en algunos momentos.
ACTORES: Si hay que destacar a alguien es a
Ben Kingsley, que compone un Fagin muy ambiguo, robando
cada escena en la que aparece. El resto cumple con su trabajo, con actuaciones
“de época”, tal como buscaríamos en una película dickensiana. Quizá me siento
decepcionado por los personajes infantiles: cuando leí la novela veia niños con
los dientes negros, sucios, feos y agrios. Aquí, toda la tropa de Fagin son
poco menos que para el anuncio de Toys 'r' Us, aunque hagan bien su trabajo.
DIRECTOR: Después de rodar su desasosegante El pianista, Polanski decidió irse a
terrenos más conocidos. La adaptación al cine es fantástica; no sé cómo os
imaginaréis las escenas cuando leéis a Dickens, pero yo me lo imagino tal y
como lo reproduce Polanski. La ambientación, el decorado, el vestuario, la
música,... está todo tan cuidado, tan al detalle, tan al milímetro, que es como
entrar en un trozo de la vida de alguien. La recreación que nos da del Londres
de la época está muy bien lograda, tan decadente y deprimente como cabía
esperar. Visualmente impecable, es un lujo para los ojos. Cada plano hipnotiza,
todos los encuadres están planificados al milímetro y tienen tal profundidad de
campo que cada imagen se enriquece con los detalles y la interacción de los
planos lejanos, medios y cortos. La narración se estructura linealmente en
capítulos donde cada uno es una continuación lógica del anterior y no deja
resquicio para la duda al espectador.
El mayor problema es que se ciñe tanto al
libreto y realiza una exposición tan formal de la historia que la película peca
de predecible, especialmente para quién conoce la historia original. Polanski
parece olvidarse del espectador y pinta un cuadro precioso, pero que no busca
captar la atención de quién tiene que contemplarlo.
GUIÓN: Cualquier crítica al guión debería
hacerse al propio libro en sí. Si te dedicas a seguir fielmente la novela,
tienes un buen material. Encontrarás solidez, buenos personajes y buenos
diálogos. Pero el encorsetamiento al que se ciñe Polanski hace que el ritmo se
resienta y sea necesario esforzarse para prestar atención. Sus personajes,
aunque bien construidos, pecan del típico “mal” de Dickens: o son buenos, o son
malos, no hay vuelta de hoja. La adaptación es plenamente literal, ideal para quien
quiera saber la historia sin pasar por el libro y no deja de ser una forma muy
agradable de “releer” el libro mediante imágenes. La novela en movimiento, sin
duda.
Así, resulta un "Oliver Twist"
bastante dickensiano y suficientemente polanskiano. Esta película nos devuelve
el sabor y el olor de lo clásico. Adecuada cuando lo que apetece es justo un
“clásico”, a evitar cuando no apetece, claro está.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.4
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