Parece mentira que haya tardado tanto tiempo en ver un clásico tan famoso como éste. La
primera aparición de un personaje tan mítico como Harry “el sucio” se merece un
buen visionado, ¡sin duda!
Harry Callaghan es el
policía más duro de la ciudad de San Francisco. Le llaman “el Sucio” porque
siempre acepta los peores casos, los más sórdidos y peligrosos, con los que
nadie se atreve. La aparición de un peligroso asesino que parece matar puramente
al azar obligará a todo el Departamento de Policía a actuar para detenerlo,
pero nadie como Harry “el Sucio” para comprender a un demente y así acabar con
él.
La película combina
la clásica acción con el thriller y la crítica social. Por eso la trama va
dando esos tumbos que tanto despistan, porque no es sólo un poli duro que
quiere matar al malo, resumen que para nada le hace justicia; es un poli de
gran profundidad humana y psicológica, que quiere detener a un malo que
despierta verdadero desprecio, en un mundo enfermo, con unas políticas
equivocadas, con unas leyes tramposas y con una frustración constante. El
retrato sucio y peligroso que se hace de la propia ciudad de San Francisco,
especialmente de noche, es un ejemplo de las intenciones de la película.
ACTORES: Por temática,
la película no se diferenciaría de una cualquiera de Bronson si no fuera por el
brutal empaque que le aporta Eastwood. Su actuación es pura clase y hace que un
personaje repulsivo sea creíble e intersante. Su personaje,
convertido en mítico a base de puro carisma, se ha hecho un hueco en la
imaginería cinematrográfica. El gran tipo duro, imitado
miles y miles de veces, Todo lo que vino después, Arnold, Stallone, Gibson y
demás son meros intentos de parecerse al primero, al genuino Harry el Sucio.
Está claro que el caló en lo mas hondo de estos herederos a veces correctos y a
veces incorrectos en sus papeles.
DIRECTOR: Esperaba
encontrar una película francamente cutre que sólo se salvara por los
chascarrillos del más chulo del barrio, pero lo que tenemos es un thriller muy
sólido. Mucho empaque (proporcionado por el inspirado Eastwood), una dirección
sobria pero impecable y una tensión bien llevada aderezan esta obra. No es que
destaque por su calidad, pero la
película de Don Siegel tiene la virtud de aparecer en el momento justo,
sirviendo de piedra de toque e influyendo en todo el cine de acción que se
haría posteriormente. Sin tener nada que la separe de la corrección, tiene
suficiente carisma como para haber sido imitada miles y miles de veces: la
persecución nocturna, la pelea en el estadio… las hemos visto en más de una
película y por poner un ejemplo rápido, el periplo por la ciudad con el rescate
fue “homenajeado” al milímetro en La
Jungla de cristal 3 (estoy seguro que hasta con diálogos clavados).
GUIÓN: La trama policial
es correcta y realista, con diálogos bien buscados y un par de momentazos a
mayor gloria de Clint Eastwood. A esto le añadimos un malvado con gracia y muy
mala idea y un ritmo bien tramado. Con ello tenemos un entretenimiento bien conseguido.
No deja de ser un thriller de acción de los 70, con todas sus cosas buenas y
todos sus defectos, pero funciona.
Este clásico por derecho
propio no es ni mucho menos una grandiosa película y ni siquiera Siegel
desprende todo su talento. Todo se queda en un simplón thriller de acción. Pero
supuso un cambio muy revolucionario en la industria del cine gracias a la
carismática actuación de Clint Eastwood que, sin duda, creó escuela. Es justo la
aparición de la figura de Harry Callaghan la convierte en indispensable para
cualquier cinéfilo. Y mira que tiene clase el jodío.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 7.3
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