Ya tocaba echarle mano a una de mis películas
pendientes. Hacía tiempo que le tenía ganas por su fama y ya tocaba darle de
una vez.
Una banda de ladrones atraca una joyería de
Londres y se lleva un señor botín. Lo malo es que ninguno de ellos está
dispuesto a compartir y quieren llevarse todo para ellos. Previendo una
traición, George, el jefe de la banda, cambia el lugar dónde éste es escondido antes
de ser encarcelado. Wanda decidirá seducir al abogado defensor para que le
sonsaque el lugar dónde se esconden las joyas. Mientras tanto, Otto, el hombre
de armas de la banda, tortura al ecologista Ken, ya que cree que es confidente
de George y sabrá cuál es el escondite.
Sólo viendo la portada, ya hay algo que no acaba de cuadrar, algo extraño que nos puede hacer pensar que la película va a tirar por el histrionismo y el absurdo. Y tanto. A pesar del interés que las joyas puedan generar, funcionan como un simple McGuffin, una excusa para insistir y mantenernos
ocupados mientras los esperpénticos miembros de la banda se pelean entre ellos
en una serie de situaciones a cada cuál más ridícula y estúpida. El nivel de
histrionismo al que llegan algunos momentos tiene su mérito. Aunque no llega al
nivel de locura genial de sus grandes películas, se nota mucho la mano de los
Python en la dirección y el guión.
ACTORES: Hay que reconocer que todos lo hacen
bastante bien. John Cleese es el mejor humorista y lo demuestra robando cada
una de las escenas en las que aparece, llevando su “aburrido, remilgado y
tópico” personaje a niveles de “estupidez inglesa” bastante curiosos. Un Kevin
Kline pasadísimo de vueltas hace de Otto, un personaje muy peculiar que puede
hacer mucha gracia o provocar mucha tirria, según el día. Pasa lo mismo con el
otro miembro de los Python (Palin)
presente en la película, cuyo tartamudo Ken
resulta divertido y cargante a partes iguales. Por otro lado, una picarona y
divertida Jaime Lee Curtis se lo pasa muy bien con el papel de femme fatale con fetichismos rusos.
DIRECTOR: Charles Crichton demuestra su
talento en esta comedia negra y disparatada, pese al desenlace final, algo
blandete y previsible en mi opinión. Tanto el ritmo como los gags visuales
están bien logrados y, a partir de un
simple atraco desencadena las alocadas desventuras del particular grupo, donde
cada uno trata de conseguir su objetivo mirando sus propios intereses y sin
tener en cuenta las consecuencias de su particular forma de comportarse. Toda
esta alarmante cadena de disparatadas situaciones y escenas nos deparan
bastantes sobresaltos de lo más absurdos y divertidos. Escenas como la del
juicio y la tortura pecicida (delirantes) nos muestran lo genial que puede ser
el humor inglés, aunque también incluya gags como la muerte de la vieja, que
nos muestra lo estúpido que a veces puede ser el humor inglés.
GUIÓN: ¿Posee un buen guión? Pues sí, aunque
también a ratos. La trama se construye y evoluciona a partir de un divertido
enredo, narrado con un ritmo excelente que otorga pocas posibilidades al
aburrimiento. Sin embargo, por momentos flojea y tira –no siempre con acierto–
de situaciones absurdamente tópicas. Intercambia algunos diálogos brillantes y
gloriosos con otros demasiado estúpidos, pero todos en torno a un McGuffin y a
un gusto por el absurdo bastante logrado.
“Si no fuera
por nosotros los americanos Inglaterra sería la provincia más pequeña del Imperio
Ruso!!”
En conclusión, se trata de una película
bastante divertida y de ritmo ágil, de ésas que quiero tener en mi particular
filmoteca.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.0
Dentro de todo el lío, la película fue
nominada a mejor actor secundario (Kevin Kline), mejor director y mejor guión,
que viene a confirmar que hay cierta sustancia en ella. Me sorprende que Kevin
Kline consiguiera llevarse el Oscar por su actuación, que tampoco es TAN
grandiosa. Tampoco conozco las películas con las que competía así que…
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