Después de los libros de Harry Potter, parece que la
Rowling se quedó con las ganas de escribir algo más serio. Tiene su mérito
querer seguir escribiendo después de una saga tan famosa como la del mago con
gafas, y además cambiando de género de una manera tan exagerada. Me regalaron
el libro apenas salió en inglés, por lo que no se iba a rechazar la posibilidad
de leerlo, ¿no?
Título: A casual vacancy (Una vacante imprevista, original
en inglés)
Autor: J. K. Rowling
“Cuando Barry
Fairbrother muere con apenas cuarenta años, el pueblo de Pagford queda sumido
en el shock. Pagford es, esencialmente, un pueblo idílico, con una plaza del
mercado muy coqueta y una abadía antígua, pero lo que yace detrás de esta
bonita fachada es un pueblo en guerra.
Ricos en guerra con
los pobres, adolescentes en guerra con sus padres, mujeres en guerra con sus
maridos, profesores en guerra con sus alumnos… Pagford no es lo que parece en
un principio.
Y la vacante dejada
por Barry en el consejo municipal se convierte en el catalizador para la mayor
guerra que el pueblo ha visto. ¿Quién triunfará en unas elecciones fraguadas
con pasión, duplicidad y revelaciones inesperadas?
Una gran novela sobre
un pequeño pueblo.”
Rowling es consciente del gran precedente que supone ser la
escritora de Harry Potter y ha buscado desmarcarse lo más posible del género. Novela
adulta y sin rastro de magia o fantasía, todo un cambio.
La novela está situada en la bucólica Pagford, donde se
produce una vacante imprevista. Durante las primeras doscientas páginas, la
autora se entretiene en presentarte a la multitud de personajes que tienen
algún tipo de influencia en la vida social del pueblo.
En un primer momento, se produce la muerte de Barry y, poco
a poco, todo el mundo se va enterando. Usando la corriente de noticias como leit motiv, se te van presentando los
treinta personajes que componen el retablo. El problema es que la manera de
presentarlos es dándoles punto de vista para explicar la historia durante unas
dos páginas antes de que se encuentren al siguiente personaje y así sucesivamente.
Hay que reconocer que es todo un ejercicio de virtuosismo, pero exageradamente
confuso. Además de presentarte un montón de personajes en poco tiempo, no hay
ni siquiera un pequeño árbol de familias al final para poder ordenarlos y
ubicarlos un poco y, al principio, es fácil perderse.
Por si fuera poco, la mezcolanza de géneros que se produce
es digna de mención. Tan pronto parece que se dirige hacia la política ficción
e intrigas cortesanas/dinásticas por la política local como se mueve hacia el slice of life o al descubrimiento del
mundo desde un adolescente como al drama existencial. Realmente exige un
destacable esfuerzo consciente para poder seguir el libro durante este trozo.
Sin embargo, una vez pasada esta zona inicial, más o menos para cuando
se convocan las nuevas elecciones, la novela se centra en un tono de drama
social bastante durillo recordando al estilo de Ken Loach y coge ritmo. A partir de ese momento,
las rencillas, las tensiones, los odios que han permanecido dormidos durante
años se desatan con toda su crudeza, y la animosidad tiene raíces profundas. La
incomunicación y la falta de empatía se convierten en el mayor catalizador para
todos los problemas que aparecen en este pueblo aparentemente idílico, reflejo
de la sociedad británica. Mantiene una buena cantidad de tramas que se van
intercambiando con habilidad, siempre con un tono mesurado y fácil de seguir. Es curioso comprobar como las tramas en ningún
momento se llegan a mezclar, se intercalan según el momento, a veces de manera
muy rápida, pero siempre separadas. Todas confluyen en dos momentos de clímax
-la fiesta del 65º aniversario de Howard Mollison y el día de resaca posterior-
muy logrados.
La gran cantidad de personajes no impide que cada uno de
ellos esté desarrollado y sea distinguible de los demás. Al no haber ninguno
con un protagonismo sobresaliente, es difícil destacar a nadie, pero todos
están dibujados con precisión y realismo. Entre todos se despide un aroma de
frustración, sueños rotos, promesas nunca cumplidas y unos enormes problemas de
comunicación, transmiten una sensación de viveza poco habitual. Son personas que quieren y aman, pero que viven solas, alejadas
de aquellos con los que habitan, presas de traumas, inseguridades y
desconfianza.
Además, cada personaje se nos presenta dándole punto de
vista. Ninguno de ellos se describe a si mismo, todos creen estar muy felices
consigo mismos pero se dan cuenta de todos los defectos de los demás. Perciben -y
describen- el mundo y el prójimo de acuerdo con su lógica, dejando claro que
ellos hacen siempre lo correcto y los demás se equivocan. La manera de
expresarse y de ver el mundo es distinguible de un personaje a otro y provoca
que, inicialmente, lleguemos a justificar las acciones de los que
posteriormente comprobaremos que son verdaderamente unos tarados mentales.
Los que aparecen más páginas son los siguientes:
Andrew Price: Es un adolescente que está empezando
a descubrir el mundo. Es quizás el más neutro de todos los personajes, ya que es el que
ve el mundo de una manera más cercana a como es. Ha vivido toda su vida con
miedo debido a los abusos de su padre. Una vez su padre decide presentarse a
las elecciones, Andrew se decide por fin a intentar evadirse de su yugo.
Howard Mollison: Alcalde de la ciudad. Es un hombre
obeso y entrado en años que considera Pagford como su propiedad. Como todo político,
tiene su particular manera de considerar que es lo mejor para el pueblo. Amante
de la decencia y la tradición, considera que las cosas deben ser “como está
mandado”.
Parminder Jawanda: Es la médico del pueblo. Durante su
vida ha tenido que pelear duro por todo. Por ser mujer, india y médico y
querer vivir felizmente en un pequeño pueblo apegado a las tradiciones y no muy dado a los cambios y a los
extraños. También es la jefa de la oposición y se preocupa por los demás más
que por los de su familia. Como ha tenido que trabajar duro para progresar,
exige a la gente de su alrededor que trabaje tanto como ella.
Samantha Mollison: Es la nuera de Howard. Antaño fue la
belleza del pueblo, con muchos sueños por cumplir, pero un embarazo inesperado
la retuvo en el pueblo. Ahora a sus taitantos, frustrada y aburrida, intenta
buscar algún aliciente en su vida mientras recuerda su pasado, entre copa y
copa.
Krystal Weedon: Lo mejor que se puede decir de ella
es que ha tenido mala suerte. Con una madre prostituta y drogadicta, padre
desconocido y una vida anclada en la miseria, a sus dieciséis, ha visto
demasiadas cosas malas. Marcada por el rechazo del resto de la sociedad, aún
así, intenta llevar su hogar criando a su hermano e intentando que su madre no recaiga en su adicción. Su dura
infancia la lleva a buscar soluciones muy directas para sus problemas, a todas
luces demasiado expeditivas para los cánones de una sociedad excesivamente
conservadora.
En estas casi setecientas páginas Rowling ha querido hacer
dos cosas:
-
Distanciarse
lo más posible de cualquier referencia que se pudiera hacer a Harry Potter.
Tanto la temática como la manera de tratar la historia son radicalmente
diferentes a las aventuras del niño mago, ya que estamos ante un drama de
pañuelo con bastante enjundia.
-
Demostrar
que sabe escribir. Durante años se le ha criticado que ha tenido tanto éxito
por pura suerte, con unos libros muy simples y quiere que quede claro que puede
atreverse a hacer cosas complejas. Supongo que por ello encontramos tanta
complejidad gratuita en la trama y en los personajes. No queda mal, pero exige
un esfuerzo al lector
La lástima es que las doscientas primeras páginas se hacen
bastante difíciles de leer debido a la confusión provocada por la manera de
presentar a los personajes y situar la acción. A partir de entonces, el libro
es un drama social con muchas historias reconocibles de gente corriente, bien
escrito y desarrollado. Al principio, las vidas de gente mediocre y fracasada te puede parecer tediosa, pero al final me he encontrado leyendo interesado el devenir de esta gente mediocre y reconocible en tu día a día. Sobrevivir al tostonazo del primer trozo tiene su
premio, pero no sé hasta que punto otros lectores menos pacientes tendrán ganas
de tirar antes el libro a la basura.
Nota: 6
Nota anobii: 3.5/5
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