Hoy ha tocado revisitar una de las películas más
desternillantes de mi juventud. El conocer previamente todos los chistes -los
gags siguen frescos en mi memoria- no ha evitado el reírme con una comedia
romántica -porque ante todo, es romántica- muy perversa, con muy mala leche y
que realmente marcó una tendencia a la hora de hacer comedias gamberras.
Todo comienza cuando Ted, un tímido y atontado joven, consigue
ver realizado su sueño y salir con la bellísima y carismática Mary. Un
desgraciado accidente provoca el fracaso de la cita y Ted pierde el rastro de
Mary. Años después, Ted contrata a un detective para que la localice, pero no
podía prever que el detective también se enamoraría de Mary, como toda la
constelación de hombres que orbitan alrededor de ella. Todos perdidamente
enamorados de Mary, que no parece darse cuenta de nada de lo que ocurre a su alrededor. Si es que Algo pasa con Mary…
Aunque ya habían tocado el éxito con Dos tontos muy tontos, ésta fue la película que lanzo a la fama definitiva a
los hermanos Farrelly. Hay que reconocer que es una comedia entrañable y
diferente, que además nos brinda una absurda y disparatada historia de amor
extrañamente creíble. Tiene momentos absolutamente desternillantes en los que
más de uno se debe de haber partido el pecho y que ya han pasado a la historia
del cine. Supuso un inesperado soplo de aire fresco a la plétora de aburridas,
recatadas y previsibles comedias románticas que habían invadido la pantalla en
la época.
ACTORES: Tontorrón, tímido, metepatas… Ben Stiller parece
haber nacido para este papel. De la misma manera que Cameron Diaz que, por una
vez hace de la persona más lista -ejem- de la película. Los dos destilan una química
inesperada y Díaz está más fresca y agradable que nunca -me refiero a su
actuación, mentesucias!-. Matt Dillon está insuperable y su carismáticamente
desagradable personaje se hace impagable, sosteniendo sin duda la película. Hay
momentos que no sabes si odiarle o compadecerte de este grimoso idiota
enamorado.
DIRECTOR: Los Hermanos Farrelly siempre han seguido el
mismo patrón para hacer películas. Agitan la coctelera para sacar todos los
gags que se les ocurren y los embuten -sin filtro- en una misma película, con
algo parecido a un argumento para tener excusa de que están contando una
historia. Sin embargo, aquí aún estaban empezando y decidieron crear primero el
argumento y luego vomitar todos los chistes. Quizás por ello estamos hablando
de una película mucho más redonda de lo habitual. Además, el extraño estado de
inspiración de los Farrelly en está película consigue hacer aparecer una buena
cantidad de gags gamberros y descacharrantes. Por otro lado, no podemos decir
que sean grandes directores y la película acaba siendo muy irregular, con
agujeros de ritmo y unas cuantas secuencias insulsas.
GUIÓN: Los hermanos Farrelly tienen pinta de haber sido los
graciosillos de la clase. Eso sí, bastante buenos en su oficio de ser los
payasetes de la clase, los culos de mal asiento y que traían de cabeza a
compañeros y profesores, aunque cuando no eran las víctimas de la mofa,
probablemente sonriesen ante el ingenio de algunas de las trastadas. En
este caso, firman un guión con una historia plagada de situaciones inverosímiles,
pero que, sorprendentemente, no resultan irreales. El ritmo es deficiente, pero
la calidad que consiguen con según que chistes hace pasables las incoherencias
del guión: la escena del fijador, el perro escayolado, la cremallera, los prismáticos…
La película resulta delirantemente cómica, con unos actores
en estado de gracia y unos chistes espectaculares que hacen olvidar sus
defectos. Es simpática y inexplicablemente entrañable. Innovó en su humor
gamberro y políticamente incorrecto para contar una historia romántica de
forma chispeante. Generó -a cargo sobretodo de los mismos directores- una moda de
películas groseras de humor soez, la mayoría de calidad más que discutible.
Ideal para ver -sin niños cerca- cuando se quiera pasar dos
horas de risas.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.2
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