MÁS GRANDE, MÁS LARGO, SIN CORTES.
Stallone lo ha repetido y ha reunido a su antigua cuadrilla
para volver a hacer saltar todo por los aires. El malvado Villain (Van Damme)
mata a uno de los mercenarios de Stallone y, como debe ser, la venganza no se
sirve fría, sino con todas las explosiones, golpes y muertes posibles. La
magnitud del enemigo obliga a Stallone a unir sus fuerzas con otros jefes de
mercenarios, cada cuál más conocido y más pasado de vueltas.
Si la primera parte vivía de buenas coreografías de puñetazos
y explosiones con mucho gamberrismo y carisma, en ésta Stallone decide poner
TODA la carne en el asador y la película abraza abiertamente cientos de saltos en la
lógica narrativa en aras de impactar al espectador con un chute de adrenalina y
nostalgia como pocas veces se ha visto en pantalla. A poco de comenzar se hace
evidente que los especializados mercenarios de Stallone pierden un poco de
protagonismo ante la llegada de los otros capitanes mercenarios.
Schwarzennagger, Willis, Norris… Los pesos pesados han llegado y la competición
por ver quién la arma más bestia es feroz. ¡Todo un desparrame, vamos!
El desarrollo de los personajes es abiertamente nulo. Es
obvio que ya conocemos a todos y cada uno de ellos. La sensación de amenaza
letal que crean es marca de la casa, sin necesidad de recursos narrativos para
crear motivaciones. Esta película, tal como puede ocurrir con otras de Lynch o
Malick, vive de provocar sensaciones y buscar momentazo tras momentazo. ¿Qué
encontramos? El más tierno, emotivo y estruendoso homenaje posible a las
películas de acción de los ochenta. Es la película que todo adolescente criado
en esa época hubiera podido soñar. Coreografías de acción perfectamente
estudiadas, violencia exagerada y sin sentido y grandes peleas cuerpo a cuerpo
tan pasadas de vueltas que no pueden sino provocar nostalgia y diversión a lo
grande.
Exagerada, grandilocuente y pasadísima de vueltas. Lo mejor
se encuentra en que las leyendas se ríen de sí mismos, y se autoparodian unas a
otras. El humor chulesco y de machos dominantes no podía faltar, y por supuesto
la gran camadería y buen rollo que desprende la película. La cantidad de
chistes, burradas y gamberradas autoconscientes que hay en el film es
grandiosamente chusquera y brutal. "Pertenecemos al museo", dicen. A
quien %$*! le importa. A ellos no, en absoluto. Su capacidad para el genocidio
sigue intacta. "I´ll be back", la patada voladora del francés, el
labio medio caído, la calva, la barbita. Eso nunca muere, no se olvida. Y todo
en esta película, reunido.
Resumen de los motivos para ver esta película:
1º Encontrar en una sola película a todos tus ídolos de la
infancia no tiene precio.
2º Da lo que promete: acción, tiros y peleas. En definitiva: adrenalina.
3º El guión está lleno de guiños a nuestros clásicos favoritos del cine de acción.
4º Es ideal para ver con amigos porque te ríes a carcajadas de lo excesivo de algunas escenas de acción.
5º Porque el que tenga las santas narices de llamarles por la espalda “viejas glorias” no tendrá el valor de hacerlo a la cara después de ver las salvajadas que hacen en este film.
6º Porque en el fondo da igual lo que nos guste el cine complejo, introspectivo o psicológico y lo pseudo-intelectuales que nos creamos al debatir sobre éste. Todos tenemos debilidad por el buen cine de acción.
7º Chuck Norris, Chuck Norris,Chuck Norris, Chuck Norris,Chuck Norris, Chuck Norris, CHUCK NORRIS
Quizás la película que es más a la perfección la película
que quiere ser.
Nota: IT’S OVER NINE THOUSAND!!!!
La comicidad del personaje de Lundgren es inesperadamente
descojonante para un actor tan limitado. Llegar la casa y que pongan una de sus
películas de hace veinte años no tiene precio.
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